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Domando al caballo de Vince Seitert
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
Los personajes y situaciones de Ranma 1/2 son copyright (c) Rumiko Takahashi.
Derechos de publicación en Japón de Shogakukan Inc.
Derechos de publicación en Estados Unidos de Viz Inc.
Este trabajo no pretende infringir estos derechos.


Parte 5:
Ensillado
 
   El momento del ensillado es crítico para el desarrollo de un caballo dócil y bien temperado. Los errores en esta etapa pueden producir un animal que sea porfiado, intransigente o incluso peligroso. El jinete deberá ser paciente y amoroso y mantener el control durante todo el tiempo que dure el proceso... si esto se hace adecuadamente, el resultado será un lazo entre el caballo y el jinete que enriquecerá la vida de ambos.
--Domando al caballo: la guía del jinete

--¿Una cita?

Ranma era el retrato de un artista marcial que no puede creer lo que escuchan sus oídos. Había creído que estaba en el cuarto de Akane sólo para obtener ayuda con su tarea.

--Ya me oíste --dijo Akane con firmeza--. Quiero que me invites a salir. Quiero que fijes el día y la hora a la que vendrás a buscarme para ir a alguna parte. Podemos ir a cenar y ver una película, o algo así.

Ranma se veía dudoso.

--¿Por qué deberíamos hacer un escándalo con eso? Si quieres salir a alguna parte, está bien, pero...

--¡Eso es lo que hacen las parejas, tonto! Somos una pareja... ¿o no?

Su mirada lo desafiaba a responder con algo.

El aceptó el desafío.

--¿Qué quieres decir con "pareja"?

Akane tomó un profundo respiro, contuvo la respiración y la dejó salir lentamente. Eso no ayudó mucho.

--Una pareja. Soy tu prometida. Tú... --"ayúdame Dios mío", parecía decir su mirada-- ...eres mi prometido. Una Pareja.

--Bien. Entonces invítame a salir cuando quieras... --respondió él arrogantemente.

--¡Ooooooh! Tú... Tú...

Ranma bajó su mirada hacia los ojos de Akane. Ella estaba jadeando, con sus puños apretados y no podía imaginar por qué aún no le había dado un golpe. Su corazón latió una... dos... tres, cuatro, cinco veces, y entonces sus brazos resbalaron alrededor de su cuello, sus dedos tomaron su pelo e inclinó su cabeza. Sus labios se sentían repentinamente cálidos en los suyos y nada suaves, nada suaves en lo absoluto, pero eso no le importó. Sus brazos se cerraron sobre ella, como si supiera que lo que estaban haciendo era algo bueno, ya que no estaba poniendo atención.

Akane rompió el beso y retrocedió, buscando los ojos de Ranma. Sus labios se curvaron en una sonrisa tonta.

--Guau. Así que eso es lo que Shampoo y Kodachi...

Akane se soltó de su abrazó y retrocedió un paso, repentinamente enfurecida.

--¡Se supone que deberías estar pensando en mí, no en ellas! --gruñó.

El rostro de Ranma probó varías expresiones antes de detenerse en la sonrisa afectada que Akane detestaba tanto.

--Je. ¿Y por qué no me obligas a hacerlo?

Ella no podía dejar pasar eso... ¿o sí? Akane conectó su mejor derecha en dirección a donde estaba su ombligo, pero sólo alcanzó el aire, porqué él ya se había deslizado hacia ella y la estaba besando, besando en la misma forma en que él encaraba sus luchas, con satisfacción y abandono y... oh, muchacho... con una técnica que había empezado torpemente, pero mejoraba a cada segundo. Ella escuchó un pequeño gemido y advirtió que era su propia voz, pero eso no le importó, porque había esperado esto durante tanto tiempo y todo lo que ahora deseaba era empujarlo hacia abajo, hacia el suelo, y... y... ¿y qué?

¡WHAM!

Ranma rebotó contra la pared chillando.

--¿¡Qué?! ¿¡Qué?!

Y se detuvo.

Akane estaba recostada contra la pared opuesta, hasta donde había llegado impulsada por el súbito empujón de pánico que los había separado, con la mano en su pecho, y aún jadeando.

--¡No! ¡No hasta que nos hayamos casado! --exclamó.

Ranma pestañeó, atontado.

--¿Qué? ¿Sin besos?

--No... No...

Se detuvo y lo observó. No había manera alguna de que Ranma pudiera estar fingiendo esa mirada tonta. Y eso sólo quería decir...

--¡Argh¡ ¡No puedo creerlo! ¡No puede ser posible que ALGUIEN pueda ser tan denso!

--¿Qué? Si no es besarse, entonces... ¿qué?

--Dios mío. No estás bromeando... No estabas pensando en...

"Y yo sí lo estaba".

Akane se ruborizó profundamente y escondió su rostro entre sus manos.

"Ay, muchacha. Siempre he sido yo..."

Ranma se quedó mirando sus flameantes orejas y, de pronto, Entendió.

--Oh. Eso. Uh...

Akane atisbó entre sus dedos. Ranma estaba tan rojo como ella.

"Quizá no quiera reírse de mi..."

--Bueno, yo, um... Acaso no has... ¿tu sabes?

Ranma colocó su mano detrás de su cabeza y examinó el techo.

--Uh... En realidad no. No se lo digas a mamá, pero siempre he creído que era algo que sólo les ocurría a otras personas. Adem...

Se interrumpió por un golpe en la habitación de al lado y calló. En el súbito silencio que siguió, Ranma y Akane pudieron escuchar un ruido apagado, que sonaba como... ¿risas?

Se miraron el uno al otro.

"¿Micrófono?"

Un par de gruesas gotas de sudor aparecieron en sus cabezas.

--¡¡¡NABIKI!!! --exclamaron a coro y se lanzaron hacia la puerta.

Nabiki apenas tuvo tiempo para sacarse los auriculares y retirar la cinta de su grabadora antes de que Ranma y Akane irrumpieran en su cuarto. Su mano se hundió detrás de su cinturón y salió vacía.

--Ah, ah, ah... --los reprendió--. Ni se les ocurra.

Ranma ya había pensado en eso. Observó la silueta del casete en los pantalones de Nabiki. Su mano se agitó espasmódicamente. Akane cogió su mirada y murmuró.

--Ve por él.

Nabiki lo miró fríamente. En ese mismo momento se dio cuenta de lo que significaba hurgar dentro de los pantalones de Nabiki.

Ranma retrocedió y se encogió de hombros.

--Lo siento. No puedo hacerlo. Si quieres carne de dragón para la cena, yo mismo iré a matar uno, pero esto no.

--Cobarde --murmuró Akane. Se dio fuerzas a sí misma y encaró a Nabiki--. ¿Cuánto?

--No tiene precio.

Ellos se quedaron con la boca abierta.

--Es verdad. Ni ustedes ni nadie podrán darse nunca el lujo de comprar esto. Lo conservaré para alegrarme en las épocas oscuras que puedan venir...

Akane y Ranma intercambiaron miradas desesperadas.

--Además, por lo que oí, estoy segura de que bastante pronto habrá cosas de las cuales podrían avergonzarse mucho más.

Ranma y Akane asumieron un colorido tono escarlata.

--Piensen en esto como una advertencia, para no ser atrapados.

Akane recuperó de nuevo su voz.

--Nabiki... si alguna vez en tu vida permites que alguien escuche esa cinta, yo... yo no te lo perdonaré mientras vivas.

Calló, desinflada por el despreciable peso de la mayor amenaza que era capaz de formular.

--¿Qué? ¿Ni siquiera Kasumi? ¿Y que hay de papá? ¡Jé! Apuesto que a Happosai...

--¡¡¡NABIKI!!!

--Guau. Y más encima en estéreo... --Nabiki sonrió triunfalmente y levantó una mano--. Sólo bromeaba. En serio. Juro solemnemente que nunca nadie oirá esta grabación, y que se rompa mi ábaco si eso llega a ocurrir.

Akane consideró el punto por un momento.

--Bien. Pero por amor de Dios, manténla en un sitio seguro.

--Pero... --empezó a decir Ranma.

--Vamos, Ranma...

Akane agarró su coleta y lo arrastró hacia fuera.

Nabiki no pudo resistir una declaración final.

--Nos vemos luego, Sin-besos-san --suspiró a Ranma cuando éste se iba.

Ranma sólo tuvo tiempo para ofrecer una mirada feroz antes de que la puerta se cerrara delante de él. Nabiki sonrió, hizo una repentina mueca de dolor, y cuidadosamente extrajo la cinta de donde estaba. La sopesó en sus dedos, volvió a sonreír, la colocó de nuevo en su grabadora y apretó "Rebobinar".

Fuera, en el vestíbulo, Akane soltó la trenza de Ranma.

--Necesitamos hablar --dijo ella.

--¿Necesitamos? Uh, sí, seguro. Pero deja de mirarme así.

--No aquí, sin embargo. En algún sitio donde no haya micrófonos.

--Y prometidas... Excepto tú, por supuesto. Je, je.

--Je...

"Idiota"

--¿El tejado? --sugirió Akane.

--Ná. Seguro que Nabiki también ha colocado micrófonos allí. Quizá el techo del dojo... uh, No.

--¿El parque?

--Vamos.

Ranma hizo crujir sus nudillos y agregó, sonriendo viciosamente.

--Si tenemos suerte, encontraremos algún ladrón. Necesitamos practicar un poco.

¡Bop!
 


El pequeño parque cercano al dojo tenía unos pocos árboles, algunas bancas de hormigón y una encantadora vista del canal. A esa hora de la noche, las luces de la ciudad también resultaban agradables de ver. Akane rogaba desesperadamente que Ranma pusiera su brazo alrededor de ella mientras caminaban allí, pero realmente no se atrevía a poner su propio brazo alrededor de él.

--Aquí --dijo Ranma, acercándose a una de las bancas sin respaldo al lado del terraplén--. Si te sientas enfrente de mí podremos atisbar sobre el hombro del otro para que nadie se acerque a escondidas.

Akane suspiró.

--Te estás poniendo paranoico --dijo, mientras se sentaba como le había indicado Ranma.

--Ná. Eso sería sólo si nadie quisiera acercarse a escondidas.

Ranma sonrió forzadamente. Se sentó enfrente de ella y perdió el gesto. El único solitario sonido era el de la brisa entre los árboles.

"Podríamos besarnos tan fácilmente sentados así", advirtió Akane. "¿No será...? ¿Acaso lo habrá planeado así?"

Aguardó esperanzadamente. La brisa susurró de nuevo...

"¿Qué estás esperando, tonto?"

Finalmente se cansó de esperar.

--Podrías besarme de nuevo, ¿sabes? --dijo con timidez--. Si lo deseas...

Ranma empezó a hablar.

--Uh... Sí... Supongo que podría...

Se agachó un poco, inclinándose hacia delante. Sus labios se encontraron. Akane cerró sus ojos. Sus labios se movieron un poco alrededor. Sus labios se separaron.

"¿Y eso es todo? ¿Qué le ocurrió a...?"

Akane abrió sus ojos.

Ranma tenía el ceño ligeramente fruncido. Se veía como si estuviera tratando de ponderar algo.

--Rayos, Akane. Eso fue patético --dijo finalmente. Incluso una chiquilla tan poco femenina como tú debería ser capaz de besar mejor que eso.

Era el tono de sensei lo que resultaba más irritante, y la reacción de Akane fue automática.

"¡Grr! ¡Ya te demostraré de lo que soy capaz!", pensó mientras arremetía hacia delante.

Ella no advirtió el cambio de la expresión de Ranma, de desilusión a anticipación, pero si notó cuando sus brazos se cerraron alrededor de ella, y su aura estallaba en una explosión silenciosa y ella podía verlo, podía ver sus auras brillando y chisporroteando, la una contra la otra, con sus ojos cerrados...

"El tiene que amarme tanto como yo lo amo a él. No puede haber otra explicación para que algo tan maravilloso como esto pueda estar pasando..."

Entonces todo ya había terminado y sus ojos cerrados goteaban lágrimas. Se aprovechó de la forma en que sus brazos estaban entrelazados para apretarlo aún con más fuerza. El la apretó también, no tan fuerte como ella, como si fuera algo precioso que podía romperse si él no tenía cuidado.

Akane se separó ligeramente, manteniendo el abrazo, y levantó su vista hacia Ranma. Era la primera vez, por lo que podía recordar, que lo veía feliz. No triunfante-feliz, o aliviado-feliz o tratando-de-parecer-agradable feliz, sino, simplemente, alegre-de-estar-vivo feliz. Esa expresión, sin embargo, no duró mucho. Empezó a cambiar a un gesto de aprehensión. Akane consideró que era mejor que ella dijera algo antes que él lo hiciera.

--¿Qué...? ¿Qué fue todo eso?

El se encogió de hombros.

--No tengo idea.

Pero su expresión decía lo contrario.

Akane lo miró impaciente.

--Recuerda que tienes la peor cara de póquer de la historia... Inténtalo de nuevo.

El suspiró.

--No pienso decirlo.

--¿No estarás tratando de hacerme enojar para poderme besar de nuevo?

El se quedó mudo.

--Uh...

Ella dejó que sus manos vagaran un poco por su espalda. "Qué pedazo de trasero tiene... es una lástima que esté su camisa de por medio... ua, chica."

--Bueno, vamos a ver. Nos besamos y fue... agradable. Nos besamos cuando estaba enojada, y... fuegos artificiales...

Levantó una ceja hacía él, y agregó:

--Fueron fuegos artificiales para ti también... ¿o no?

--Mmmm --se ruborizó él.

--Así que...

--Detente, Akane. No quisiera hablar demasiado sobre esto.

Ella lo miró fijamente, sorprendida.

--Bueno... ¿por qué no?

--Yo... uh... es un poco como el Arte. Si piensas demasiado en algo es como... si se fuera.

Hizo un gesto desvalido. Su voz bajó hasta convertirse casi en un murmullo.

--Yo... yo no... no quisiera que se fuera...

Akane lo miró fijamente.

--Ranma...

"¡Ahora!"

--¿Ranma? ¿Recuerdas lo que ocurrió justo antes de la boda?

El parpadeó. Si, lo recordaba. Ella colocó un dedo sobre sus labios sólo por si acaso.

--Sé que me amas, Ranma. Lo sé desde lo de Jusendo. Quizá no me lo dijiste entonces, y quizá hayas tratado de negarlo antes de la boda... y quizá tampoco puedas decírmelo ahora...

Ella tomó aliento.

--Pero todo está bien, mientras no trates de negarlo ahora, porque... porque yo te amo, Ranma.

Sus ojos se ensancharon. Ella retiró su dedo de sus labios. El estaba temblando.

"¿Miedo? Miedo... Oh, Dios mío. ¿Lo he arruinado? ¿Qué pasa si el no me ama? ¿Qué pasa si lo pierdo por haberle dicho que lo amaba?"

Trató de controlarse como había aprendido a hacerlo.

"Ahora yo debo ser la persona fuerte aquí..."

Ella lo abrazó de nuevo, torpemente, y trató de tranquilizarlo. No estaba funcionando.

"¡Oh, no! ¡El aún no estaba listo!"

--¿Akane? --su voz se quebró-- ¿Qué hay con mi maldición?

La esperanza resurgió en ella de nuevo. Trató de hacer que su voz sonara lo más natural posible.

--Podré vivir con ella si tu puedes hacerlo.

El se separó para mirarla a los ojos sin decir nada. Sus dudas eran evidentes.

Ella suspiró.

--Ve y salta al canal. Vuelve acá como chica y te lo diré de nuevo.

Y agregó, sin entusiasmo.

--Pero nada de cosas pervertidas...

Su boca hizo una mueca. Era una imitación bastante penosa de una sonrisa, pero era una sonrisa. Entonces él se había ido.

¡Splash!

Ranma saltó de regresó por encima de la baranda. Se sacó su camisa, la estrujó y volvió a colocársela, sin mirar a Akane. Akane se levantó, se acercó a su lado, y volvió el rostro de la muchacha menor hacia ella.

--Te amo, Ranma.

Akane miró fijamente los ojos azules de Ranma, intentando hacerle ver su sinceridad. Las lágrimas encontraron su ruta de escape y, de pronto, Ranma estaba llorando, en fuertes y ruidosos sollozos, que parecían surgir de ella en oleadas. Akane colocó sus brazos alrededor de ella, esperó que la tormenta amainara, tratando de pensar en momentos felices.

Eventualmente el llanto de Ranma disminuyó y cesó. Akane amablemente le ofreció un pañuelo.

--Gracias.

¡Pfeeeev!

--Te sigues sonando como un chico --comentó Akane.

Ranma rió un poco y limpió su nariz.

--No creo que quieras que te lo devuelva ahora --dijo, inspeccionando el pañuelo--. Maldición, creo. Este cuerpo de chica parece manejar mejor que el mío esta clase de asuntos sentimentales...

Miró a Akane.

--Eso dolió mucho. Como... como una herida a medio sanar.

Akane se encogió de hombros.

--Quizá tome algunos años --dijo livianamente.

--Hmmmm.

Repentinamente la mirada de Ranma se detuvo en un punto detrás de Akane.

--Mierda --murmuró--. Shampoo. En su bicicleta. Escondámonos entre los árboles.

--Espera, Ranma --dijo Akane, tocando el hombro de Ranma--. ¿Por qué deberíamos escondernos?

Ranma se enderezó despacio, pareciendo confuso. Abrió su boca y la cerró.

--Maldición. Tienes razón --dijo finalmente--. No hemos hecho nada...

Captó la mirada de Akane y ésta pudo leer su pensamiento.

"Pero Shampoo no lo vería de esa forma... oh, mierda."

Akane se veía sería.

--Sólo recuerda quién es quién y qué es qué --le dijo a Ranma.

Ranma miró compungida.

--No creo que sepas de lo que hablas... --dijo bruscamente.

--¿¡QUE?!

--¡Nihao, Ranma!

Ranma ignoró la bicicleta que se acercaba. Una mirada alegre apareció de súbito en su rostro. Se separó de un salto de Akane.

--¡Ja! ¿Qué pasa contigo? ¡De todos modos eres muy lenta para atraparme!

Akane se quedó estática y escéptica... y, de pronto, entendió.

--¡Vuelve acá y recibe tu castigo como un hombre, cobarde!

"Ahora"

Cargó contra Ranma, que saltó lejos... justo encima de Shampoo.

--Lo siento Shampoo --gritó Ranma por detrás de su hombro, sin disminuir su carrera-- ¡Tengo una marimacho detrás de mí! ¡Nos vemos!

Akane arrolló cuidadosamente la bicicleta de Shampoo.

--¡Ups! ¡Que descuidada soy!

Y salió corriendo detrás de Ranma...

Shampoo se los quedó mirando mientras se alejaban.

"Hay algo raro en todo eso, pero..."

Entonces vio su bicicleta, con sus ruedas dobladas y retorcidas, y empezó a maldecir en chino...
 


Bien lejos del parque, Ranma surgió de la noche y empezó a correr al lado de Akane.

--¡Huiii! ¡Eso fue divertido!

Akane lo miró y sonrió.

--Hacemos un buen equipo, ¿cierto...? ¡Cuidado!

Ranma apenas esquivó un inconvenientemente ubicado basurero.

--¡No hagas eso! --gritó.

--¿Hacer qué? --preguntó Akane inocentemente, disminuyendo su velocidad.

--Sonreírme cuando hay postes y cosas en el camino.

Akane rió y palmoteó a Ranma en el hombro.

--No es mi culpa que no mires por donde vas.

Ranma repentinamente miró por encima, oliendo cautelosamente el aire.

Akane gruñó.

--¿Y ahora qué?

--Va a llover... y estamos lejos de casa... ah... Ven.

Ranma corrió calle abajo. Akane la siguió. Alcanzaron a refugiarse bajo el puente del canal antes de que la lluvia se desplomara sobre ellos. El aguacero se calmó un poco después del impacto inicial, pero aún llovía.

--Bueno, si Shampoo sigue detrás de nosotros, debe estarlo haciendo en cuatro patas --dijo Ranma, mirando fijamente la lluvia.

Akane desempolvó una sección del puente con su mano y se sentó.

--Ven aquí.

Ranma se volvió a mirarla, y ella palmoteó el concreto al lado de ella. Ranma dudó un momento, pero finalmente se acercó y se sentó al lado de Akane, lo suficientemente cerca como para que cada uno sintiera el calor del cuerpo del otro, pero sin tocarse realmente. Escucharon un tiempo caer la lluvia.

--¿Ranma? ¿Qué estás pensando?

La voz de Akane era gentil.

--No sé. Supongo... las cosas no van a cambiar mucho.

Sintió que Akane se movía para cerrar el pequeño hueco que había entre ellas. Ahora estaban en contacto, desde el hombro a la rodilla. Suspiró débilmente.

"No me había atrevido a hacer eso, pero me alegro que ella si"

Sintió un suave golpe en las costillas, una forma indirecta de obligarlo a decir lo correcto.

--Quiero decir... últimamente las cosas han ido bastante bien entre nosotros, pero puede pasar cualquier cosa que lo cambie todo.

Se encogió de hombros con desesperación.Akane comprendió el sentido de sus palabras.

--No quieres que perdamos las cosas buenas entre nosotros.

--Sí... algo como eso.

--Ranma... ¿qué es lo que deseas? ¿Realmente?

--Quieres decir... ¿además de ser hombre a tiempo completo, y tener comida suficiente?

Sintió el asentimiento de Akane en la oscuridad, y meditó sobre el tema por un momento. Finalmente rió.

--No me he preguntado mucho sobre eso. Supongo que no pienso mucho sobre eso.

Hizo una pausa.

--Buenos amigos. Y... buenos enemigos.

--¿Qué?

--Bueno, diablos, te gusta tener amigos ¿o no? Esa parte tiene sentido --dijo Ranma--. Sólo he tenido dos amigos antes de venir aquí. Ukyo y Ryoga.

Akane no dijo nada.

--Echo de menos a Ryoga. No es exactamente mi amigo, pero es mi mejor enemigo. No puedes tener buenas peleas sin buenos enemigos, y tuvimos algunas peleas grandiosas.

--¿Es por eso que siempre estabas molestándolo?

Ranma sacudió su cabeza con disgusto.

--Mira, Akane, eso es cosa de hombres. Diablos. Es una cosa de artistas marciales hombres. Tú eres una amachotada artista marcial, así que deberías al menos entender parte de eso... ¡auch!

Ranma sobó sus costillas. Akane las había pinchado, pero no se había separado.

--¿Qué soy yo? --preguntó suavemente Akane.

--Creo que eres más amachotada que artista marcial pero... ¡auch!

--No tonto. ¿Amiga o enemiga?

--Eh... Si me vas a pegar, pégame en otra parte. Ese sitio es muy sensible. Eh... ambos.

Sintió que Akane perdía el interés en puntearle.

--¿Ambos? Ranma, vas a tener que explicar eso.

--¿Explicar qué? He disfrutado todas las peleas que hemos tenido ¿vale? ¡Incluso si he sido yo quien ha recibido todos los golpes!

La voz de Ranma hizo una pausa, y continuó a menor volumen.

--Y tú nunca me golpeaste cuando estaba mal, y hasta arriesgaste el pellejo para cubrirme cuando mamá podría haberme obligado a cortarme las tripas... y... y... nunca me dejaste solo...

--Ranma...

Akane puso su brazo alrededor de la muchacha.

--¡Ey! Pensé que habías dicho que nada de cosas pervertidas --protestó Ranma débilmente.

--Esto no es nada pervertido --dijo Akane--. Las chicas de verdad lo hacen todo el tiempo. Además, nadie está observando.

Ranma no respondió, pero su brazo se deslizó alrededor de la cintura de Akane.

Akane se armó de valor.

--¿Y que hay sobre el compromiso?

Ranma suspiró.

--Supongo que me he acostumbrado a eso. Uh... si nuestros amigos no hubieran saboteado la boda, creo que habríamos seguido adelante con ella. Te veías tan bonita...

Akane se ruborizó en la oscuridad y apretó su abrazo de un brazo.

--Um... pero... no estoy seguro de si estoy listo para ser un es... esposo. En estos momentos, lo que necesito es una compañía.

Hizo una pausa.

--Si... si esto ayuda, si tuviera que casarme, quisiera que fuera contigo.

--Oh... --la voz de Akane estaba cargada de emoción--. Oh, sí... si ayuda. Oh, Ranma...

--Supongo... Otra cosa que quisiera es que tú estuvieras contenta... ¿Qué es lo que quieres tú, Akane?

--Yo... quisiera ser tu... compañía.

Las palabras surgieron apresuradas.

--Esa era la otra razón por la que quería que me entrenaras. Así podría ser lo suficientemente buena como para que no tuvieras que protegerme todo el tiempo, y así podría protegerte a ti si lo llegabas a necesitar. Así, juntos, podríamos derrotar a cualquiera que quisiera separarnos...

--Pero... pero eso es el deber de un hombre... --empezó a decir la femenina voz de Ranma.

Akane saltó a sus pies y se enfrentó a Ranma.

--¡NO! ¡Eso es para otra gente! Tú me sigues llamando marimacho. Perfecto. Soy una marimacho. Además, tú eres un chico que, a veces, es una chica. Eso también es perfecto para mí. Así que esas tontas reglas de hombres y mujeres no funcionan con nosotros. ¡No pueden!

--Pero...

Akane lo interrumpió.

--Algún día querrás regresar a China buscando una cura, o alguien va a necesitar un héroe y te ofrecerás como voluntario, o... o las rarezas de nuestras vidas volverán a salirse de control de una manera que ni siquiera podemos imaginar. Bien. La próxima vez no irás solo.

--Akane...

--Lo sé. Lo sé. Quieres que esté a salvo. Pero... ¿dónde podría estar a salvo? Me quedé "a salvo en casa" la última vez... ¡y esos bastardos vinieron y me llevaron de todas formas! No podría resistir si tuviera que esperar, sin saber si estás vivo o muerto. Quiero ir donde tú vayas. Quiero pelear a tu lado. Si m-muero, quisiera morir en tus brazos. ¡No te atrevas a quitarme ese derecho sólo porque quieres que esté "a salvo"!

Su voz se quebró, y cubrió su rostro con sus manos, sabiendo que Ranma estaba recordando el mismo momento y lugar que ella.
        
Ranma estaba sentado sobre las ruinas de una estatua de piedra, rodeado por aguas encantadas a la salida de una caverna semidestruida, y sosteniendo una joven mujer cubierta sólo por su camisa. Ella yacía flácida, sin respirar, en sus brazos, y él estaba seguro que estaba muerta, que había podido salvarla, y que había fracasado miserablemente. Sus lágrimas cayeron sobre su rostro, mientras gritaba su nombre:

--¡¡¡AKANE!!!

...y la mano de ella tocó su rostro.

Akane consiguió recobrar el control y miró a Ranma. Estaba cobijado con sus rodillas en su barbilla y sus brazos alrededor de sus piernas, estremeciéndose.

"Uh, oh"

Akane se sentó a su lado y lo sacudió.

--¿Ranma?

--Estaba tan seguro de que habías... --Ranma dijo monótonamente.

--No pienses en eso. Piensa en lo que ocurrió después, cuando desperté, y me sostenías, y todo era perfecto.

"Justo antes de que empezaras a preocuparte si realmente me habías dicho que me amabas", agregó para sí.

Ranma se desenrolló un poco.

--Sí...

Akane pudo escucharlo tragando saliva.

--De todas maneras, no quisiera que nada como eso volviera a ocurrir.

--Yo tampoco, pero prefiero el riesgo de que... lo que casi ocurrió... a haberme quedado en casa para descubrir que te habías ido... y preguntarme si podrías seguir vivo si yo hubiera estado allí.

Ranma estaba pensando es eso. Ella casi podía oír los engranajes, mientras él consideraba la posibilidad de que fuera sido él quien estuviera a punto de morir y fuera ella la que lo salvara.

--Supongo que debemos entrenar más duro --dijo Ranma finalmente. Es lo más cercano a una concesión que podría asumir.

Akane contuvo su lengua y palmoteó a Ranma en el hombro.

--¿Compañeros?

Ranma suspiró.

--Sí. Compañeros.

--Entonces me has dado lo que quería. Seguiré siendo una buena amiga... y una buena enemiga... para ti, Ranma. Intentaré mantener a papá lejos de tu cuello acerca de la boda. Sólo...

--¿Sólo qué? --preguntó Ranma cuidadosamente.

--Bueno... Sé que no quieres casarte todavía, pero sería bueno si pudiéramos ser... prometidos de verdad. Tú sabes... dos personas que están pensando en casarse algún día. El uno con el otro, quiero decir.

--No hay problema. Yo, eh, estaba pensando en eso también. Sólo que no pensé que tú también.

--Oh. Bueno, si lo estaba.

Akane hizo una pausa.

--¿Y que hay de Shampoo y Ukyo y Kodachi?

Ranma suspiró de nuevo.

--No quiero casarme con ninguna de ellas. Shampoo esta bien, pero no puedo olvidar que estuvo persiguiéndome por toda China durante dos semanas. Es la primera persona que realmente quiso matarme. Su maldición tampoco ayuda mucho. Y, además, ella simplemente no se rinde. Estoy aburrido de que se la pase abrazándome todo el tiempo, y, además, estoy completamente seguro de que no quiero convertirme en el esposo de una amazona.

--Ukyo es agradable y todo eso, pero sigo pensando en ella como en un hombre. Aún no me siento tan confuso como para querer casarme con un hombre. Pero me siento culpable por lo que mi papá le hizo a ella. Quisiera poder arreglar eso de alguna forma...

--No me siento responsable por Kodachi. Ella no escucha más de lo que Kuno hace. Si ellos escucharan, sabrían que no quiero nada de ellos.

--Bueno... ¿Y por qué simplemente no se los dices? --dijo Akane.

"No voy a echarle en cara todas las veces que "la chica de la trenza" corría detrás de Kuno. No ahora, al menos."

--No puedo --reclamó Ranma--. Todas las veces que lo he intentado, algo ha salido mal o lo han entendido mal o algo así. Cada vez que me enfrento a ellas siento que mi cerebro se va a convertir en jalea y que las palabras van a salir al revés. No puedo. Simplemente no puedo, al igual que no puedo ni siquiera acariciar un gato sin sentirme aterrado.

Observó a Akane.

--Si vas a ponerte celosa, supongo que es justo, pero desde ahora te digo que no tienes ninguna razón para estarlo. Golpéame si quieres.

Akane sonrió tristemente.

--No quiero pegarte. Preferiría darte un beso.

--Uh, si haces eso, ellas me pegarán. Oh, bien. Puedo soportarlo.

Agachó su cabeza.

--Realmente vale la pena...

--Oh. Ranma. Dices las cosas más dulces.

--Gaaa. Ya dejo de llover.

--Entonces vamos.

"Agua caliente..."

Akane se levantó y esperó. Ranma se paró, frotó su rostro y siguió a Akane fuera del puente.
 


Kasumi se volvió mientras Akane y Ranma entraban a la cocina.

--Oh, hola, Ranma-kun. ¿Tuvieron una buena caminata, Akane?

--Seguro, buena, --Akane dijo casualmente--. ¿Podrías darnos un poco de agua caliente, Kasumi?

--Por supuesto.

Kasumi le entregó la tetera a Ranma. Ella se deslizó fuera del pórtico. Regresó un momento después y le devolvió la tetera a Kasumi con una palabra de agradecimiento. Akane entonces lo siguió fuera.

Akane llevó a Ranma atrás y se detuvo dentro de la verja del dojo.

--Me gustaría estar contigo más tiempo, Ranma, pero se está haciendo tarde y tenemos escuela mañana... así que...

--Sí, lo sé. Bien... buenas noches

Se volvió para salir, entonces retrocedió.

--Uh...

Akane estaba todavía allí, casi invisible en la sombra del tejado del pórtico. Esperando. Mirando.

Sonriendo.

Ranma echó una mirada alrededor buscando observadores, entonces se acercó a ella. Ella levantó su rostro, y obtuvo su beso; sin pirotecnia, pero sí con una promesa silenciosa de mucho más en el futuro. Ranma la soltó y se volvió a la salida.

--¿Oh, Ranma?

La voz de Akane tenía un tono travieso.

El detuvo y se volvió.

--¿Sí?

--¿Y para cuándo sería nuestra cita?

Ranma cayó de espaldas.



Fin de ensillado

 
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