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Domando al caballo de Vince Seitert
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
Los personajes y situaciones de Ranma 1/2 son copyright (c) Rumiko Takahashi.
Derechos de publicación en Japón de Shogakukan Inc.
Derechos de publicación en Estados Unidos de Viz Inc.
Este trabajo no pretende infringir estos derechos.


Parte 6:
Manada
 
   Los caballos son animales sociales por naturaleza. Un caballo dentro de una manada exhibe conductas y actitudes que pueden ser muy diferentes de las que pueden ser observadas cuando está sólo... Cuando un caballo es trasladado de una manada a otra, su relación con la manada es propicia al cambio y debe esperarse que su propia conducta y actitud cambien.
--Domando al caballo: la guía del jinete

Kuno Kodachi se detuvo ante la puerta que conducía a la oficina de su padre, golpeó y entró.

--¿Papá?

--Aloha, keiki --respondió el director Kuno desde su silla de playa, bajo la palmera transplantada. La suave melodía de un ukelele podía oírse en el fondo.

Kodachi ocultó la molestia que le producía la arena crujiente bajo sus pies y ensayó una sonrisa dulce en su rostro.

--Papá, tengo un favor pequeñito que pedirte...

El director se encogió de hombros.

--¿Cómo qué?

Kodachi inspiró profundamente.

--Nada me haría más feliz que pudieras hacer que Ranma Saotome sea transferido a la escuela de San Hebereke --suspiró.

Las cejas de Kuno se elevaron por encima de sus gafas.

--¿Ranma? Pero me parece recordar que San Hebereke era una escuela de señoritas.

Kodachi rechinó sus dientes.

--Sí papá. Lo sé. Pero averigüé que también puede convertirse en una chica.

"Y que lo habías sabido por meses, destartalada excusa de padre..."

Sacudió su mano con desdén.

--Estoy segura que, desde tu posición, puedes superar cualquier... irregularidad... ¿cierto?

Kuno rió.

--De la clase de... ¿cuál cajita hay que marcar en la pregunta de "sexo"? --meditó un momento sobre el asunto---. Hum. No te prometo nada, keiki, pero veré lo que puedo hacer.

--Muchas, muchas gracias papá --respondió Kodachi, saliendo apresuradamente, antes de ceder al impulso de estrangular a su padre con su propio collar de flores.

Kuno ponderó el asunto. Una sonrisa apareció lentamente en su rostro.

--¡Já, já! ¡Eso es lo que haré! ¡Ese Ranma necesita probar el sabor de la disciplina católica! ¡Haré que ese chico... no, ESA chica... se discipline! Además Ranma odia ser una chica.

Una pausa.

--¡Eeeey! ¿Y si además transfiero a Tendo Akane? ¡Ella le causará el doble de problemas! ¡Y quizá le pellizque la nariz a Kodachi también! Como romper dos cocos con un machete... ¡o tres! ¡Jajajaja!
 


Ranma corrió hacia el portón abierto de los Tendo, sosteniendo cuidadosamente su paraguas para mantenerse alejado de la lluvia, y se encontró con Akane, que ya estaba de pie afuera, sosteniendo el suyo. Su cara estaba muy seria. "Bueno, sospecho que la mía también lo está". Se detuvo bajo el tejadillo del frente y le sonrió.

--Eh, Akane...

Ella devolvió su semi-sonrisa.

--Tenemos un problema...

--Ranma, tenemos un problema...

Ranma suspiró e hizo un gesto para que ella hablara primero.

--Ranma, mi papá recibió una carta ayer --empezó a decir--. He sido transferida a San Hebereke.

Ranma se quedó con la boca abierta.

--Iba a decir lo mismo --dijo con incredulidad--. También me transfirieron a San Hebereke.

Akane dejó caer su paraguas, sonriendo como un amanecer, y lo rodeó con sus brazos.

--¡Oh, eso es maravilloso! --exclamó ella.

--¡Eh! ¿Qué diablos tiene eso de maravilloso! --protestó Ranma, aunque devolvió el abrazo-- ¡Es una escuela de chicas!

Akane retrocedió.

--¡Ups! No había pensado en eso. Yo sólo estaba angustiada porque tendría que ir a otra escuela... sin ti.--Es una escuela de chicas --repitió Ranma--. ¡No puedo ir a una maldita escuela de chicas!

Akane lo observó.

--Creo que necesitamos hablar sobre esto, Ranma. Vamos adentro.

--¿Sobre la escuela?

--Sobre otras cosas más importantes. Ven.

Akane arrastró a Ranma hacia el dijo. Cerró las puertas detrás de ellos y se volvió. Ranma todavía se veía malhumorado. La lluvia crepitaba afuera y el dojo se sentía fresco y húmedo. Akane se arrodilló en el suelo. Después de un momento, Ranma se sentó enfrente de ella.

--¿Tu carta también decía que habías sido premiado con una beca por rendimiento destacado en artes marciales?

--Sí --dijo Ranma--. Supongo que el equipo de gimnasia rítmica necesita apoyo.

Se quedaron mirando fijamente.

--¡Kodachi! --dijeron a coro.

--Esa bruja --farfulló Ranma--. Claro, tiene que ser ella. Ahora que sabe de mi y de la "chica de la coleta", todo tiene que ser un plan para tenerme donde quiere. Bueno, ¡no le daré en el gusto! --concluyó mientras se ponía de pie.

--Espera, Ranma --dijo Akane con firmeza--. Piénsalo un poco más.

Ranma la miró.

--¿Qué más debería pensar? ¡No puedo ir a una escuela de chicas!

--Sigues repitiendo eso. Cállate por un minuto y escúchame, Ranma. San Hebereke es una escuela mucho mejor que Furinkan. Claro, los estudiantes tienen cierta reputación de excentricidad, pero tiene mejor equipamiento, mejores profesores, normas más elevadas, mejor todo. Graduarse de San Hebekere significa más que graduarse de Furinkan. Es más caro, también. No hay forma de que nuestras familias puedan permitirse el lujo de enviarnos ahí, si no fuera por esta beca. Yo quisiera ir, y quisiera que tú vinieras conmigo.

--Akane... Es. Una. Escuela. De. CHICAS...

--Puedes ser una chica si lo deseas.

La cara de Ranma pareció colapsar. Se sentó de nuevo, de golpe, y miró fijamente a Akane, horrorizado.

--No... No tú también.

Akane extendió su mano y tomó la de Ranma. Estaba fría y temblorosa.

--¿Es por lo de tu madre y el asunto de su "hija"?

Ranma asintió silenciosamente.

--Ranma, por favor, escúchame. Yo no quiero... no quiero hacer algo que tú no quieras hacer pero, por favor, dame al menos la oportunidad de tratar de convencerte. Si no puedo, bien, lo haremos a tu modo, lo prometo. Si he dicho que iré contigo dondequiera que vayas tú, eso también incluye la escuela.

Ranma se alegró un poco ante eso. Apretó ligeramente su mano y esperó.

Akane ordenó sus pensamientos y empezó.

--Ranma, he estado pensando en esto durante mucho tiempo. Sólo tengo una vaga idea de lo que esa maldición significa para ti, pero también debes saber cómo me siento yo acerca de ella. Tienes que entender que nunca te he conocido sin ella, así que, para mí, es sólo parte de la forma en que eres. No... ¡déjame terminar! Ranma... Te amo de la forma que eres. Con maldición y todo. Sólo desearía que tu forma de chica no fuera tan bonita y curvilínea, porque a veces me hace sentir envidiosa, pero en realidad no me molesta... En cierto modo me simpatiza. Sé que entiendes muy poco de lo que significa ser una chica, pero es como si fueras una amiga y un amigo, al mismo tiempo. Puedes practicar conmigo como chica. Quizá... quizá, cuando llegue el momento, puedas hacerle clases a las mujeres en el dojo mejor que una verdadera. Ahora, puedes venir a una escuela de chicas conmigo, si lo deseas... Pero me hiere verte odiar ser una chica. Por dos cosas. Primero, porque es una manera de decir que ser una chica es, de alguna forma, peor que ser un chico, y tú sabes lo que pienso sobre eso. Pero, mayormente... --contuvo un sollozo-- ...mayormente porque ERES un chico que, a veces, es una chica, y no eres feliz con eso, y yo realmente, realmente deseo que seas feliz, Ranma, y me hiere tanto... tanto cuando no lo eres.

Dos lágrimas resbalaron por sus mejillas, pero mantuvo sus ojos fijos en los de Ranma.

Ranma suspiró y bajo su mirada, pero mantuvo tomada su mano.

--¿Es todo? --dijo después de un momento.

--Por ahora. Es tu turno.

--Akane, no sé si te puedo explicar acerca de lo que significa ser un hombre...

Río sin humor.

--No sé si puedo explicármelo a mí mismo. Es un asunto de confianza. Supongo que algunos lo llamaran orgullo. Pero es así como fui educado, por mi padre y por mi madre, y no es algo que pueda tirar así de fácil. Especialmente... especialmente cuando soy una... una... maldición.

Su cara se transformó, pareciendo casi enfadado.

--Yo... temo... que si me permito el acostumbrarme a ser una chica, deje de ser un hombre.

Hizo una pausa, continuando con un susurro.

--Si eso pasara, podría perder el Arte, podría perder a mi familia, y podría... podría perderte a ti.

Akane agitó su cabeza, pero no habló.

Ranma la miró, y prosiguió.

--Dos veces he estado atascado como chica. Las dos veces podría haber sido para siempre si las cosas hubieran salido mal. Incluso... incluso temo que si me quedo demasiado tiempo como chica, la maldición pueda bloquearse por si misma. Ir a la escuela como chica sería... --se encogió de hombros--. Y si me quedó como una chica, podrían cancelar el compromiso y alejarme de ti. Y si mi mente se convierte en la de una chica, ellos lo harán aunque tenga un cuerpo de hombre.

--¿Y dejarías que lo hicieran? --murmuró Akane--. ¿Crees que lo permitiría?

Ranma se encogió de hombros con resignación.

¡Splat!

El sonido hizo eco al interior del dojo, y Ranma miró a Akane sorprendido.

--Akane...

--Eso fue por estar pensando como un perdedor --le informó Akane seriamente--. ¡Y por insultarme!

Se inclinó hacia adelante, y prosiguió.

--Y esto... por estar preocupado de perderme.

Ella lo besó, cuidadosa y completamente, y volvió a apoyarse en sus rodillas.

--Nunca entenderé a las chicas... --murmuró Ranma, tocando su mejilla y haciendo una mueca de dolor.

Akane sonrió.

--Otra razón para pasar tiempo como una ¿no? --prosiguió con serenidad--. Quizá quieras confirmarlo con Kasumi. Ella tiene libros sobre eso. Pero... tú sabes sobre el yin y el yang, ¿cierto?

Ranma se encogió de hombros.

--Claro... ¿quién no?

--Buen, considera esto. Cada persona tiene su parte de yin y de yang, hombre o mujer. Las mujeres tienen en promedio más yin que yang. Los hombres más yang que yin. Pero todos poseen ambos. Si no, están descompensados, fuera de balance. Yo... yo soy una marimacho porque tengo más yang que la mayoría de las mujeres, o, por lo menos, más de lo que se supone que las mujeres tengan. Tu yin y yang están desbalanceados a causa de tu maldición, y eres infeliz debido a que no has podido encontrar un equilibrio. Pero piensa que hay dos formas en las que puedes ser feliz, y sólo una de ellas es encontrar una cura. La otra es encontrar un nuevo balance en lugar de esforzarte en conservar el antiguo. Los libros de Kasumi dicen que, biológicamente, no hay diferencias entre el cerebro de un hombre y el de una mujer excepto, um, niveles hormonales y... um... "roles sociales". Ranma, has ganado un montón de tus luchas cambiando las reglas... ¿no puedes ganar esta de la misma forma?

Ranma la miró.

--Rayos, Akane. Realmente HAS estado pensando acerca de esto.

Su tono era de admiración.

Akane sintió que su rostro se encendía.

--Si, seguro --dijo--. Es importante para mí. Tú sabes por qué.

Ranma miró hacia abajo mientras jugueteaba con sus dedos.

--¿Qué hay sobre, uh, el sexo?

--Ya te lo dije. No hasta que estemos casados.

El rostro de Akane se encendió aún más.

Ranma agito sus manos frenéticamente.

--¡No! ¡No es eso lo que quería decir!

Akane se debatió entre el alivio y la desilusión.

--Bueno, entonces... ¿qué?

--Supónte que... glup... Supónte que yo, er, mi cuerpo de chica, empiece, uh, a interesarse por, uh... ¿los chicos?

Akane pensó con rapidez. Entonces decidió obedecer a su impulso inicial.

--Entonces te golpearía. Mucho. Con fuerza. Con muchos objetos grandes, duros, pesados y dolorosos. De la misma forma en que lo haría si te descubriera interesado en una chica... una que no fuera yo, por supuesto. Hasta que ya no estuvieras interesado más en los chicos.

Ranma empezó a reír. Después de un momento, Akane rió también.

--Gracias, marimacho --dijo Ranma, finalmente--. Eso me hace sentirme mejor.

--Realmente eres un pervertido --dijo Akane tiernamente. Tomó su manó nuevamente y la apretó.

--Dado que lo mencionas --dijo Ranma con renuencia--, ¿que tendría que hacer con, tú sabes, baños, camarines y esas cosas?

Akane pareció sorprendida.

--En eso si que no había pensado --admitió--. ¿Podrías mantener los ojos cerrados, o algo así?

Ranma agitó su cabeza con tristeza.

--No sería práctico --dijo.

Sus ojos la desafiaron.

--Además, has dicho que debo intentar ser realmente una chica cuando tenga el cuerpo de una. Vas a tener que asumir eso.

--Bueno, nadie en San Hebereke sabrá que en realidad no eres una chica, excepto Kodachi y yo.

Akane estaba pensando en voz alta.

--Lo que no sepan no les molestará... sólo tendrás que evitar el agua caliente.

--Lo que debería ser más fácil que evitar el agua fría, al menos --reconoció Ranma.

Akane asintió.

--Así que... ¿podrás autocontrolarte cuando enfrentes un camarín lleno de chicas desnudas?

Ranma se encogió de hombros.

--Ya lo he hecho antes --dijo--. En los baños públicos, las termas... me has sacado a patadas del vestidor de Furinkan un par de veces y, por lo que puedo recordar, fue porque temías que molestara a alguien y no porque estuviera molestando a alguien. No soy Happosai.

--Punto --admitió Akane con renuencia.

"¡El ha estado pensando sobre el tema!"

--Y, por cierto... --dijo Ranma, levantando una ceja-- ¿qué hay de ti?

--¿De mi? --preguntó Akane, pero su corazón saltó. Ella sabía a que se refería la pregunta. Los ojos de Ranma le decían que él sabía que ella sabía.

--Um... Sólo hay una manera de averiguarlo.

Se puso de pie, manteniendo tomada la mano de Ranma. Los ojos de Ranma se ensancharon mientras ella lo arrastraba fuera del dojo. Se detuvo en el pórtico.

--Conviértete en chica --le dijo a Ranma con firmeza.

--Estas hablando realmente en serio --respondió Ranma sorprendido.

Avanzó un paso hacia la lluvia. Akane lo observó reducirse y curvarse. Ranma regresó hacia el pórtico, estremeciéndose ligeramente. Akane tomó nuevamente su mano antes de que cualquiera de ellos pudiera reconsiderar el asunto, y lo condujo hacia la casa.

--¿Akane? --preguntó Kasumi mientras pasaban por el corredor, al lado de ella--. Oh, hola Ranma-kun. ¿No se supone que deberías estar en la escuela? Akane, ¿qué estás haciendo aquí?

--Tomando un baño --disparó Akane sobre su hombro. Ranma sonrió desamparadamente a Kasumi mientras era empujada hacia el baño.

Kasumi sólo se llevó su mano a la boca.

--¡Oh, Dios mío!

Akane se detuvo en la antesala e intercambió miradas con Ranma. Los ojos de Ranma decían "tú estás a cargo aquí", y el mensaje sofocó algo del nerviosismo de Akane.

--Vamos a desvestirnos --dijo a Ranma--. Sólo somos dos chicas en un vestidor. No te vas a quedar mirándome fijo, pero tampoco vas a desviar la mirada. ¿No hacen eso mismo los hombres en los baños públicos?

--Sí --dijo Ranma.

Se volvió y empezó a desabrochar los botones de su camisa. Su visión periférica le permitía ver a Akane sacándose el vestido. Empezó a concentrarse en su propia tarea. Terminó y se detuvo, con las mejillas coloradas, estremeciéndose un poco.

--Listo --dijo Akane finalmente.

Ranma se volvió. Mantuvo sus ojos firmemente enfocados en la cara de Akane, que estaba enrojeciendo furiosamente, pero su excelente visión periférica podía decirle que Akane estaba tratando de no cubrir sus partes más sensibles con brazos o manos, aunque sin un éxito completo.

Ranma mantuvo el control, y encontró que cada vez era más sencillo. "Más fácil que un Hiryo Shoten Ha".

Se relajó, se acercó a la llave del agua, llenó el cubo, y decidió que realmente no quería enfriarse más de lo que ya estaba.

--¿Cómo te sientes? --preguntó sobre su hombro.

--No muy bien.

Ranma asintió.

--Contrólalo de la misma forma que controlas tu enojo --le dijo a su estudiante, sin mirarla--. Tú estas a cargo. No te miraré hasta que me digas que ya estás lista. Piensa en esto como entrenamiento. ¿Recuerdas cuando papá me enseñó la técnica del alma de hielo?

--Sí, sensei.

Ranma pudo percibir una risita indirecta en su voz y percibió cómo se tranquilizaba. Ranma se volvió y miró, manteniendo aún su foco sobre el cuello de Akane, que ya estaba menos sonrojada, pero aún se veía nerviosa.

--¿Cómo me veo? --preguntó Ranma, dando un giro y deteniéndose con una mano en su cadera y la otra detrás de su cabeza. "Trata de que su mente deje de pensar en su propio cuerpo..."

La mirada de Akane recorrió el cuerpo de Ranma. Ranma pudo advertir el desmayo en su mirada cuando Akane veía sus senos, y sonrió con afectación.

--Te ves grandiosa --dijo Akane finalmente--. Maldición. Realmente no tienes ni una pizca de modestia femenina.

Ranma se encogió de hombros, produciendo interesantes movimientos secundarios.

--Nop. No vamos a empezar con eso de nuevo.

Frunció el ceño y puso sus manos en sus caderas.

--¿Pero por qué diablos te molesta tanto eso? Estás desnuda con otras chicas todo el tiempo y eso no parece molestarte tanto.

Su voz entonces asumió un tono de ya-te-he-dicho-eso-antes.

--Apuesto que, después de todo, es porque sabes que en realidad aquí dentro hay un hombre.

--¡No!

Akane se volvió rápidamente, hundiendo sus hombros.

--¡No es eso! ¡Eres tú!

Ranma observó sus estremecimientos.

--Chico o chica, estás comprometido conmigo... tú ya me has visto antes, por accidente, pero yo no... yo no quería... no quería... ¡que me vieras antes de nuestra noche de bodas!

Akane retrocedió.

--Y ahora estás parado allí, y te ves hermosa, y no tienes ningún reparo en mantener tus ojos alejados de mí y... ¡no tienes idea de lo humillante que es! ¡Y ni siquiera sabes de lo que estoy hablando, cierto! Es... que... ¡¡Tú no eres fea!!

Volvió su espalda a Ranma de nuevo y cubrió su rostro con sus manos.

Ranma se quedó de pie allí, escuchando los sollozos de Akane desde su esquina del cuarto, y pensó en todas las veces que, a veces violentamente, había negado el deseo que tenía de ver el cuerpo de Akane, y sólo pudo pensar en una solución.

--Akane...

--¡¡¿¿QUE??!!

--Golpéame.

--¿Qué?

--¿Qué parte de "golpéame" fue la que no entendiste. Golpéame. Me lo merezco por haber hecho todo lo que hice. Ninguno de los dos se va a sentir mejor hasta que lo hagas.

Akane se volvió y miró los ojos tristes de Ranma, y levanto renuentemente su mano.

¡Slap!

Ranma se mantuvo en su posición y esperó.

¡Slap! ¡Slap! ¡SLAP!

--¿Listo? --preguntó Ranma sintiendo sus mejillas enrojeciendo e hinchándose.

--Creo que sí.

Akane rió repentinamente.

--Al menos ya no te ves tan bonita...

Ranma enrolló sus ojos.

--Tú sabes cómo es mi autocontrol, Akane.

Empezó a juguetear con sus dedos.

--Yo, uh, quisiera verte, pero ya te dije que no iba a hacerlo hasta que me dijeras que podía...

--Oh.

Akane pensó sobre eso.

--Ranma... puedes mirarme... si lo deseas.

Y Ranma miró. Sonrió tímidamente. Akane empezó a sentirse un poco más acalorada.

--¿Y bien? --dijo cuando los ojos de Ranma volvieron a su rostro.

--Para mí te ves bien --dijo Ranma, encogiéndose de hombros--. No soy ningún poeta, Akane... --tragó saliva--. Yo, uh, yo siempre quise verte. Incluso desde la primera vez, cuando entraste al baño conmigo adentro, pensando que yo era sólo otra chica. Yo lo hice entonces. Pero no podía decirlo porque... uh...

--...porque si lo hubieras hecho, te habrías convertido en mi esposo antes de que te dieras cuenta, o yo me habría enojado y te habría convertido en puré, o ambas cosas... --completó Akane, que parecía estar un poco más alegre.

--Ambos... --confirmó Ranma. Sus ojos agradecían a Akane por haber dicho lo que ella no podía.

Akane sacudió su cabeza.

--He sido una tonta.

Ranma se volvió.

--Uh. Yo también.

Sintió el pequeño y firme palmoteo de la mano de Akane sobre su hombro y dio un respingo.

--Lo siento, compañero. Sobre muchas cosas.

Akane empezó a vestirse nuevamente. Ranma se unió a ella.

--Así que... ¿qué hay con lo de San Hebereke?

Ranma suspiró.

--Dado que eres tú quien lo está pidiendo, le daré una oportunidad. Pero tendrás que cubrirme.

--¿Acaso no lo hago siempre, cuando realmente importa? Gracias, Ranma.

Abrió la puerta del corredor y descubrió a Kasumi parada justo ahí, y dio un salto hacia atrás.

--¿Está todo bien? --dijo Kasumi, sin sonreír en lo absoluto.

Akane se recobró y asintió.

--Ahora sí. Nosotros... um... teníamos algunos asuntos que resolver.

Sintió como se temperaba su rostro y maldijo sus propios capilares.

--¿Qué estabas haciendo aquí?

Kasumi dejó volver su sonrisa

--Oh, sólo estaba haciendo guardia. Nuestro padre podría querer usar el baño, y sentí que eso podría ser... desastroso.

"Además alguien tenía que asegurarse de que las cosas no salieran de control"

--Um... ¿qué tanto escuchaste? --preguntó Akane con cautela.

--Todas las partes fuertes, y algunas del resto --dijo Kasumi.

Se volvió hacia Ranma

--Ranma-kun... ummm. ¿Preferirías que te llamara Ranma-chan cuando eres una chica?

--Uh. No. Ranma-kun está bien de todos modos --respondió Ranma--. Ya tengo suficientes "Ranma-chan" de mamá.

--Oh, sí, por supuesto. Bien, Ranma-kun, sólo quería decir que estoy muy orgullosa de ti. Eres un hombre muy cortés y estoy segura de que lo harás bien en San Hebereke. Traerás el honor a nuestras familias.

"Y no olvides mantener tus manos lejos de Akane, a menos que ella pida otra cosa", agregó para sí.

Ranma captó ambos mensajes fuerte y claro, y se enderezó.

--Lo haré, Kasumi-san. Gracias.

Se inclinó ligeramente y siguió a Akane.
 


--¡Deja de sacudirte así!

Akane lanzó una mirada de molestia a Ranma mientras se aproximaban por primera vez a las puertas de San Hebereke, dos días después.

--No puedo evitarlo, maldición --respondió Ranma, tratando de alcanzar la mitad de su espalda--. ¡Como si no fuera suficientemente malo tener que vestir un uniforme de chica, a mamá se le ocurrió que me pusiera este maldito sostén! ¡Y me está dando comezón!

Akane aguantó una sonrisa.

--Bueno. El uniforme se te ve bien, al menos.

Ranma dejó de intentar rascarse y se enderezó un poco.

--¿De verdad?

Observó a Akane, que también llevaba la falda oscura y blusa con un blanco collar ancho que era su nuevo uniforme escolar.

--El tuyo hace que te veas... uh... más vieja.

Akane frunció el ceño.

--¿¡"Más vieja"?!

Su mano apretó con fuerza el asa de su mochila.

--¡Arg! ¡No es eso lo que quiero decir! Hace que te veas menos como una chica... No... ¡espera! ¡Más como una mujer joven! ¡Sí, eso es!

Ranma suspiró aliviado y secó su frente.

Akane sacudió la cabeza.

--Tonto --dijo tiernamente--. Gracias Ranma.

Observo la entrada.

--Bien. Aquí vamos...

Caminaron cruzando la verja de la entrada. Otras estudiantes se cruzaron con ellas, algunas las observaron con curiosidad, pero la mayoría las ignoró.

--¡Ranma-sama! ¡Permíteme ser la primera en darte la bienvenida! --saludó Kodachi impetuosamente en medio de la muchedumbre de estudiantes--. Oh. ¡Es tan maravilloso que estés aquí conmigo! Cuando... --en ese preciso momento advirtió a Akane y se detuvo--. ¿Qué diablos estás haciendo aquí, Tendo?

--Yo también fui transferida a San Hebereke, Kodachi --respondió Akane tranquilamente--. Ranma y yo obtuvimos una beca.

Sus labios se curvaron en una sonrisa que no llegó a sus ojos.

--Espero poder unirme al equipo de gimnasia.

Kodachi se puso blanca.

--Tú... Oh, padre, lamentarás esto --amenazó al cielo. Bajo su mirada hacia Ranma, ignorando a Akane--. Bien. Aún podré sacar algo bueno de esto, supongo. Ven, querido Ranma, te guiaré a la oficina.

Tomo el brazo de Ranma, con precaución al principio, pero luego con mayor confianza e inició el camino. Ranma hizo una mueca y dirigió una mirada de disculpa hacia Akane. Akane caminó al lado de Ranma, cambió su mochila de mano, y tomó el brazo libre de Ranma.

"Espero que no se les ocurra pedir un deseo", pensó Ranma.
 


Akane entró al camarín y echó un vistazo alrededor.

--Guau. Que elegante.

Era alto y ventilado, con filas de armarios y bancos de madera pulidos, e iluminado gracias a los amplios ventanales. Lo mejor de todo: olía a limpio, no a sudor o a desinfectante.

--¡Mira! ¡Aquí están los nuestros! ¡Etiquetados y todo!

Ranma asintió.

--No está mal.

Abrió su armario, inspeccionó el interior, asintió otra vez, y empezó a desabotonar su blusa, ignorando a las otras chicas que se cambiaban alrededor.

Akane tragó un poco de saliva. "Supongo que debo alegrarme de que hayamos... uh... practicado. Ciertamente se ve relajado..."

Ranma ajustó su leotardo ligeramente.

--Apúrate un poco --dijo mientras esperaba con impaciencia que Akane terminara de cambiarse--. ¿Ya? Vamos ahora a demostrarles un poco de Gimnasia Estilo Libre.

Akane sonrió mostrando su dentadura y palmoteó la mano levantada de Ranma.

--Si, sensei.

El gimnasio era el mismo salón grande en el cual Ranma había enfrentado a Kodachi el año anterior, con una amplia zona central rodeada de graderías, pero el ring había sido ubicado a uno de los extremos. Otras chicas estaban acomodando equipo de gimnasia en el otro extremo del salón, y una gran colchoneta cuadrada se encontraba desenrollada en el centro. Ranma miró fijamente el trampolín y sonrió.

--Voy a probar eso --murmuró, empezando a moverse.

--¡Espera, Ranma! --gritó Akane, pero Ranma ya estaba saltando sobre el trampolín.

¡Boing! ¡Boing! ¡Bo...!

Otras chicas quedaron boquiabiertas cuando Ranma no completó su tercer salto. Akane se hizo sombra con su mano y trató de observar, a través de las brillantes luces, en el laberinto de vigas del tejado. De pronto logró distinguir un movimiento.

--Yuck --sonó débilmente la voz de Ranma--. Hay un poco de tierra aquí.

Ranma se dejó caer, haciendo un giro que la haría descender fuera del trampolín. Akane ignoró las expresiones de asombro. Ranma aterrizó suavemente y limpió sin resultado una mancha de polvo en su muslo.

--Creo que es más elástico de lo que supuse --admitió.

Akane le pasó su toalla.

--Iba a advertirte, pero siempre eres demasiado veloz --acusó.

--Sí, bueno...

Ranma se detuvo. Akane miró en la misma dirección y vio a Kodachi realizando una rutina con un balón en la estera del suelo. Devolvió su mirada a Ranma, advirtió la intensidad de la mirada de él, y empezó a molestarse...

--Shhh --dijo Ranma--. Mira y aprende. Es una kata, o algo así...

Akane no esperaba eso. Se volvió a mirar a Kodachi y la observó... y aprendió. Siempre había subestimado las habilidades marciales de Kodachi, a causa de su dependencia en los aparatos, trampas y drogas, pero ahora podía observar su gracia, agilidad y sentido del tiempo. La pelota corría de una mano a la otra, giraba cuando la lanzaba, y volvía para ser cogida por un pie y lanzada de nuevo al aire.

Repentinamente el balón volaba en dirección de Ranma. Ranma lo cogió y la hizo girar en la punta de un dedo. Kodachi salió fuera de la colchoneta.

--Ahora, Ranma-sama, permítenos ver tus capacidades --dijo ella.

Ranma sonrió a Akane, lanzó la pelota hacia la estera haciendo una parábola, y avanzó haciendo una rápida serie de vueltas hasta encontrarla. Se balanceó por un momento, y comenzó con la misma rutina que Kodachi había estado haciendo, pero donde Kodachi había puesto gracia y elegancia, Ranma colocaba energía y precisión casual. Akane observó y aprendió. Ella sabía que era la próxima.

Akane cogió el balón que Ranma le lanzó y caminó dentro de la colchoneta, sintiéndose cohibida e inepta, pero decidida a intentarlo. Recordó las rutinas que Kodachi y Ranma habían realizado y empezó. Lanzó el balón, rodó, lo cogió, giró, pero se sentía más mecánica que elegante. Estaba en la mitad de la rutina cuando se dio cuenta que la pelota no iba a caer donde esperaba, y que no tenía ninguna forma de alcanzarla. Cayó al suelo y rodó lejos. Kodachi rió desdeñosamente.

--Eh --dijo Ranma, caminando hacia ella.

Akane la enfrentó.

--¿¡Qué?!

Ranma organizó su discurso e inició su evaluación.

--Esto no es una batalla, o un encuentro, o siquiera una audición --dijo Ranma, manteniendo su voz baja--. Esto sólo es una práctica. Si no cometes errores en una práctica, será porque no te estas esforzando lo suficiente.

--Pero tú no cometiste ni un error --murmuró Akane.

Ranma sonrió con afectación.

--Yo no me esforcé en lo más mínimo.

Hizo una pausa y miró especulativamente a Akane.

--¿Estoy cometiendo ahora un error?

Akane suspiró.

--Espero que no.

--Bien. ¿Quieres saber qué es lo que hiciste mal?

Ranma esperó por la aprobación de Akane.

--Estabas pensando de nuevo. Te lo repito: deja de pensar y sólo hazlo --dijo Ranma--. Y no te tomes las cosas tan en serio. Si no lo encuentras entretenido, es porque lo estás haciendo mal.

--Si, sensei.

Las palabras familiares calmaron a Akane. Observó a Ranma demostrando el movimiento en que había fallado, entonces lanzó la pelota hacia ella y se alejó. Akane encontró su centro de equilibrio y empezó. Esta vez el balón hizo una curva hacia su espalda y con la curva de su pierna la lanzó de nuevo al aire y continuó. Ahora se sentía bien. Esta vez, terminó la rutina sin errores.

Akane tuvo sólo un momento para estar de pie y sentirse orgullosa de sí misma antes de ver algo volando hacia ella. Atrapó el mango del cintillo desde al aire. Ranma estaba en un pie a unos tres metros de distancia, haciendo girar otro cintillo y sosteniendo cuatro listones en la otra. Su mano se agitó y dos de los listones salieron dando vueltas hacia Akane. Akane los cogió fácilmente en su otra mano mientras hacía girar la cinta. Los ojos de Ranma echaron chispas de alegría.

--Trata de no enredarte esta vez --dijo, y embistió.

Kodachi contempló a Akane y Ranma practicando durante un tiempo, entonces miró alrededor. Muchas de las otras chicas en el gimnasio habían interrumpido lo que hacían para observar, conversando entre ellas. Kodachi frunció el ceño.

--Señoritas... ¡estoy segura de que tienen muchas cosas pendientes! --gritó, mientras daba palmadas. Las demás empezaron a distribuir el equipamiento. Kodachi observó a Ranma esquivando uno de los listones de Akane y arrugó la naríz, echó su cola de caballo encima de su hombro y se dirigió a las barras paralelas.
 


Ranma observó con cautela las duchas. Nubes de vapor emergían desde los sitios en que las otras chicas estaban duchándose.

--Uh...

Akane advirtió la situación.

--Toma la del rincón de allá, Ranma --dijo apuntando--. Yo tomaré la del lado y me aseguraré que no te salpique.

--Sí. Eso funcionará.

Esperaron que los sitios quedaran desocupados y luego se instalaron. Ranma verifico dos veces que tenía su mano en la llave del agua fría y la giró.

--¡Brrr!

Akane sonrió a sí misma y puso su ducha tibia, sólo por si acaso.

Akane buscó con la mirada a Kodachi cuando regresaron a los camarines, pero no vio rastro de ella.

"Ja. Kodachi estuvo afuera todo el tiempo que estuvimos en las duchas. Apuesto que ella realmente no quiere mostrarle a Ranma sus buenos puntos..."

Akane abrió su camarote y sacó un paquete de su mochila.

--¿Ranma? Yo... um... traje algo...

Ranma se volvió, intentando no mirar a Akane mientras intentaba parecer que no estaba intentando mirarla.

--¿Hum? --dijo casualmente.

Akane sostenía algo que parecía como un peto muy corto. Ranma lo tomó y lo examinó con curiosidad.

--¿Qué es esto?

--Es un sostén deportivo --dijo Akane--. Lo vi en una tienda donde Nabiki y yo vamos a comprar las cosas del colegio. Creo que será mejor para ti que...

Ranma ya estaba colocándolo encima de su cabeza.

--Si tú, ya sabes, te encuentras con agua caliente, al menos no se verá tan tonto, también --terminó diciendo Akane, silenciosamente.

Ranma ajustó el vestido y saltó un par de veces.

--Ey. Esto es grandioso --dijo con un tono de sorpresa.

Miró a Akane.

--Gracias, compañera.

Akane se sentía sonreír como una maniática a los ojos de Ranma, y tuvo que suprimir el impulso de poner sus brazos alrededor de Ranma y... ¿besarla?

Ranma estaba demasiado ocupado poniéndose el uniforme como para advertir lo pálida y callada que se había puesto Akane.
 


--¡Ey! ¡Mira esas bebés! --dijo a su compañero uno de los tipos que solía vagar alrededor de la entrada de San Hebereke a la hora de salida, apuntando--. Vamos a atraparlas...

--¡Akane Tendo! ¡Chica de la coleta!

Ranma y Akane miraron en dirección del grito y vieron a Tatewaki Kuno corriendo hacia ellas con dos ramilletes de flores en sus manos y una mirada de alegría descerebrada en su rostro. Suspiraron a la vez, se miraron la una a la otra y menearon la cabeza ligeramente.

--¡Furinkan ha sufrido mucho por la pérdida de sus grandes bellezas, pero ya estoy aquí para... ¡urk!

Kuno se dobló en dos mientras dos puños daban de golpe en su estómago y cayó derecho al suelo cuando dos codos dieron de lleno en su hombros.

Akane y Ranma palmotearon sus manos y continuaron su camino.

--...o tal vez no... --dijo su compañero, haciendo una mueca de dolor.

--Así que... ¿qué te pareció? -preguntó Akane mirando, a Ranma.

--¿Acerca de San Hebereke? --consideró Ranma--. Hasta ahora bien, supongo... --dijo finalmente--. Uh... ¿Es sólo mi imaginación, o las chicas realmente actúan diferente cuando no hay hombres alrededor?

Akane observó con sorpresa a Ranma.

--Seguro que sí. Pensé que ya te habías dado cuenta.

--Uh, sí, claro. Seguro que sí...

Ranma se quedó en silencio.

Akane sonrió.

--Hoy lo hiciste muy bien --le dijo a Ranma--. No hubo problema con el agua, ningún coqueteo en el vestidor...--¡Ey!

--...nadie corriendo alrededor gritando '¡Saotome-san en realidad es un hombre!' Pero siempre seguías siendo Ranma. Sabía que podrías hacerlo si lo intentabas.

Ranma parecía incómodo.

--Aún no estoy seguro de eso --dijo--. Pero te dije que lo intentaría. En este preciso momento sólo quisiera un poco de agua caliente.

--Lo mismo yo --dijo Akane gravemente.

Ranma la miró con incertidumbre, y empezó a correr, desviándose para dirigirse directamente al dojo Tendo en lugar de seguir la calle. Akane murmuró una mala palabra sobre su velocidad de reacción, pero de todos modos saltó hacia uno de los tejados, siguiendo a Ranma y tratando de alcanzarlo.
 


--Akane Tendo, por favor preséntese en la oficina del director.

Ranma observó con irritación el parlante del vestíbulo.

--¡Mierda! ¡Justo a la hora del almuerzo! --dijo.

--Cuida tu lenguaje, Ranma --reprendió Akane--. Probablemente sólo se trate de papeleo. Volveré en un minuto. --dijo saliendo hacía el vestíbulo.

--Espera. Tú tienes mi almuerzo... --empezó a decir Ranma.

Akane se volvió y sonrió maliciosamente.

--Bueno, tendrás que esperarme ¿no?

--¡Tú...!

--Ranma Saotome, por favor repórtese en la sala 318 --interrumpió el parlante.

Ranma se veía frustrado.

--¡Maldición! --alcanzó a Akane-- ¿Sabes donde está la sala 318?

--No sé, pero imagino que será en el tercer piso --dijo Akane como si le hablara a un chico pequeño--. Ya que estamos en el segundo piso, deberás buscar una escalera que suba, entonces subes...

--Ya, ya. Entendí --murmuró Ranma.
 


--Escalera... ¿hum?

Pegado a la pared al pie de la escalera se encontraba un cartel rotulado "Sala 318" y una flecha apuntando hacia arriba. Ranma se encogió de hombros y subió las escaleras, tres peldaños a la vez. En el tercer piso había otro letrero, con la flecha apuntando hacia el pasillo. Ranma siguió la flecha. Más carteles lo llevaron hasta una puerta rodeada de media docena de letreros de variados tamaños apuntando hacia ella, todos diciendo "Sala 318".

--Supongo que ésta es la sala 318.

Ranma tanteó la perilla. Esta giró. La puerta se abrió. Ranma entró. En el extremo más lejano del cuarto, bajo los grandes ventanales, se extendía una mesa llena de comida. El estómago de Ranma, desatendido desde el desayuno, dominó sus piernas, saltando su cerebro. Ranma avanzó.

Clic.

Ranma giró sobre sus pies.

--¡Kodachi!

--Me alegro mucho que hayas podido llegar, Ranma-sama --ronroneó Kodachi, separándose de la ahora cerrada puerta. Tiró con elegancia de una cuerda que colgaba del techo. Ranma miró hacia arriba justo a tiempo para recibir en la cara un balde lleno de agua caliente.

¡Splash!

¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping!

¡Snap!

¡Riiiip!

Los botones de su blusa volaron lejos mientras Ranma repentinamente regresaba a su talla normal, un poco inadecuada para su vestimenta actual. Miró hacia abajo horrorizado.

--¡Argh! ¡Mi uniforme está roto!

Se sacó su blusa cuidadosamente y la miró. Entonces vio su falda.

--¡Gag! ¡Mamá me matará! --lanzó una mirada de furia a Kodachi--. ¡Tú...!

Kodachi estaba mirando fijamente su torso con sus manos crispadas al lado de su cara,

--¡Oh, Ranma-sama! ¡Que guapo eres!

Ranma casi podía ver los corazoncitos en sus ojos. Miró hacia abajo. "Apuesto que ni se ha dado cuenta del sostén deportivo. Menos mal que estoy usando pantalones cortos..."

--Ahora, querido Ranma-sama, vamos a disfrutar de un agradable almuerzo juntos --sugirió Kodachi, en un tono que no admitía la posibilidad de que él quisiera hacer otra cosa.

--De ningún modo. Me voy de aquí.

Ranma saltó sobre Kodachi hacia la puerta y tomó la perilla. Estaba cerrada con llave, lamentablemente para la cerradura. El metal chirrió y se rompió. La puerta se abrió, y Ranma ya no estaba.

Kodachi puso una mano en su cintura, miró a su otra mano, y empezó a doblar sus dedos.

--Uno... dos...

--IIIII.

--¡Un hombre!

--¡AAAAAAAAAAA!

--¡Pervertidoooo!

--¡Ey! ¡Es guapo!

--¡Yo lo vi primero!

Ranma reapareció detrás de la puerta, vistiendo un sostén deportivo muy ajustado, una falda dañada y una expresión de terror. Cerró la puerta detrás de él y se recostó en ella.

--Tres... --completó Kodachi, y miró a Ranma con satisfacción--. Es muy agradable verte de nuevo, Ranma-sama.

--¡Diablos! --gimió Ranma--. Agua fría... ¡No! ¡Antes necesito un uniforme nuevo...!

Sus ojos se fijaron en el pecho de Kodachi.

--Kodachi, tú tienes un uniforme. Arruinaste el mío. Dámelo.

Kodachi frunció el ceño.

--No, Ranma-sama. No es así como debe ser. Se supone que deberías decir algo como '¡Estos oscuros trapos no son dignos de tu divina figura! ¡Debo liberarte de su tiranía!' Entonces debes romper mis vestiduras, yo me derrumbaré en tus fuertes brazos, y llenarás mis labios jadeantes con besos febriles.

La boca de Ranma se quedó abierta. Trató de recuperarse.

--No tengo tiempo para esto.

Avanzó tres rápidos pasos adelante y sus manos se convirtieron en un borrón.

Kodachi sintió una corriente de aire y miró hacia abajo, a su sostén negro de encaje. Levantó la vista hacia Ranma, que sostenía su repentinamente liberada blusa del uniforme, y puso sus manos en sus ruborizadas mejillas.

--¡Oh, Ranma-sama! ¡Qué rápido eres! --sus ojos brillaron repentinamente--. Te darás cuenta, por supuesto, lo que pasaría si grito...

Ranma palideció. Kodachi avanzó con elegancia hacia delante y enrolló sus brazos alrededor de su cuello..

--Sin embargo, si eres... gentil... conmigo... me quedaré callada.

--Uh... ¿qué tan gentil?

--Bueno, sólo debemos probar --Kodachi empezó a acercarse a Ranma.

--¡KE...!

¡BAM!

Ranma y Kodachi giraron a un tiempo sus cabezas hacia la puerta, justo a tiempo para ver la mirada angustiada de Akane, el cubo de agua, y su patada. La puerta, que no había ofrecido resistencia al asalto de Akane, rebotó contra la pared. La expresión de Akane cambió a ojos como platos justo antes de que la puerta se cerrara de nuevo frente a ella. Akane empujó la puerta para abrirla, avanzó como un ángel vengador, y la cerró de un golpe detrás de ella.

--¡RANMA! --rugió.

Ranma repentinamente comprendió el estado en que estaba, y lo mal que se veía, el estado en que estaba Kodachi, y lo aún peor que se veían los dos juntos.

--¡No es lo que parece! --empezó a decir, sin mucha esperanza.

Akane lo golpeó en la cabeza con el balde de agua. El gemido de dolor de Ranma subió de tono mientras el cambio se desarrollaba. Akane lo ignoró.

--Pervertido. Te dejo solo por cinco minutos y ya estás medio vestido. Y ella... ella...

--¿Media desnuda? --sugirió Kodachi.

--¡Manténte fuera de este asunto! --atacó Akane.

Kodachi la miró con orgullo.

--Hablando de asuntos, Ranma-sama y yo estabamos a punto de disfrutar nuestro "asunto" antes de tu intromisión, Tendo. ¿Por qué simplemente no aceptas que Ranma-sama estará mejor conmigo que contigo y te largas?

--¿Uh, Kodachi? --dijo Ranma mientras la boca se Akane se abría y cerraba silenciosamente.

La expresión de Kodachi cambió mientras se volvía a Ranma.

--¿Sí, Ranma-sama?

--Lo siento...

¡Pow!

Ranma cogió a Kodachi limpiamente antes que cayera, y la recostó en el suelo.

Los ojos de Akane nuevamente eran un par de platos.

--¡Le pegaste!

--Ups. Supongo que sí.

Ranma examinó su mano como si nunca antes la hubiera visto, y miró tímidamente a Akane.

--¿Debería decir algo?

--Pero... ¡le pegaste!

Akane parecía estar a medio camino entre el horror y la admiración, aunque definitivamente asombrada.

--Ey. Soy una chica, ¿cierto? Además, sí tú le ibas a pegar, yo también tenía que hacerlo.

Ranma tenía una mecha larga, pero la mayor parte de ella ya se había quemado.

Akane parpadeó.

--Pero... su blusa...

--¡Pero mira lo que ella le hizo a la mía! --se quejó Ranma, recogiendo el montón de tela mojada en el suelo y desplegándola--. ¡Y mi falda!

Akane parecía aturdida. La puerta abusada empezó a abrirse lentamente. Ella la pateó para cerrarla sin volverse a mirarla. Un gemido de dolor emergió del otro lado del umbral. Ranma reajustó apresuradamente sus sostén deportivo y se puso la blusa de Kodachi.

--Maldición --comentó, inspeccionando su cintura.

Akane agitó violentamente su cabeza y recobró la compostura.

--Um... Espera. Creo que tengo un alfiler de gancho --dijo, buscando entre su ropa--. Aquí...

Akane utilizó el alfiler para ajustar la cintura de Ranma.

--¿Esa no es una cosa de chicas? --preguntó Ranma interesadamente.

--¿Qué? ¿Alfileres de gancho? Supongo. Con esto bastará hasta que volvamos a casa. Ayúdame a encontrar tus botones.

Miró a Ranma mientras se agachaban a buscar en el piso.

--Realmente no pensabas... um...

Ranma miró hastiado.

--Por supuesto que no. Rayos. Si fuera de los que les gustara andar besuqueando a alguien, sería a...

Ranma calló repentinamente, pero Akane pudo ver su rubor y ató cabos--. Um... ya los tenemos todos. Salgamos de aquí.

Salieron rápidamente.

Kodachi se sacudió repentinamente y se sentó con vacilación.

--Oh... Debo... haberme desmayado cuando Ranma-sama me besó...

Entonces notó la ausencia de su blusa.

"Debe haberme arrancado la ropa... y llenó mis jadeantes labios con besos febriles!"

--¡O-jo-jo-jo-jo-jo-jo!

La puerta se abrió cautelosamente.

--¿Capitana Kodachi? ¿Está usted bien?

La risa de Kodachi se cortó abruptamente.

--Oh, estoy mucho mejor que bien --dijo ensoñadoramente. Su voz cambió--. Tráeme otro uniforme, enseguida--. Tomó un trozo de zanahoria de la bandeja y lo mordisqueó meditativamente--. Ahora, ¿cómo escribiré esto en mi diario?
 


--Saotome-san

Ranma dejó de murmura a Akane y se enderezó apresuradamente.

--Sí, sensei.

--¿Tiene usted algo que compartir con la clase?

Ranma sacudió su cabeza.

--No, sensei.

El maestro suspiró y se acercó a su escritorio.

--Extienda su mano.

Ranma obedeció. Ya sabía lo que venía, puesto que ya había visto a otros estudiantes en esa situación. Ajustó su ki, sólo un poco, mientras el profesor levantaba la regla...

¡Crack!

El maestro se quedó mirando fijamente la mitad de su regla. Ranma se quedó sentado como una estatua con trenza... su mano aún estaba levantada, sin una marca.

--No conversen en clase --dijo finalmente el maestro, y regresó al frente de la sala.

Ranma bajó su brazo y miró de lado a Akane. Akane estaba esforzándose por mantener una cara sería, pero apenas tenía éxito.

"Después de todo, quizá me guste quedarme aquí."

--Ningún Kuno --observó Ranma mientras salía por el portón de San Hebereke junto a Akane. Observó el cielo gris y deseó haber pensado en traer un paraguas. Entonces recordó que eso ya no tenía importancia.

--No todavía, al menos.

Akane rodeó un charco en la vereda.

--Quizá finalmente se ha rendido...

Akane y Ranma se miraron por un momento.

--Naaa --dijeron a coro.

--Y di... ¿Quieres ir al restaurante de Ukyo a ver cómo se encuentran los demás? --sugirió Ranma.

Akane frunció ligeramente el ceño.

--En realidad no.

"Al menos no mientras pueda llevarte al dojo y tenerte para mi sola durante un par de horas"

--Aw, vamos. No hemos la visto desde que dejamos de ir a Furinkan. Rayos, tus amigas, comosellamen, podrían estar allí a esta hora. O Hiroshi y Daisuke. O...

--Está bien. Seguro. Perfecto. Como sea --la voz de Akane era seria.

Desgraciadamente, Ranma sólo escuchó sus palabras.

--¡Grandioso! ¡Será divertido ver a nuestros amigos de nuevo, ¿eh? --dijo sonriendo alegremente.

--¡Nihao, Ranma!

Ranma y Akane se volvieron para ver a Shampoo que se acercaba rápidamente en su bicicleta, saludando.

"Oh, maldición", pensó Akane.

--Bueno, aquí está una de tus "amigas" --le dijo a Ranma.

Shampoo dejó caer su bicicleta y abrazó a Ranma.

--Eh, Shampoo ¿cómo te va? --aventuró Ranma, agradecido de que el abrazo fuera más uno de que-buenas-amigas-somos en lugar de uno de acuéstate-conmigo-aquí-mismo.

Shampoo lo soltó y dio un paso hacia atrás.

--¿Por qué no estabas en escuela cuando te llevé el almuerzo? --acusó--. Te busqué por mucho tiempo, pero nadie me dijo por qué no estabas allí, sólo gritaban algo sobre una puerta.

Observó el uniforme de Ranma y Akane.

--¿Llevan vestidos como Kodachi...? ¡Ah! Van a la escuela de Kodachi ahora, ¿sí?

--Sí --admitió Ranma.

Shampoo recogió su bicicleta y caminó al lado de Ranma y Akane mientras reasumían su camino a casa.

--¿Por qué eres chica? ¿Por qué te vistes como chica? --echó una mirada furtiva a Akane-- ¿Akane ahora prefiere a chica más que a chico? Siempre dije que eras una pervertida.

--¡Espera un momento, tú...! --gruñó Akane.

Ranma, viéndose desagradablemente incómodo entre Akane y Shampoo, levantó sus manos.

--¡Eh! ¡Paren un momento! --interrumpió.

Observó a Shampoo severamente.

--Aquí no hay pervertidos, ¿correcto?

--Perdón --dijo Shampoo casi por accidente, sin sonar afligida en lo absoluto y regresó a su tema--. ¿Así que por qué eres chica, airen?

--Ey, esa no fue mi idea... --empezó a decir Ranma.

--Nos transfirieron a la escuela de Kodachi --interrumpió Akane--. Es una escuela de chicas. No se permiten chicos.

Shampoo hizo una mueca.

--Eso no es divertido.

Miró a Ranma especulativamente.

--¿La madre de airen perdió su espada? Una escuela para chicas no es muy varonil... ¿Ella sabe de esto?

--A ella le encantó la idea --gruñó Ranma--. Dijo que me convertiría en una verdadera señorita, maldición.

Shampoo lamentó tener que abandonar su recién formado plan de chantaje.

--Ven al Nekohanten, airen. Te daré agua caliente y te haré un hombre.

Observó a Akane cuidadosamente mientras hablaba, conociendo el doble sentido de lo que decía, y no fue en absoluto defraudante la reacción de ella.

Ranma lo tomó por el otro sentido.

--Ná. Está bien. Además, estas ropa no me acomoda muy bien cuando soy hombre.

Shampoo no pudo resistirlo.

--¿Y para qué la vas a necesitar, airen? Me gustas más cuando no la tienes.

--¡De ningún modo! --dijo bruscamente Ranma.

Disparó una mirada a Akane, percibió su aura, y se retiró fuera de la línea de fuego.

--¡Ya es suficiente! --rechinó Akane-- ¡Es más que suficiente!

Dejó caer su mochila y asumió su posición de combate.

--Ah, ¿revancha?

Shampoo sonrió, pero sus ojos estaban analizando la nueva postura de Akane.

--No se por qué has olvidado lo que pasó la última vez. Yo no hice nada con tu pelo...

Dejó caer su bicicleta y saltó a un lado mientras Akane se lanzaba hacia delante, pero subestimó la velocidad de ésta... y olvidó el charco cercano. El pie de Akane lanzó una ola de agua sobre Shampoo.

--¡Mrrrarrrr!

Shampoo saltó fuera del alcance del puntapié de Akane y saltó hacia Ranma. Ranma, temblando como una hoja, saltó, dio una vuelta en el aire, y aterrizó detrás de Akane. Shampoo siseó, sin querer arriesgarse a recibir el embate de Akane por alcanzar a Ranma, y rodeó a Akane a toda velocidad. Ranma huyó en sentido contrario, manteniendo a Akane entre ella y el gato.

Shampoo repentinamente cambió de dirección. Ranma no fue tan rápido.

--¡YAAAAAH!

Apenas pudo evadir las garras de Shampoo. Akane los observó correr alrededor de ella seis veces en la dirección contraria, antes de que se detuvieran repentinamente a extremos opuestos de ella.

--Vamos. No te quedes allí parada... ¡Ayúdame Akane! --jadeó Ranma.

Akane sintió que una mueca resbalaba sobre su rostro.

--¡TU necesitas MI ayuda, Ranma? --empezó a decir.

Ranma le disparó una mirada reveladora y se enderezó.

--¡No necesito la ayuda de nadie! --gritó-- ¡Tú eres la que dijo que quería ser mi compañera! ¡Menuda compañera!

--¡Si eso es lo que opinas! --respondió Akane, atrapó a Shampoo antes que ella pudiera recuperarse de su asombro, y la lanzó hacia la cabeza de Ranma-- ¡Quizá entonces prefieras ESTA compañera!

Ranma se quedó de pie, con los brazos abajo, por un largo momento. Sus gemidos cesaron bajo el gato pegado a su cara. Entonces...

--Mmmrrrrrroooauuuuurrrr...

Ranma lentamente se paró en cuatro. Una pata surgió y suavemente dio de golpecitos a Shampoo. Como el gato no se movió, la pata giró hacia atrás y Akane casi pudo ver desplegarse las garras de ki. Shampoo rápidamente se dejó caer de la cara de Ranma y corrió, con los ojos ensanchados.

Akane tragó saliva y recuperó su temple, demasiado tarde.

--Aquí, gatito, gatito --dijo, ofreciendo su mano--. Buen Ranma... gatito bonito no quiere herirme... ¿cierto?

Ranma la ignoró, se sentó, lamió su pata, y empezó a aplanarse el pelo que Shampoo había desordenado. Cuando estuvo lista, echó una sola mirada desdeñosa a Akane, y salió corriendo.

Akane y Shampoo se miraron.

--Esto es tu culpa --le dijo la chica a la gata, pero a su voz le faltaba convicción.

Akane recogió las mochilas y corrió detrás de Ranma. Shampoo la vio alejarse y sonrió felinamente.
 


Ranma corrió hacia la puerta del frente de los Saotomes, haciendo torpes malabares con las mochilas, mientras abría y llamaba.

--Lo siento, Oba-sama, pero Ranma...

Se detuvo de pronto en la puerta del cuarto principal.

Nodoka levantó la vista.

--Oh, hola, Akane-chan... --dijo-- ¿Qué es lo que le pasa a Ranma?

Continuó acariciando el pelo de su hija. Ranma, acurrucada en el regazo de Nodoka, runruneó ruidosamente, ignorando a Akane, tan notoriamente como sólo un gato podía hacerlo.

--Sospecho que no le han contado nada sobre el Puño del gato --dijo Akane inseguramente. Dejó la mochila de Ranma en el Suelo y avanzó un paso hacia el cuarto--. El cree que es un gato, y eso le ayuda mucho en combate. Cambiar de forma lo hace volver a la normalidad, pero entonces no recuerda nada de lo que ha ocurrido mientras cree que es un gato.

Nodoka pestañeó.

--Que extraño --dijo ella--. Bien, hay una tetera de agua caliente en la cocina. ¿Podrías traerla por favor? No quiero molestarla...

Akane se rió brevemente.

--No. Es mejor así.

Dejó el cuarto y regresó con la tetera, dejándola sobre la mesa.

--Ella es ciertamente mucho más afectuosa de esta forma --remarcó Nodoka.

Akane se arrodilló y extendió una mano para acariciar la cabeza de Ranma. Ranma no la miró, pero el runruneo cesó. Akane retiró su mano.

--Sí. Sí, lo es. Usualmente... usualmente soy la única en la que confía cuando está así, pero... supongo que ya no es así.

Akane se levantó y se dirigió hacia la puerta.

--¿Akane-chan? ¿No quieres quedarte un rato?

Akane hizo una pausa en la puerta, pero no se volvió.

--No gracias, Oba-sama. No creo que deba estar aquí cuando el vuelva a la normalidad. Excúseme.

Ella salió.

--Que extraño --repitió Nodoka para sí.

Extendió la mano hacia la tetera y vertió su contenido sobre Ranma.

¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping!

¡Snap!

¡Riiiip!

--¡Ouch! ¡Está caliente! ¡Akane! ¡Gato! --dijo Ranma repentinamente, antes de advertir donde estaba-- ¡Ups! --dijo saltando fuera del regazo de Nodoka-- Lo siento, mamá, yo...

--Está bien, Ranma --lo tranquilizó Nodoka--. Fue bastante agradable, en verdad.

Entonces notó su blusa sin botones y su falda rota, y suspiró.

--Por favor ve a cambiarte de ropa.

Ranma miró hacia abajo.

--Oh, rayos. Otra vez.

--Fue mi culpa --admitió Nodoka--. Debí haberme dado cuenta. Tráeme tu uniforme de vuelta y lo arreglaré.

--Okey.

Ranma salió y volvió unos minutos después, vestido con sus pantalones y camisa habituales. Dejó caer en la mesa su uniforme y se sentó.

Nodoka observó a su hijo, considerando el punto.

--Ranma... ¿Qué es el puño del gato?

Ranma retrocedió.

--Oh, rayos. Mamá, promete que no vas a matar a papá por esto...

--¿Hay alguna posibilidad que pueda pensar que lo merece?

--Uh, quizá...

--Por favor, responde mi pregunta, Ranma.

"Lo siento papá. Deberías habérselo contado tú mismo".

--Bueno, es...
 


--Mi pobre bebé --susurró Nodoka--. Nunca, jamás, debí haber dejado que te llevara...

Ranma estaba inquieto.

--Bueno, realmente no es tan malo. Quiero decir, ha sido muy útil un par de veces, y además no he herido a nadie. Lo único malo es que, bueno, realmente, me pongo muy nervioso al lado de los ga... ga... uh, gatos.

--¿Qué tan nervioso?

--Muy nervioso. Espero que no empieces otra vez con esa cosa de lo "varonil", mamá.

--¿Así de nervioso? Oh, cariño --Nodoka limpió sus ojos--. Bueno, lo hecho, hecho está, supongo. Sin embargo, tu padre tiene muchas cosas que explicar la próxima vez que aparezca en casa.

Ranma hizo una nota mental para desaparecer en la ocasión.

--¿Y cómo llegó mi mochila hasta acá? --preguntó al advertirla en una esquina.

--¡Oh! Akane-chan la trajo. Lo que me recuerda que no quería verte cuando regresarás del Puño del gato, y parecía estar llorando cuando se fue.

Nodoka dejó que la pregunta no formulada quedara flotando en el aire.

La expresión de Ranma se endureció.

--Tuvimos una pelea --dijo concisamente--. No. ELLA tuvo una pelea. Shampoo se nos acercó a la salida de la escuela, y Akane se enfureció y mojó a Shampoo, que se convirtió en un ga-gato y... --se interrumpió y encogió--. Ella me decepcionó. Lanzó a Shampoo hacia mí y eso es lo que me envió al puño del gato.

--Bien, ella parecía ciertamente disgustada sobre eso --dijo Nodoka--. Y tú te veías bastante ofendido con ella incluso cuando creías ser, er, un gato.

Ranma levantó la vista.

--Seguro que vas a decir que debo ir y disculparme con ella ¿no?

--No --dijo Nodoka lentamente--. Si lo que dices es cierto, y estoy segura de ella porque siempre me dices la verdad, ella debe venir a disculpase contigo.

Ranma, que se había visto como si fuera a autodefenderse vigorosamente, se desinfló de un golpe.

--¿Eh?

Nodoka se encogió de hombros.

--Estoy segura de que si esperas, ella verá por si misma su error, y vendrá a humillarse a tus pies --dijo sin inmutarse.

Ranma pestañeó.

--Uh...
        
Ranma estaba parado orgullosamente, con los brazos cruzados. Akane se arrodilló delante de él tocando el suelo con su frente.

--Te ruego humildemente que me perdones...

Ranma se estremeció. "Ick. De ningún modo."
        
--¡¡IDIOTA!!

Akane dejó caer su mazo encima de la cabeza de Ranma. Ranma quedo estático por un momento, con los brazos extendidos en el aire y sus pies estirados, antes de quedar enterrado en el piso.

--Auch...

Ranma hizo una mueca de dolor. "Más probable, pero...". Se levantó de pronto.

--Voy a ir, uh, fuera. Nos vemos en la cena, Mamá.

Salió.

Nodoka esperó hasta que su hijo se alejara, y entonces sonrió y se levantó para ir a buscar sus útiles de costura.
 


Kasumi soltó el cuchillo y se volvió al darse cuenta que sólo un par de pasos se escuchaban venir desde la puerta del frente.

--Dios mío, Akane --dijo cuando su hermana apareció en el umbral de la cocina, viéndose como si hubiera corrido un kilómetro llorando-- ¿Qué pasó ahora?

--Ranma me odia... --dijo Akane lentamente, recostándose contra el borde de la puerta.

--Oh. Estoy segura de que eso no es cierto --dijo Kasumi con confianza--. ¿Qué te hace pensar eso?

--El estaba en el Neko-ken y... y... me ignoró. Prefirió ir donde su madre. Ya no confía más en mí. No necesita más de mí.

--Bueno ¿por qué estaba en el Neko-ken?= --preguntó Kasumi, intentando comprender la situación.

--Le lancé a Shampoo encima.

--¿Qué? ¿Por qué hiciste eso? Usualmente ella se le lanza encima sin necesitar la ayuda de nadie.

Akane miró fijamente a Kasumi. Su boca se crispó. Se le escapó un resoplido, luego una risita, y finalmente estaba riendo. Kasumi secó sus manos en su delantal y esperó que Akane se calmara.

--Creo que si él te odiara, te habría siseado, no ignorado --apuntó cuando su hermana se hubo sosegado--. Suena como si él sólo estuviera molesto contigo.

--Bueno... ¡Yo estoy molesta con él! --estalló Akane--. En primer lugar quería ir donde Ukyo, luego apareció Shampoo y empezó a burlarse de mí y él sólo se quedó ahí, sonriendo. Entonces le tiré agua a Shampoo, y las cosas se salieron un poco de control, y luego pidió que lo ayuda con Shampoo porque ella era una gata. Estaba tan feliz que no pude controlarme, así que le dije algo como "¿Necesitas que te ayude?", entonces se enderezó y dijo que realmente él no necesitaba un compañero como yo.

--¿Y fue entonces que le lanzaste a Shampoo encima?

--Correcto.

--Hummm.

Kasumi se volvió y tomó nuevamente el cuchillo y el pepino.

Akane se quedó mirando su espalda.

--¿Qué? ¿Qué fue lo que hice?

--Bueno --dijo Kasumi lentamente--, nada en realidad.

--No, dímelo. Por favor.

--Bueno... Tú sabes que a Ranma se le dificulta mucho admitir que necesita algo o a alguien. Las cosas podrían haber funcionado un poco mejor si tú le hubieses preguntado si quería ayuda en lugar de preguntarle si la necesitaba. Eso sería más fácil de admitir para él. De la otra forma, podría pensar que en realidad estabas burlándote de él.

Akane hizo una mueca.

--Oh. Debes tener razón. Pero eso no es excusa para lo que hizo.

--No, supongo que no.

Kasumi continuó cortando incluso las rodajas del pepino.

--El no debería haber hecho eso. Yo tenía la razón, y él estaba equivocado, así que él es quien debe pedir disculpas.

--Lo que tú digas...

--Bien, entonces.

Kasumi terminó de rebanar el pepino, soltó el cuchillo, y se volvió.

--Akane... piensa cuidadosamente antes de responder esto. ¿Prefieres tener la razón... o ser feliz?
 


Ukyo dejó caer su espátula y se quedó con la boca abierta cuando Ranma apareció en el umbral de su negocio.

--¡Ran-chan! --gritó, saltando sobre la parrilla.

Un salto más y sus brazos estaban alrededor de él.

--¡No te había visto durante una semana! ¿Por qué no habías venido antes?

--Oh, tú sabes... muchas cosas que hacer, eso de la nueva escuela y lo demás --dijo Ranma, dejando a Ukyo guiarlo hacia uno de los asientos a lo largo de la parrilla.

Ukyo pasó hacia el otro lado y seleccionó un par de espátulas limpias.

--Entonces, ¿qué es lo que quieres que te prepare?

--Veamos...

El estómago de Ranma rugió.

Ukyo rió.

--El mismo viejo Ran-chan --dijo tiernamente.

--¿Cerdo, nori extra?

--¡Sale inmediatamente!

¡TSSSSS!

--Te echamos de menos en Furinkan, sabes. Kuno lo ha tomado más seriamente que lo usual.

Ranma sonrió.

--Apostaba eso. Apareció afuera de San Hebereke el primer día, con lo de siempre. '¡Chica de la coleta! ¡Akane...! --Ranma se interrumpió-- De todos modos, nosotros, uh, lo cubrimos.

--Realmente te he extrañado, Ran-chan --dijo Ukyo--. No es lo mismo sin ti.

Ranma no pudo mirarla a los ojos.

--Sí, bueno, no es que haya tenido elección.

--Debe ser muy extraño para ti, ir a una escuela de chicas --dijo Ukyo casualmente.

--Deberías saberlo... Supongo.

Ukyo sonrió torcidamente.

--Buen punto.

Sacó el okonomiyaki de la parrilla, lo colocó en un plato y se lo entregó a Ranma junto a un adorno.

--¡Disfrutalo!

Entregó otras ordenes a algunos clientes y regresó a empezar otro lote.

--Y, ¿qué es de Akane? --preguntó casi por accidente.

Ranma se encogió de hombros.

--Ni idea. En su casa, supongo.

--¿Y como le ha ido en San H?

Ranma hizo una mueca.

--Nosotros no lo llamamos así. Le causa mala impresión a la gente.

Ukyo rió con disimulo.

--Sí, bueno, todos lo hacen.

"Así que tuvieron una pelea... ¿eh?. Bieeeen."

Akane estaba sentada delante de su escritorio después de la cena. La tarea estaba desparramada enfrente de ella, pero no podía concentrarse en ella. Jugaba con un lápiz entre sus dedos.

"Debo ir a buscarlo. Debo arreglar las cosas con él. Debo decirle que lo siento. Control, rayos. Debo disculparme, aún cuando piense que tengo la razón..."

--¡Argh! --dijo suavemente para sí--. Inténtalo de nuevo.

"Debo ir a buscarlo. Debo arreglar..."

Escuchó un golpecito en la ventana. Su lápiz saltó en una dirección y la silla en otra.

"¡El está aquí!"

Akane abrió de golpe la ventana. Ranma estaba colgando afuera. Su expresión invertida era difícil de interpretar, pero parecía una mezcla de aprehensión y determinación.

--Mira, si vamos a ser compañer... ¡mmmmmfffff!

Akane se había asomado fuera de la ventana y ya lo tenía abrazado. Repentinamente se dio cuenta repentinamente de que su cara estaba cobijada en un sitio particularmente cómodo de la anatomía de Akane, y sus pies se resbalaron.

--¡MMMMFFFF!

--¡OS...!

Akane aprovechó su firme abrazo para arrastrarlo a través de la ventana, adaptando un movimiento que normalmente utilizaba para tirar a un oponente al suelo. Ella lo dejó en el suelo tan suavemente como puedo y retrocedió.

--Guau. Buena atrapada --murmuró Ranma un poco aturdido.

Rodó sobre sí mismo, se sentó, y recordó lo que estaba diciendo.

--Si vamos a ser compañeros, no debería hacerme pedir ayuda --dijo, tan firmemente como pudo.

Akane parpadeó.

--¡Tú dijiste que no querías tenerme como compañera!

--¿¡Qué!? ¡Yo no dije eso!

--Aquí vas de nuevo. ¡Sí, lo hiciste! Tú...

--¡Dije que quería que fueras un compañero MEJOR! --interrumpió Ranma--. ¡Tonta! ¡Nunca escuchas lo que digo!

--¡Tú...!

Akane forzó su voz a detenerse. "Control. Uno de nosotros tiene que tenerlo". Tomó una fuerte inspiración y forzó su voz a algo aproximadamente calmado y razonable.

--Cuando te pregunté si necesitabas mi ayuda, no trataba de humillarte. Esta sólo sorprendida de que me lo hubieras preguntado.

Fue el turno de Ranma de parpadear.

--Oh. Uh...

Akane recordó lo que Kasumi le había dicho.

--La próxima vez te preguntaré si QUIERES que te ayude. ¿Será mejor así?

--Sí, supongo --Ranma jugueteaba con sus dedos--. Yo, er, quería tu ayuda allí --admitió.

--Oh. Yo, um... siento haberte lanzado a Shampoo encima.

Ranma se encogió de hombros.

--Bueno, no es que no esté acostumbrado a eso, pero usualmente ella no necesita ayuda... ¡ey! ¿de qué te estás riendo?

--Oh, de nada...

--Entonces... ¿qué ocurrió mientras estaba, uh, en el neko-ken? --preguntó Ranma.

--No mucho.

--¿No besé a nadie?

--No. No esta vez.

Akane apoyó su cadera en su escritorio y cruzó sus brazos.

Ranma estudió a su prometida.

--Desearía que no fueras tan celosa. Quiero decir, un poco celosa es atractivo, pero...

--Bien. ¡Desearía que no les prestaras tanta atención a ellas! --interrumpió Akane.

--¡Ellas sólo son amigas! Mira, estoy todo el día contigo en la escuela, luego un par de horas en el dojo, y a veces incluso ceno aquí, y entonces estudiamos la mayoría de las noches... ¿no es suficiente?

"¡No!", pensó Akane, pero sus palabras dieron en el blanco e hizo un gesto de dolor.

--No puedo evitarlo --murmuró--. Ellas son... y yo...

--Mira, ya te lo he dicho. No las quiero...

Ranma suspiró, y tuvo una idea.

--Mira, Kuno es alto y rico, y yo no tengo nada, y el tampoco es mal parecido, así que... ¿por qué no haces más que patearlo cada vez que te abraza?

Akane hizo una cara.

--Euuu. El sólo es... Hizo mi vida miserable antes que llegaras, y peor después. Lo detesto --miró a Ranma--. Tu no detestas a Shampoo o a Ukyo, y estoy segura que no las lanzarías de un puntapié por sobre la escuela si te abrazaran. No veo la conexión.

--Bueno, ¿y que hay de Ryoga entonces? Te trae regalos, es cariñoso contigo, es casi tan bueno como yo...

--¿Ryoga? Sólo es un amigo. No sé. No me siento de esa forma con él. Además, el no me ha abrazado...

"Claro que no tienes idea de dónde ha estado durmiendo ese cerdo", evitó decir Ranma.

--¿Sí? Bien, yo tampoco me siento de esa forma con Shampoo, Ukyo o Kodachi. Ellas sólo son amigas. En realidad Kodachi no es ni siquiera eso.

Akane miró fijamente a Ranma.

--Pero tú eres un chico. Todos saben que un chico, bueno, se siente de esa manera con cualquier chica bonita. Especialmente si ella viene hacía él.

--Rayos --dijo Ranma ceñudamente--. Hubiera esperado eso de mamá... Ella cree que debo ser 'masculino' y agarrarlas a todas... pero pensé que tú me conocías mejor.

Se levantó.

--Mejor olvídalo.

--Espera Ranma.

Akane se movió para interceptarlo antes que pudiera salir por la ventana abierta y lo tomó suavemente de su camisa. Se paró muy cerca de él y observó fijamente su rostro todavía molesto.

--Quizá soy demasiado celosa --dijo lentamente--, pero no puedo evitarlo. Lo negué por un año, y no puedo seguir haciéndolo. Si alguien te aleja de mi, no quiero que sea porque pensé que eso no podía ocurrir.

Ranma suspiró, pero perdió el ceño y sus brazos se cerraron alrededor de ella.

--Nadie va a alejarme de ti. Ya lo han intentando. Y sigo aquí.

--Lo sé... pero es como cuando tú no puedes decirles que no las quieres. No puedes obligarte a ti mismo a decírselos, y yo no puedo obligarme a mí misma a no estar celosa.

Ranma se calmó un poco. Akane podía sentirlo intentando decir algo, y fallando.

--Está bien --dijo finalmente.

Akane se paró en la punta de sus pies y lo observó con expectación.

La puerta se abrió.

--Akane, te traje...

La voz de Kasumi se interrumpió.

La puerta se cerró.

--Rayos --murmuró Akane ante la mirada de pánico de los ojos de Ranma. Tomó su cabeza y lo besó rápidamente antes de que él se apartara, y lo dejó separarse.

--Sabes, si sólo entrarás por la puerta...

--...todos sabría que estaba aquí, y sería aún peor --terminó Ranma--. Supongo que será mejor que me vaya.

--Supongo --dijo Akane un poco triste--. Te veo mañana.

--Sip.

Ranma fue a la ventana y miró hacia atrás por un momento.

--¡Buenas noches!

Saltó fuera y se desvaneció en la oscuridad. Akane suspiró, cerró la ventana, y fue a hablar con Kasumi acerca de golpear a las puertas.
 


--¡Lista!

Akane observó a Ranma, balanceándose en el extremo opuesto de la estera bajo las luces del gimnasio. Akane vio su mano señalando y empezó a dar vueltas: cuatro pasos a la carrera, vuelta hacia delante sobre sus manos, lanzar el cintillo y sostenerlo. Las plantas de los pies de Ranma aterrizaron sobre ella con la suavidad precisa que podía esperar de su compañero, y estuvo lista cuando la cinta de Ranma golpeó a izquierda y derecha, hacia sus imaginarios rivales. Pateó con fuerza, lanzando a Ranma en una parábola. Akane se arrojó a sus pies, jaló con un pie, sosteniendo sus bastones sobre la cabeza, y vio a Ranma aterrizar en la esquina donde ella había empezado. Asintió satisfecha, giró hacia un lado tres veces, y quedo de espalda contra la espalda de Ranma.

--Perfecto --dijo Ranma.

--¿De verdad? --dijo Akane alegremente--. Quiero decir, se sintió bien, pero...

--Bueno, después del intento número diecisiete, debería serlo --observó Ranma, desinflando un poco a Akane--. Y apuesto que una rutina como esta no funcionará muy bien en un encuentro. Pero a los jueces parece que les encanta.

--Um... disculpen...

Dos de las otras chicas del equipo de gimnasia había subido a la colchoneta.

--Eh --saludo Ranma--. Michi y, um, Junko, ¿cierto?

Las dos chicas, la primera con pelo corto, la otra con pelo de largo mediano, cogido en dos coletas, asintieron y sonrieron.

--Esas somos --asintió Michi--. Saotome-kun, nos preguntábamos... um... ¿podríamos entrenar con usted?

Akane y Ranma se miraron y levantaron sus cejas.

--Llámame Ranma --dijo Ranma alegremente--. ¿Conocen a Akane, cierto?

--Sí.... Ranma-kun. Sí, Akane-kun era tu pareja cuando derrotaron a la capitana Kodachi el año pasado. No podríamos olvidar eso fácilmente, aunque no vimos mucho del encuentro desde abajo del ring...

--También nos preguntábamos a que hora alguien se acercaría a conversar con nosotras --indicó Akane.

--Bueno, aquí estamos --dijo Junko un poco avergonzada--. Kodachi-san nos hizo ver claramente que ustedes eran sus, um, intereses personales.

Hizo un gesto hacia las otras gimnastas, las que estaban haciendo sus ejercicios sin mucho entusiasmo o conversando en las bancas.

--Y dado que no tenemos realmente ningún encuentro real, muchas de las chicas realmente no practican mucho.

--Pero algunas queremos realmente hacerlo --dijo Michi a Ranma--. Escuchamos que Akane-kun te llamaba 'sensei', y por supuesto que las vimos practicar, y, eso era, cómo decirlo... ¡guau!

--Kodachi y su grupo piensan que lo único para lo que servimos es para empujar el ring de un lado a otro según ella silbe --dijo Junko amargamente.

Akane y Ranma se miraron de nuevo. Ranma se encogió de hombros.

--Estaríamos gustosas --dijo Akane a Michi y Junko--. Estamos desarrollando un estilo de artes marciales gimnásticas de pareja, y llegamos al punto en que necesitamos otra pareja para practicar.

Michi golpeo sus manos, chilló, y saltó de arriba abajo.

--¡¡Yayyy!!

Junko hizo una reverencia, con la cara seria.

--Haremos nuestro mejor esfuerzo para no defraudarla, Ranma-sensei. Sé que no somos tan buenas buenas como ustedes...

Ranma asintió.

--Veamos primero que es lo que saben hacer, y entonces veremos eso... ¿qué tal? --dijo indicando la colchoneta.
 


--¿Akane-kun?

Akane levantó la vista, mientras seguía abrochando su blusa.

--¿Sí?

Michi miraba más allá de ella, hacia Ranma, que tenía un poco más de problemas de lo habitual con su sostén deportivo.

--Um. Nos preguntábamos si, bueno, hay un lugar donde algunas de nosotras vamos después de la escuela. Es el café Arlequín. Está sólo a una manzanas de aquí, y si quisieran, podríamos ir a charlar un poco...

Akane miró a Ranma.

"Bueno, ellas no son prometidas...", se acuso mentalmente.

--¡Seguro! ¡Suena divertido! --dijo alegremente.

--¡Grandioso! --sonrió Michi-- ¿Conoces el camino? Bueno, yo las llevaré, cuando estén listas...

--Ahora --dijo Ranma irritadamente.

"Malditos sean todos los sostenes."

Tomó su mochila y cerro de golpe su armario. Akane suprimió una sonrisa y siguió a Michi y Ranma afuera del camarín.
 


El café Arlequín era un lugar iluminado con un piso blanco y negro como tablero de ajedrez, y una gran máscara de payaso colgada en el muro a la entrada. Michi frotó con ausencia la brillante nariz del payaso cuando pasaron enfrente. Saludo a otras tres muchachas en una mesa, mientras Ranma y Akane sacudían sus paraguas.

--¡Miren! ¡Aquí las traje! --gritó, volviéndose hacia Ranma y Akane--. Vamos, ellas están ansiosas por conocerlas...

--¿Todas? Espera un minuto, ¿en que nos quieres meter? --protestó Ranma, pero siguió a Michi hacia la mesa.

--Junko, ya nos conocimos en el gimnasio --dijo Michi--, y esta es Eriko, su padre es inglés... --una morena alta de pelo largo asintió-- y esta es Sachiko. Chicas, nuestras esperanzas: Akane Tendo y Ranma Saotome.

La mandíbula de Ranma se dejó caer.

--¿Esperanzas? ¿Qué diablos significa eso?

Las cuatro chicas se la quedaron mirando un momento, entonces Michi río.

--Habla igual que un chico ¡eres increíble!

Ranma se ruborizó. Michi hizo un gesto a sus amigas.

Sólo quise decir que eres nuestra esperanza de hacer algo de gimnasia real en lugar de sólo avivar a Kodachi mientras ella deja fuera de combate a las integrantes de los otros equipos antes de los encuentros.

--Oh --Ranma se deslizó en la mesa detrás de Akane--. ¿Ella sigue haciendo eso? Pensé que había aprendido una lección después de lo que ocurrió cuando intentó dejar a Akane fuera de la competencia. Me encargué de patear bien su trasero.

--Si, y esa es la razón por la que pensamos que podrías ayudarnos a hacer algo ahora --dijo Junko--. Si nos puedes entrenar de la misma forma que Akane, tenemos una esperanza de tomar algún sitio en el equipo, y participar realmente en algún encuentro antes de graduarnos. Quisiéramos ganar, por supuesto, pero lo único que queremos realmente es participar.

Las otras tres asintieron.

--Bueno. Estamos con ustedes --dijo Akane repentinamente--. Haremos lo que ustedes quieran.

La tensión expectante al otro lado de la mesa se disolvió en sonrisas.

Ranma lanzó una mirada de sorpresa a Akane. "¿Qué se le ha ocurrido ahora?" Ignoró la conversación y examinó cuidadosamente a las otras dos chicas, recordándolas del gimnasio de la escuela. "Sachiko es fuerte, pero no tanto como Akane. Eriko... podría ser tan buena como Kodachi después de unos tres años de entrenamiento. ¿Pero en unos pocos meses?". Sacudió levemente su cabeza.

Junko captó su movimiento.

--¿Qué ocurre, Ranma-kun? --dijo en voz baja.

--Va a ser un trabajo muy duro --replicó Ranma--. Pero lo haremos de todos modos. Espero que estén preparadas.

--Lo estamos --dijo Junko con una sonrisa firme--. Pero si no lo intentamos, nunca lo sabremos ¿cierto?

Ranma asintió lentamente.

La mesera se acercó, tomó sus ordenes y se alejó. Ranma permaneció sentada y escuchando a las chicas conversando entre ellas. "Akane seguro se está divirtiendo..." Observó a su prometida con una sonrisa comprensiva en su cara.

--Parece que tienes un admirador --dijo Michi repentinamente a Ranma. Ranma siguió su mirada y vio a un joven en otra mesa observando directamente hacia ella. Su compañero asintió y sonrió.

Ranma miró en otra dirección significativamente.

--No es mi tipo --respondió a Michi.

--¿Oh? Bueno, hay montones de tipos aquí. El Arlequín es un buen sitio para encontrarlos. Sólo espera un poco, y tu tipo aparecerá --dijo Michi confiadamente.

Ranma enrojeció.

--No quisiera encontrar a alguien --murmuró.

Michi cabeceó juiciosamente.

--¿Algún tipo rompió tu corazón? Ya lo superarás. Una chica guapa como tú, con una figura para morirse de envidia como...

--¡No es por eso! --estalló Ranma. Las otras conversaciones alrededor de la mesa se detuvieron. Todas miraron a Ranma. Ranma por un momento consideró la posibilidad de desaparecer bajo la mesa.

Michi miró a Ranma y Akane.

--Ustedes dos no... --dijo estirando su dedo meñique-- ¿o sí?

--¡No! --exclamó Akane. Luego añadió, bajando la voz--. Sólo somos, um, compañeras. Eso es todo.

Michi pareció aliviada.

--Oh, bien. Por supuesto que cosas así suelen ocurrir en una escuela sólo de chicas...

Junko le dio un codazo a su amiga.

--Michi, otra vez estas hablando de más. No las hagas avergonzarse.

--Oh, olvidemos eso. ¿Qué hay de ti? --le dijo Michi a Akane--. ¿Buscas un novio?

La barbilla de Akane se levantó.

--Estoy comprometida --dijo orgullosamente.

Las otras chicas se quedaron mirándola.

--¿Ya? --dijo Michi con incredulidad. Observó la mano de Akane--. No veo ningún anillo...

Akane enrojeció.

--Nuestras familias lo arreglaron.

Un silencio siguió a su anuncio.

--¡¿Qué?!

--Auuuu --reasumió Michi--. Quiero decir, obviamente eres buena presa, pero... ¿qué clase de perdedor necesitaría que su familia arreglara un matrimonio por él?

Akane miró lateramente a Ranma, cuyo fusible estaba notoriamente acortándose, y aguantó una sonrisa.

--Bueno, eso fue lo que pensé al principio, pero luego cambié de opinión. Mi prometido es maravilloso.

Sintió que Ranma se estremecía ligeramente y resistió las ganas de mirarla de nuevo.

--Guau --suspiró Michi. Miró a sus amigas--. Si alguna vez me preguntan como luce una chica enamorada, pensaría en ti.

Se volvió a mirar a Akane.

--Estoy envidiosa. Cuéntanos acerca de este individuo.

Akane se rindió a la tentación.

--Bueno. Es un artista marcial, por supuesto. Es mejor que yo, rayos, pero no podría respetarlo si no fuera así. Es sólo un poco más alto que mi así que tengo que estirarme para besarlo.

--Apuesto a que tiene buen porte --suspiró Michi--. ¿Es guapo?

Akane hizo muecas.

--Debe serlo. Tiene un montón de otras chicas persiguiéndolo todo el tiempo.

Sintió que Ranma se estremecía de nuevo.

--Bueno, mientras no sea él quien las persiga, sólo puedes decir que tienes uno de los buenos --indicó Sachiko.

Akane mordió su labio.

--Supongo que sí.

"Ranma no ha dicho ni una palabra. O está muerto o su auto-control se atascó."

--¡Ey! --exclamó Michi-- ¡Lo conozco! El hermano de una amiga de mi prima va a Furinkan, y ella le dijo a ella que él dijo que Akane Tendo estaba comprometida con el otro Ranma Saotome.

Akane la miró fijamente, espantada. Las otras la miraron escépticamente.

--¿Qué quieres decir con eso de 'el otro Ranma Saotome'? --preguntó finalmente Junko.

--¡Ese que no pudo derrotar a Kodachi! --dijo Michi excitadamente--. Miren, hay un Ranma Saotome que es un hombre, y que va a Furinkan. Y hay otra Ranma Saotome que es una chica y que fue quien derrotó a Kodachi el año pasado. Kodachi dijo que había dos personas distintas con el mismo nombre. ¿Recuerdan que lo repetía sin parar? --las cabezas asintieron--. De todas formas, mi amigo, er, el hermano de la amiga de prima dijo que esa Tendo era una bebé, y que Saotome era un bruto, pero que era una especie de travesti o transexual, algo que no tenía mucho sentido.

Michi miró a Ranma maliciosamente.

--¿Estás segura de que eres una chica, Ranma?

--Uh... ¿Qué es lo que crees? Ya me vieron en el camarín, ¿no?

Ranma esperó lo mejor.

--Cien por ciento femenina --confirmó Junko--. Ningún pedazo de más, ninguno de menos.

Tocó en el codo a Michi y prosiguió.

--Se escuchan un montón de historias raras sobre Furinkan. ¿Recuerdan la de la profesora vampiro? Es más fácil creer en que existen un chico y una chica que se llaman igual, y en el poder de la confusión y el rumor, que en una persona que cambia de sexo. Eso sí que apuesto que hay alguna relación entre ellas.

Cuatro pares de ojos apuntaron a Ranma y esperaron expectantes.Ranma pensó frenéticamente.

"Manténlo simple..."

--Sí. Somos de la misma familia --dijo cuidadosamente--. Tenemos mucho en común. Incluso usamos el mismo peinado.

La camarera regreso con sus pedidos. Ranma observó los tres cuencos de sopa de tallarines caliente en el otro extremo de la mesa y tragó saliva con nerviosismo. Advirtió que Akane se aseguraba se vaso de agua, se relajó un poco, y tomo una cucharada de su postre.

Michi observó el postre.

--Pensé que se suponía que los artistas marciales no consumían esa clase de cosas.

Ranma tragó con rapidez.

--Bueno, una vez que tengan cierta práctica en el Arte, sus cuerpos podrán manejarlo...

--¿Escucharon chicas? --dijo Michi a sus compañeras--. Otro incentivo --volvió a mirar a Ranma--. Así que, ¿qué hay de ti? ¿tienes a alguien en especial?

--Uh, sí --dijo Ranma--. También tengo un compromiso.

Michi descansó su barbilla en su mano y consideró a Ranma con ojos entrecerrados.

--¿Y es tan maravilloso como el de Akane?

--Uh. Algo así.

Ranma empujó un trozo de helado e intentó ignorar la mirada de Akane--. Mi pareja también es artista marcial. Mi pareja es, uh, bonita.

--No eres muy habladora, ¿cierto? --observó Michi--. Bueno, eso está bien.

--Debes disculpar a Michi --dijo Junko a Ranma--. Ella es un poco parlanchina. Quizá cuando consiga un novio, dejará de molestar a los demás con el tema.

--Humpf.

Michi cruzó sus brazos y miró a lo lejos. Las otras rieron.
 


Akane y Ranma caminaron a casa en medio de la lluvia en silencio. La ruidosa masa gris alrededor de los entrelazados círculos de sus paraguas las encerraban en medio de su propio pequeño mundo, como el interior de un gran acuario. Algunas gotas ocasionales manchaban sus oscuros uniformes.

--Les gusté --dijo Ranma finalmente.

Akane la observó, un poco sobresaltada.

--Bueno, seguro. ¿Por qué no? Sólo porque pareces ruda, y hablas como un chico...

--Córtala, Akane --interrumpió Ranma--. Eso me molesta. Lo que quiero decir es que les gusté. Ninguna intentó abrazarme, o matarme, o ignorarme. Ellas sólo fueron amistosas, y todo porque les mentí.

Akane suspiró.

--Tenías que hacerlo. No podríamos seguir en San Hebereke a menos que ellas crean que eres una chica.

--Eso no lo justifica, maldición. Quiero decir, he mentido unas cuantas veces, a mamá, a Shampoo, pero sólo cuando mi trasero estaba en riesgo, y me de todas formas me apestó. Cuando ellas descubran que en realidad soy un hombre, me van a odiar. Como tú lo hiciste --finalizó Ranma calladamente.

Akane cambió su mochila a la mano que sostenía el paraguas, para poner la otra encima del hombro de Ranma.

--Lo sé. Pero eso fue hace mucho tiempo, y ahora sabes como me siento acerca de ti. No estarías yendo a San Hebereke si yo no te lo hubiera pedido, así que si hay alguien a quien culpar es a mi.

--Eso no lo hace mejor.

--Bueno... si algo ocurre, quizá podamos convencerlas de que eres una chica que se convierte en chico con el agua caliente. O quizá te lleguen a querer tanto que te perdonen por no ser una chica.

--Quizá --dijo Ranma dando una patada a un charco.

--Ey. Yo lo hice...

Ranma observó la amorosa sonrisa de Akane, y por fin, lentamente, devolvió la sonrisa.

--Ahora, ¿por qué tuviste tanto problema en decirle a Michi lo maravilloso que era?

La sonrisa de Ranma se convirtió en una mueca.

--Gaaa. Apenas puedo decírtelo a ti... ¿cómo podría decírselo a ellas?

--Buena respuesta, compañero. Estas mejorando...
 


--Así que... ¿qué piensas? --le preguntó Michi a Junko luego que Ranma y Akane se retiraron del café.

--Ellas son nuestra mejor oportunidad. Claro, son un poco raros, pero todos los buenos lo son. Si Ranma nos enseña la mitad de las cosas que le ha enseñado a Akane, sería mejor que la maestra Hasegawa --replicó Junko.

Sus ojos se volvieron a Sachiko.

--¿Qué pasa entre ellos, Sachi?

--Bueno... --Sachiko golpeó sus palillos contra sus labios--. Ustedes vieron como se miraban, y también vieron la expresión de Akane cuando hablaba de su novio. Ella está realmente loca por él. Pero Ranma parece también estar loca por ella... y lo raro es que Akane realmente parecía también estar loca por ella, pero no quería que nos diéramos cuenta. No conozco al novio de Ranma, pero siento pena por el chico, porque esto puede convertirse en un desastre.

Pensaron sobre eso durante un momento.

--No es como un triángulo amoroso --dijo Michi finalmente--. No se me ocurre como llamarlo. Creo que es tridimensional. Si no me hubiera saltado ayer la clase de geometría lo sabría.

Suspiró románticamente.

--Pero creo que es muy dulce. El amor prohibido que florece en el gimnasio de San Ecchi, la secundaria más rara de Tokyo... ¡ick!

Michi tuvo que agacharse ante la súbita tormenta de palillos y servilletas que empezó a caer sobre ella.

--Deja de leer esas historietas románticas. Te están pudriendo el cerebro --advirtió Junko.


Fin de Manada

 
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