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Estaciones de Joseph Palmer
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
Los personajes e historias de Ranma 1/2 son copyright (c) Rumiko Takahashi y han sido usadas aquí sin permiso ni licencia.
No se reclama derecho de propiedad alguno sobre este trabajo. Esta obra es estrictamente para uso no comercial, y ha sido creada sólo para el disfrute de los fanáticos.


Invierno

Ranma abrió sus ojos lentamente y se quedó mirando las vigas del techo. Nunca antes lo había notado, pero esta noche se veían algo diferentes. Las marcadas sombras que normalmente atravesaban los tableros eran algo más suaves, y la luz un poco más azul. Ranma sintió un leve escalofrío. Esta noche seguramente sería la más fría, y podía presentirlo. Se volvió encima de su estómago y empezó a tirar la colcha por sobre su hombro. Su pecho empezó a sentirse más frío y... húmedo.

Un momento después se sentó e inspeccionó su colchón con sus manos... Una gran mancha de humedad cubría la mitad izquierda y, al lado de ella, yacía un balde metálico volcado. Ranma-chan observó a su padre, que en ese mismo momento era un gran panda ligeramente húmedo. Meditó por algunos momentos y, teniendo en cuenta las pistas que estaban a mano, formuló una hipótesis que encajaba con la evidencia.

Se levantó y sostuvo el balde con la idea de golpear a su padre con él. El asa crujió levemente, pero su sonido pareció un disparo. Se detuvo, escuchando disiparse el eco del sonido. La casa estaba en silencio. El murmullo constante de Tokyo se había detenido, a excepción del silbato de un lejano tren. Ranma-chan dejó el balde en el suelo. Esperaría hasta mañana para ajustar cuentas. Quizás habría hasta una capa de hielo en el estanque.

Se deslizó hacia la puerta y salió. El vestíbulo estaba bañado por una luz suave. Su atención se dirigió a la ventana. Afuera, los copos de nieve parecían deslizarse hacía el suelo, a regañadientes, haciendo varias pausas, como si cada uno de ellos siguiera una compleja coreografía. Escogió uno de los copos y lo siguió con la mirada hasta que alcanzó la blanca manta que cubría el patio. Magnetizada, miró fijamente a la luz de la calle mientras la nieve la cubría.

Algunos momentos después se estremeció, contuvo un estornudo y consideró la posibilidad de cambiarse sus ropas húmedas. "¿Cuánto tiempo he estado de pie aquí?", pensó. "Debe ser este cuerpo de chica que me hace actuar así."

Silenciosamente bajó las escaleras y entró a la cocina. Llenó una tetera y la puso en el quemador, activando el control para encender la llama, pero no escuchó ningún siseo de gas, sólo el manso zumbido del refrigerador y el tic-tac del reloj. Probó el termo, pero todo lo que obtuvo fue un goteo de agua fría. "Quizás el baño aún esté lo suficientemente caliente", pensó.

El cuarto del lavado parecía un poco más cálido, y el reflejo de la luz nocturna era todo lo que necesitaba. Ranma se sacó el pijama húmedo y lo echó en el cesto del lavado, recogió una toalla grande y deslizó la puerta del baño. Un ola cálida de aire ligeramente perfumado pasó sobre ella, mientras una ola fría a su espalda la impulsó a cerrar la puerta con rapidez. Estaba buscando las luces cuando una voz que surgió de la bañera detuvo su mano.

--Ranma... por favor deja las luces apagadas --dijo Akane. Ranma se volvió y vio a Akane en la bañera, observando por la ventana hacia fuera.

--Akane. Oh, ah, lo siento. Regresaré más tarde --dijo Ranma encaminándose a la puerta.

--Espera...--dijo Akane--. Está bien. No te vayas.

--Pero tú estás... --murmuró Ranma-- ... en la bañera.

--Ven y caliéntate antes de que pesques un resfrío. Después de todo, ¿no querrás desperdiciar la oportunidad de fisgonear a una marimacho? Ah... no respondas.

Ranma suspiró y caminó cautelosamente hacia el otro extremo de la tina, evitando mirar a Akane, y agradeciendo que ella le hubiera dado una oportunidad de quedarse callada. Al menos, por ahora.

--¿Y que te ha hecho venir acá, Ranma?

--Por lo que puedo decir, papá sintió frío en medio de la noche y decidió que estaría más caliente como un panda húmedo. Derramó medio balde de agua en mi cama durante el proceso. Bajé a buscar un poco de agua caliente para poder cambiar de nuevo.

--¿Por qué quieres cambiar? ¿No habría bastado con que te secaras y te cambiaras de ropa?

--Sí, pero este cuerpo de chica es un poco más difícil de temperar --Ranma hizo una pausa--. Nunca le había dicho eso a nadie.

--Será nuestro secreto.

--¿Y que estás haciendo tú, a estas horas, en el baño?

--¿Y con mi prometido? --concluyó Akane. Ella miró a través de la ventana--. Adoro mirar la nieve. Una vez, cuando era pequeña, mi mamá me trajo a la bañera durante una tormenta de nieve y nos quedamos sentadas aquí mirando. Desde entonces me gusta salir a escondidas en la noche cuando nieva, especialmente en la primera nevada del año, como hoy. Pienso sobre muchas cosas. A veces pienso en mamá. Nadie lo sabe... --. Hizo una pausa y miró a Ranma --... excepto tú.

Ranma miró a Akane tímidamente. Akane sonrió.

--¿No deberías haber cambiado ya?

--Toma un poco más de tiempo cuando el agua está tibia.

--Me gusta así de tibia. Puedo quedarme más tiempo que si estuviera caliente --dijo Akane.

--Siento molestar tanto. Intente ir antes a la cocina. No pude encender el quemador. Sonaba como si se hubiera acabado el gas, y el termo estaba vacío.

--Eso es gracioso --dijo Akane--. Kasumi calentó mucha agua para el té de esta noche. Nabiki salió con sus amigas, y nuestros padres decidieron tomar sake durante toda la tarde. Debería haber quedado agua en el termo y el quemador debería estar funcionando.

Ranma sintió que el cambio ya venía, una sensación extraña en las partes más afectadas, seguida por algo que se sentía como si estuviera flexionando sus músculos, pero que ocurría involuntariamente. Había intentando algunas veces que el proceso fuera más lento, sin resultado. Era como intentar reducir la velocidad de un hipo o un estornudo. Su incremento de tamaño causó una pequeña ola que cruzó la tina y salpicó la barbilla de Akane, lanzando un par de salpicaduras fuera de la bañera.

Akane se rió.

--¡Por fin! ¡Estaba empezando a creer que te habías quedado atascado de nuevo!

Ranma repentinamente fue consciente de la presencia de Akane. El sonido de su voz hacía que su corazón retumbara, y, de pronto, reconoció que la esencia en el aire era de su shampoo o lo que fuera que ella usaba. Casi con pánico, advirtió que ella estaba en la tina junto a él, y que la luz de afuera hacía que pareciera tan... tan... bonita.

--Será mejor que me vaya antes de que nos pillen juntos --dijo.

--No te preocupes. Con todo el sake que nuestros padres tomaron, no hay muchas posibilidades de que se levante alguno de ellos hasta tarde, Nabiki regresó tarde y Kasumi... --Akane se detuvo y pareció perpleja.

Ranma había recobrado la mayor parte de sus sentido, y por una vez no inició una discusión.

--¿Qué hay con Kasumi? --preguntó.

--Ella estaba actuando rara. Cuando llegué, ella apagó la televisión, me dio una excusa extraña y se fue rápidamente a la cocina. Cuando la encendí, todavía estaba el informe del tiempo. Y cuando me fui a acostar, pude verla entrar a su cuarto con un balde...

--¿No estarás insinuando que fue ella quién empapó mi cama y plantó la evidencia en papá, o sí? Y yo que estaba planeando lanzarlo al estanque mañana en la mañana.

--¿Por qué tienes que estar siempre peleando con tu padre?

--Yo no... --protestó Ranma, y se detuvo, pensando que no era bueno empezar ahora una discusión--. No lo sé, la mayor parte de las veces es sólo entrenamiento. A veces me hace enojar a propósito. A veces yo soy el que me enfado cuando pienso en algunas de las locuras en las que me ha metido.

--Como... --sugirió Akane.

--Como el viaje a China, el acuerdo con mi madre, y todo lo que tenga que ver con Happosai.

--¿Qué hay acerca del acuerdo con mi padre?

Ranma se detuvo.

--Eso es... --se ruborizó--. Eso está bien --. Se quedó sentado en silencio por un largo tiempo. El viento disminuyó un poco, y la nieve cedió un poco, pero el resultado era un blanco cercano afuera. En alguna parte de la casa, una tabla crujió con un sonido repentino que sobresalto a los dos.

--Yo sólo estaba pensando... --Akane rompió el silencio-- sobre compartir algún día esto con mi propia hija.

--O hijo --agregó Ranma, como si estuviera en trance. Ellos se habían estado mirando por largo tiempo.

Finalmente Akane dijo.

--Deberíamos ir... arriba.

--Bien. Probablemente deba ir yo primero. --Ranma se levantó, colocando una toalla alrededor de su cintura. Salió de la tina y se dirigió a la puerta.

--Ranma... --Akane se había dedo vuelta en la tina y le estaba observando con su barbilla encima de sus brazos cruzados en el borde de la tina -- ... buenas noches.

--Buenas noches Akane --Ranma cerró la puerta, se secó y se vistió con una sudadera que había dejado para lavar antes.

Subió los escalones e hizo una pausa en la cima para mirar al patio. La nieve había dejado de caer, dejando un manto brillante sobre el patio y la azotea, hasta donde alcanzaba su vista. Era como un paquete de regalo, y en sólo unas horas más el pueblo despertaría y todos los niños impacientes saldrían a abrirlo sin detenerse a mirar.

--Bonito, ¿verdad? --susurró Akane.

Ranma casi saltó fuera de su sudadera.

--¿Cuánto... cuánto rato has estado ahí? --murmuró.

--Sólo un minuto, o dos --ella apretó la mano de Ranma, y acercándose a él suspiró en su oído --. Buenas noches, de nuevo.

Mientras ella se acercaba a él, nuevamente se sintió consciente de su cercanía, de su perfume, de la calidez de su respiración en su mejilla. Ranma miró como Akane caminaba hasta el final del vestíbulo y, con un movimiento largamente practicado, abrió su puerta silenciosamente. Se volvió y le ofreció una sonrisa y una ligera inclinación mientras entraba. La puerta se cerró sin ruido detrás de ella. "¿Cuando tiempo estuvo allí?", se preguntó. Quizás era más que sólo su cuerpo de chica, después de todo.

Ranma entró en su cuarto y cuidadosamente extendió su cama. El techo se veía igual que siempre, los mismos patrones distintivos de luz y sombras. Al menos algo volvió a la normalidad, pensó. Puso su cabeza en sus manos mientras sus pensamientos sopesaban los acontecimientos de esa noche. Rodó sobre su estómago y su pecho empezó a sentirse frío, y una sensación extraña empezó...



Fin

Nota del autor:

Esta historia vino de ninguna parte. Espero que les halla gustado. Como pueden notar, prefiero el lado romántico de la historia de Ranma y Akane. He observado la serie de TV completa (en japonés), las películas, las OVAs y he coleccionado todo el manga (hasta el número 31) y mi parte favorita de la historia es el lento romance que se va construyendo entre ambos.
Aunque no sea seguro, yo también me suscribo a la teoría de que Kasumi sabe mucho más de lo que aparenta.
Honestamente adoro recibir correo de los amigos que han leído mis historias. Si les han gustado, por favor suelten una linea a mailto:jpalmer@best.com
Mis otras historias se pueden encontrar en mi página http://www.best.com/~jpalmer/fanfic/fanfic.shtml

"Invierno" 1994, Joseph Palmer
 
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Ultima actualización: sábado 22 de enero de 2000
 
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