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Días de chica de Robert Heiney
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
Inserte la adv... ah, olvidalo. Sabemos que es. Y si no lo sabes, demándame... ¡Pero nunca me encontrarás, bua-ja-ja-ja!


Parte 5:
Un día tranquilo (sí, aunque no lo crean)

Ukyo Kounji suspiró. Los días flojos eran lo único que no le gustaba del negocio del okonomiyaki.

Este día particularmente lento tenía, sin embargo, algo de oportuno. Konatsu había pedido permiso por algunos días, a causa del cumplimiento de cierto oscuro ritual ninja. Si hubiera sido un día normal, con ella sola, habría estado hasta el cuello de trabajo.

Ella. A veces se preguntaba por el sentido de esa palabra. Forzada por honor, o por lo que su familia concebía como honor, vivía como un chico y vestía como un chico. Incluso estaba registrada legalmente como un chico. Muchas veces se preguntaba cuánto le quedaba aún de femenino. Bueno, ella no era en realidad tan amuchachada como podría serlo... a veces, incluso, se vestía femeninamente... bueno un poco femenina. Principalmente a causa de Ranchan.

Ranchan. Si él podía vivir con su bizarra maldición, entonces ella podía sobrellevar sus propios problemas.

Ahora mismo se preguntaba qué estaría haciendo Ranchan. No se había dejado caer por ahí durante una semana, lo cual era inusual, por decir lo menos. Hacía tiempo que, desde su punto de vista, el índice general de rarezas había descendido notablemente. No ocurría nada inusual, excepto quizá por el machucado individuo que entró ayer al negocio, mascullando algo acerca de ángeles amazonas y pidiendo un okonomiyaki de salmón. Afortunadamente para él, había ingresado al único restaurante que podía satisfacer un pedido tan particular.

"¿Angeles amazonas?" Hmmm... ¿Quizás ese tipo andaba detrás de Shampoo? Eso podría liberar alguna de la presión sobre Ranchan. Una aspirante menos significaba un paso más cerca hacia la elección del artista marcial correcto... que era ella misma, por cierto.

Suspiró, y se dejó llevar por su familiar sueño de verse a sí misma y Ranchan en una casa encantadora, con un hermoso restaurante y muchos niños felices. Un sueño que, desafiando a todo su entorno habitual, no estaba poblado de dragones, espíritus, pequeños viejos pervertidos, amazonas homicidas o algún ocasional artista marcial que sólo aparecía para desafiar a Ranma Saotome.

Comparada a la mayoría de las personas en la vida de Ranma, Ukyo era una de las más sensatas. Esto no significaba que dejara de mirar al mundo con sus propio juego de gafas Ran-chan.

El sonido de la campanilla de la puerta la despertó de su ensueño. Alguien había entrado a su establecimiento. Una familiar (si bien femenina voz por el momento), la llamó, animadamente,

--Ohayo, Ucchan!

"Está aquí", pensó feliz. Levantó la vista y dijo alegremente:

--Ranchaaaaghrk..

Ver a Ranma en su forma femenina no era raro. Ver a Ranma con Akane... un poco amiga, un poco rival... tampoco lo era.

Ver a Ranma vistiendo casualmente una polera verde pálido, calcetines con cordones, zapatos bajos, un gorro ancho de paja, y con un poco de maquillaje, sí que lo era. Mucho más el moño atado con un pañuelo azul. Y los pendientes. Y...

El índice general de rareza había subido unos veinte puntos. En cierto modo, Ukyo había finalmente renunciado... la normalidad no era común en la vida de Nerima.

--No fue mi culpa... --refunfuñó Akane.

--Pero yo no estoy echándote la culpa, Akane... Eso le pudo pasar a cualquiera.

--No fue mi culpa... --repitió la muchacha del cabello oscuro.

--Ha... ¿Ha ocurrido algo? --tartamudeó una Ukyo un poco... no, bastante confusa.

--Akane sólo tuvo un pequeño accidente en la cocina. Eso es todo.

--Me dijo que añadiera aceite... Yo agregué aceite... No fue mi culpa... ¡Y deja de ser tan cortés con eso!

Ranma estaba siendo inusualmente cortés... nada insultante. Eso no es una buena señal, pensó Ukyo.

--¿Acaso no puedo ser cortés? --río Ranma--. Pensé que querías que fuera más cortés contigo.

Akane gruñó.

--Um... Tomen asiento ustedes dos. Sacaré un par de mis especiales... Tengo la sensación que llevo demasiado tiempo encerrada aquí... --murmuró una algo agitada Ukyo.
 


 
--¿"Días de chica"? Ranchan, debe estar siendo una experiencia infernal para ti.

Ukyo sintió una cierta piedad por Ranma. A ella nunca le importó que se convirtiera en una chica, pero verlo... no, verla... vistiendo de una forma tan desenfadada. Oh, lo había hecho antes, pero siempre era parte de algún plan, o sólo para jugar con el cabezota de Ryoga.

Nunca porque se supusiera que era eso lo que debía vestir. Ukyo ahora tenía serias dudas acerca de la sanidad mental de Nodoka Saotome.

--De verdad no, Ucchan, de verdad no. Ya no me molesta tanto la ropa, y estoy mejorando mi capacidad de expresarme apropiadamente, como mamá quiere. Son algunas pequeñas cosas, como el maquillaje, las que me siguen molestando un poco.

--Ya... veo... Bueno, um... Se te ve bien con ese vestido.

--¿De verdad? Gracias. No estaba seguro de que el color estuviera bien.

--Y... er... Me gusta lo que has hecho con tu pelo.

--Bueno, me inspiré un poco en ti . El moño, quiero decir. A mamá le gusta.

--Oh, graciasEso es muy... halagador.

--Sin embargo, anoche ocurrió lo mejor, Ucchan... finalmente pude darme un baño caliente. Es extraño que Cologne hiciera algo así de bueno por mi, pero desde que me quiere entrenar como amazona, supongo que eso encaja en sus planes.

--Es... bueno que esto no te esté molestando, Ranchan...

--Bueno, como dije, creo que me estoy acostumbrando. Si mamá quiere que lo haga, entonces voy a hacerlo. Además, no hay nada de malo en ello.

--No fue mi culpa... --murmuró una deprimida Akane encima de su okonomiyaki.

--Vamos Akane, no tienes que seguir preocupada por eso.

--¡¡Insúltame, maldición!!

Ranma parpadeó:

--¿Qué?

--¡Insúltame! ¡Tu cortesía me está volviendo loca!

Ranma suspiró:

--Akane, lo único que hiciste fue cometer un pequeño error. De hecho, la etiqueta en la lata estaba muy sucia. Apenas podía leerse...

--¡Traté de hacer un frito de verduras con aceite de linaza! ¡Esa cosa era realmente tóxica! ¿Por qué no me estas insultando por tratar de envenenarte?

--Mamá dice que las niñas educadas no insultan a la gente por errores inocentes, --replicó Ranma, con compostura.

Ukyo repentinamente empezó a reírse.

--¡Después de todo, Akane-chan, ya lo estás haciendo bastante bien insultándote a ti misma.!

Akane pestañeó y empezó a hacer muecas.

--Disculpa Ranma... Yo... Supongo que estás tratando de ser... más cortés.

Ranma asintió. El tiempo que llevaba haciendo cosas femeninas parecía haberle ayudado a entender un poco mejor a las chicas. Sólo un poco... pero mejor.

Quizá era porque en los viejos tiempos estaba atrapado, tratando desesperadamente de reafirmar su masculinidad como fuera. Ahora, por el contrario, intentaba encarar su propia femineidad. En realidad no se estaba convirtiendo en una persona diferente (como había temido en un principio), sino que seguía siendo Ranma. Sólo que era un Ranma femenino... o con algo de femenino.

--¿Así que tienes un guardarropa y todo lo demás, Ranchan?

Ranma asintió.

--Hai. ¿Por qué? ¿Quieres que te preste uno de mis vestidos?

Ukyo río:

--No, no estaba pensando en eso. Hey, ¡Realmente te estás manejando en esto!

--Bueno... No sé... Mentiría si dijera que sí. Pero estoy acomodándome... Y, al menos, no estamos en clases.

--¿Dijiste dos meses?

Ranma asintió.

--Ranma, las vacaciones sólo duran un mes.

Ranma palideció. ¡Agk! Ukyo tenía razón...

Akane palideció. Pero eso significaba que...

--Yo, no quiero, no quiero llevar uniforme de chica...

--Oh, Dios... ¡Ranma va a tener que cambiarse en nuestro camarín...!

Las dos se miraron y en coro exclamaron:

--¡Mi vida es un infierno!

Ukyo se encogió de hombros e hizo un segundo par de okonomiyaki. Algo le dijo que esos dos realmente los iban a necesitar.
 


 
Así continuaron por un rato... Ranma relatando el curioso incidente con el Príncipe de Vaya-Uno-A-Saber-De-Donde-Era (ya había olvidado el nombre), así como la forma en que lo solucionaron. Ukyo se encontró a sí misma riendo furiosamente por ese momento de locura... y Akane finalmente se reanimó al recordar la cantidad sorprendente de cosas divertidas que habían pasado el ahora llamado "Día de la Amazona".

Fue entonces que Ranma cometió un error comprensible. Se levantó un momento, fue a la máquina de discos e insertó una moneda de 50 yens.

La máquina de discos empezó a toser.

"Aw, ¿qué... dia...?", pensó Ranma, al aparecer lo que asemejaba una muchacha de pelo castaño, escupiendo la moneda y encarando a la pelirroja.

Ukyo empezó a gruñir. ¿Cómo pudo olvidar a Tsubasa todo este tiempo?

Tsubasa se paró, alisó su falda y le gritó a Ranma:

--¿Cómo te atreves a...?

--Ey, hombre, ¿Cómo iba a saber que estarías allí? Sólo pensé que Ucchan había conseguido una máquina de discos nueva, es todo...

--¡Mentiroso! ¡Estas tratando de ser más bonita que yo y quitarme a Ukyo!

Ranma la miró fijamente:

--Debes estar bromeando. No estoy haciendo eso...

Ukyo se acerco lentamente a Tsubasa y agregó.

--En primer lugar, ¡nunca he sido tuya...

¡Whap!

--...ni nunca lo seré! --finalizó Ukyo, guardando su espátula.

Mientras Tsubasa salía por la puerta, murmurando incoherentes amenazas de venganza , Ranma comentó:

--Chicas, ese tipo redefine todos los días el concepto de rareza.

--Tú lo has dicho, --replicó Ukyo.

--Y, de todas maneras... --continuó Ranma-- sus zapatos no combinan para nada con ese vestido. Je.

Las chicas vacilaron, y estallaron en risas.
 


 
Se suponía que él era el hermoso travestista, no Ranma.

El hecho de que en ese momento Ranma no estuviera técnicamente travestido no era lo importante... así como cualquier hecho que pudiera haber disculpado a Ranma en el pasado. Por alguna extraña razón, cuando los hechos estaban a favor de Ranma, era como si un gigantesco manto de silencio cayera sobre las mentes de los ciudadanos de Nerima.

Tsubasa, comparado con la mayoría de la persona en la zona, no llegaba a tanto... sólo poseía un talento innato para la simulación, y una ardiente atracción por Ukyo. Y, como la mayoría de los artistas marciales en el área (y, a diferencia de algunas pocas artistas), sentía una severa aversión contra Ranma Saotome.

Pero ésta era la gota que rebalsaba el vaso... ¡Arruinar la brillante actuación de Tsubasa! ¡Empezar a vestir a la moda para llamar la atención de la magnífica Ukyo! Y, lo más imperdonable de todo... ¡verse aún mejor de lo que él nunca se había visto!

Porque, puesto en palabras sencillas, Ranma se veía mucho mejor con un vestido que Tsubasa.

Ahora, considerando que Tsubasa llevaba puesto un vestido que hubiera dejado a Asuza con un coma diabético (esto es, ultra-adorable), mientras Ranma vestía simplemente ropa atractiva y adecuada, bien acomodada a su figura, esto no era sorprendente. Ranma se veía como un chica atractiva en ropa de verano, mientras Tsubasa se veía como una especie de enloquecido cono de helado femenino, con crema y chispitas. Pero intentar explicarle a Tsubasa que era lo que estaba haciendo mal sería en vano. Justo ahora pensaba con su corazón, no con su cerebro. Lo que se correspondía bastante con el promedio de comportamiento de los rivales de Ranma.

--¡Nunca te perdonaré, Ranma! -- refunfuñaba el transformista.

Por cierto que había un pequeño problema con sus llamaradas de venganza... no tenía muchas más posibilidades contra Ranma, en una pelea cuerpo a cuerpo, que una lata de cerveza contra un obrero de la construcción a las cinco de la tarde. Nada, nothing, niet.

Así que decidió llegar al fondo del asunto... usando uno de sus brillantes disfraces para infiltrarse en la casa de los Tendo.

Su primer disfraz, como muñeco de práctica, no fue una buena elección, puesto que Akane, cuando regresaron a casa, todavía estaba un poco frustrada.

Por eso fue al dojo a boxear un poco.

Su primera reacción fue de terror, puesto que no es normal que los maniquíes griten de dolor al recibir un golpe.

La siguiente reacción, al darse cuenta de lo que ocurría en verdad, fue de furia, y demostró que si es normal que los transformistas griten de dolor al recibir un golpe, al ser pateados, zapateados, y, como última medida, martillados contra la pared.

Akane irrumpió en la sala principal, humeando.

--Ranma, ¿qué es lo que está pasando con todos los pervertidos de este tonto pueblo?

--¿Uh?

--Kuno y Happosai y.... y.... ¡incluso Ryoga ha estado haciendo cosas perversas! ¡Y justo ahora me encuentro a Tsubasa espiándome en el dojo!

--Hum, no lo hubiera imaginado nunca...

--¿Qué...? ¿Qué haya alguien espiándome? ¿Acaso crees que no existe nadie que quiera espiarme?

--¡No! No es eso lo que quiero decir... Sólo quiero decir que es extraño que Tsubasa te estuviera espiando, dado que siempre está acechando a Ucchan. Eso es todo...

Akane empezó a calmarse. Un poco...

--Además, probablemente estaba tratando de espiarme a mi. ¿Recuerdas lo enojado que estaba a la hora del almuerzo?

--Tú... tú... Quizá tienes razón, Ranma. --. Admitirlo fue más fácil de lo que hubiera imaginado. Ranma estaba intentando ser más amable, y usualmente lo era... a menos que ella la insultara.

--Oh, bueno... debo ir a devolver unos libros a la biblioteca. ¿Estarás bien, Ranma?

--Sip, Akane. Yo... ya no soy un chico. Además, mamá quiere que termine esta (ick) práctica de costura. Dice que es útil tanto para hombres como para mujeres y, dado que se supone que soy ambas cosas...

Akane sonrió.

--¿Supongo que también incluirá tejido?

--El próximo mes. Bleahh.

Mientras Akane salía, Ranma volvió a su practica, aunque, en realidad, lo encontraba un poco innecesaria, dado que hacia años que había aprendido a hacerlo, en medio de sus viajes de entrenamiento.
 


 
Ranma terminó su costura. El único problema con la costura era que lo aburría. Ahora debía regresar las agujas a su lugar...

Bueno, nada decía que no pudiera ser ordenada y además una artista marcial. El verdadero secreto del estilo Saotome de lucha libre era que cualquier cosa podía ser un método de entrenamiento. Así que empezó a lanzar las agujas hacia el alfiletero a través del cuarto como si fueran diminutas lanzas.

Pero no pudo terminar. Los alfileteros generalmente no chillan.

Entonces se dio cuenta de que el alfiletero que usaba era el que tenía al lado. No se suponía que tuviera dos de ellos y, mucho menos, que el otro fuera un alfiletero gritón. Eso significaba que...

Yup. El falso alfiletero saltó de la mesa... aunque en realidad nunca había estado ahí, como comprendía ahora Ranma... sino que afirmado en la nariz de Tsubasa.

--¡Danma! ¡Maddito dddeas! ¡Págadddas podd edddto!

Ranma, en un gesto de bondad y cortesía, arrancó el alfiletero de la nariz de Tsubasa. Tsubasa chilló. Ranma, tal vez, había tirado las agujas con demasiada fuerza.

Dándole un pañuelo al transformista, Ranma llamó a Kasumi para que le trajera el botiquín de primeros auxilios. La hija mayor de los Tendo entró y miró a Tsubasa.

--¡Oh, Dios mío! ¿Otra prometida, Ranma-chan? Se ve muy tierna.

--Créeme --rió Ranma--. Ella no es la prometida de nadie.

Mientras Kasumi, con la habilidad que da la práctica, empezaba a vendar la nariz de Tsubasa, Ranma agitó su cabeza.

--Hombre, ¿qué pasa contigo? Quiero decir, esto es realmente tonto.

--Yo no quier... ¡ow! ¡eso pica!... ¡No dejaré que continúes tus coqueteos con Ukyo! --respondió el transformista.

--¡Mi... oh, vamos! --replicó Ranma--. Esa es la cosa más tonta que haya escuchado desde... bueno, desde anoche.

--¡No hay ninguna otra explicación! ¡La forma en que estás vestida, tu pelo, tu...! ¡Incluso tu perfume! ¡Pareces una desvergonzada!

--Y eso que sólo estoy usando un poco --se defendió Ranma--. Es otra de las ideas de mamá pero me ha dicho que no debo usarlo a menos que vaya a un sitio elegante. Además, tu tampoco te ves muy diferente. Sólo un poco más corriente.

--¡No te creo! ¡Estás haciendo esto para seducir a Ukyo! ¡Y este vestido es de hechura a la medida!

--¡Guau! No sabía que había sastres ciegos...

Tsubasa gruñó ante la sugerencia que hubiera algo mal con su gusto para vestir.

--Ucchan es mi mejor amiga, Tsubasa. No quiero seducirla. --a medida que iba enojándose, Ranma recobraba su forma normal de hablar... --¿Qué diablos pasa con ustedes? ¿Nunca pueden imaginar que pueda estar diciendo la verdad? Siempre es "Ranma, prepárate a morir", o "demonio Saotome", o cualquier cosa como esa. Estoy empezando a aburrirme de eso. La única razón por la que ahora no te convierto en puré es porque mamá se molestará si ensucio este vestido.

--Ranma-chan, ¿recuerdas que tu madre dijo algo acerca del lenguaje?

--Hai, Kasumi. Lo recuerdo. Ahora, Tsubasa-kun, estoy muy enfadada contigo. Después que Kasumi cure tu nariz, tendré que pedirte que te vayas. Por favor, no vuelvas a entrar de nuevo a escondidas.

"No me engañas, Ranma", pensó Tsubasa enojado, "De algún modo descubriré la verdad de tu plan."

Y el maestro del transformismo, para su disgusto, se enojó aún más cuando se dio cuenta del hecho simple de que no se vería muy agraciado por algunos días. Al menos no mientras su nariz estuviera cubierta por esa gran bola de gasa y algodón.
 


 
Akane volvió a la casa sin incidentes. Algo inusual, quizá, pero real.

Mientras entraba, se cruzó con la vista algo peculiar de Tsubasa que, al parecer, intentaba escurrirse afuera oculto detrás de una pelota de gasa de seis centímetros.

Agitó su cabeza... ¿quién sabía lo que pasaba por la mente del habitante más extraño de Nerima?... y siguió al cuarto principal, dónde Kasumi estaba reprendiendo a Ranma por haber dejado salir tan pronto a su invitado.

--Kasumi, no era un invitado. Éa un lunático que intentaba espiarnos.

--Te refieres al pervertido. --agregó Akane, que todavía no perdonaba a Tsubasa.

--Lo que sea. Probablemente esté planeando algo. No es que me preocupe, pero no hay forma de decir desde donde va a aparecer la próxima vez.

--Déjalo que aparezca... --contestó Akane haciendo crujir sus nudillos-- Sólo déjalo.
 


 
En el restaurante Uchan, Ukyo se preguntaba por qué Tsubasa no reaparecia aún. Tal contricción era contraría a su forma de ser.

Feliz por la inesperada tregua, silbaba alegremente mientras continuaba cocinando.
 


 
Tsubasa estaba furioso. Saotome debía ser puesto en evidencia, de algún modo que compensara la increíble humillación que le había causado. Sin embargo, no tenía ninguna idea... pero quedaba una segunda oportunidad.

Quizás con un acercamiento indirecto...

Entonces advirtió la forma que iba acercándose lentamente hacia él, con regia arrogancia: Tatewaki Kuno.

--¡Kuno-sempai! --saludó Tsubasa al kendoista, haciendo una buena imitación de una muchacha herida.y asustada.

Tatewaki Kuno pestañeó. Una doncella le había saludado... una que ya había visto de cuando en cuando, pero con la cual no estaba verdaderamente familiarizada. Con vendajes en la cara... quizás a causa de una de esas manchas por las que las chicas jóvenes como ella se avergonzaban tanto. Sin duda requiría ayuda de alguna clase u otra. Bien, el deber de todo samurai es dar ayuda a quien se la solicita...

--¿Cómo puede el heredero de la casa Kuno, el Trueno Azul, asistirla a usted, pequeña dama?

--Hay un hombre muy malo, Kuno-sempai...

--¿Aquí?

--él... él hirió mi naríz... --masculló Tsubasa en voz muy baja.

--¿¡Qué!? ¿Qué clase de canalla podría hacer una cosa tan vil con una chica inocente como usted?

--ran.... ranma saotome....

--¡¿¡Ranma!?!

--¿Lo conoce?

--¿Ha regresado el hechicero? ¿Y no contento con oprimir a mis amores gemelos, hiere también a chicas inocentes como tú? ¿Dónde se encuentra ahora ese abismo de depravación?

--En... el dojo Tendo...

--Por supuesto... ¡Sin duda intenta rehacer su malvado hechizo sobre las mentes y corazones de Akane Tendo y mi diosa del cabello de fuego! Bien, ¡no dejaré que triunfen sus monstruosos esfuerzos! ¡Estoy preparado para enfrentar a las mismísimas fuerzas del infierno si es necesario...! ¡Y dado que el Cielo guía mi destino, no fallaré!

Y así, el magnífico Kuno Tatewaki emprendió la marcha para hacer exactamente lo que había dicho. Justamente porque era un idiota.

Tsubasa había escuchado toda la perorata desde cerca, y no se dio cuenta de que estaba metiéndose en serios problemas.

Tsubasa no era realmente un habitante de la zona. Sólo se dejaba caer de vez en cuando para perseguir a Ukyo. Por ello no estaba muy enterado de la compleja dinámica de relaciones que rodeaba a Ranma.

Por ejemplo, no estaba enterado que, con respecto al hechizo que sufría Ranma, Kuno se comportaba como un verdadero topo.
 


 
Akane estaba bastante contenta con la tranquilidad de ese día. Bueno, la cierta tranquilidad. A excepción del asunto de Tsubasa, había sido un día realmente pacífico.

Ella y Ranma estaban boxeando (antes de que nadie proteste, en la casa de los Tendo, el boxeo entra en la categoría de asunto pacífico).

Ella estaba vistiendo su usual gi amarillo. Ranma que se había vuelto algo así como una probadora de vestuario, en el sentido que teniendo más de un estilo de atuendos, y parecía querer probarlos todos, vestía un traje de aeróbica rojo y pantalones negros ajustados hasta la rodilla. Era una especie de versión feminoide de sus prendas chinas usuales.

--¡Pelea de verdad, Ranma! --jadeó Akane, mientras la pelirroja eludía sus ataques como en una especie de slalom.

--Cuándo me des un golpe, lo haré. Pero tus mazos no cuentan --respondió el elusivo Ranma--. Aunque sé que, si lo hago, te enfadarás...

--¡No (puf) lo haré! Exijo que pelees conmigo de verdad.

Ante eso Ranma tomó finalmente la decisión. Una en la cual estaba pensando desde hacía tiempo. No quería hacerlo, pero sabía que no habría ninguna otra forma de convencer a Akane...

--¿Lo prometes?

--Por supuesto (puf). ¡Lo prometo! ¡Pelea conmigo de... ooof!

El golpe que le dio Ranma iba cuidadosamente calibrado para no causar ningún daño verdadero, pero sí para crear una cierta incomodidad y, por cierto, dejarla sin aire. Akane cayó... con fuerza... y quedó choqueada. Ranma le había golpeado.

--Tú lo pediste. Lo siento.

--Me... me golpeaste...

--Lo siento. Traté de darlo con la mayor suavidad posible, Akane, pero tenías entender que realmente puedo herirte...

En ese momento Ranma fue silenciado por un par de brazos alrededor de su cuello, mientras ella lo apretaba con un fiero abrazo.

--¡Me tomaste en serio! ¡Realmente lo hiciste! ¡Gracias! Urp...

--¿Akane?

--Yo... yo... iré un momento al baño. Ya vuelvo...

Ranma sacudió su cabeza confundida. Chicas. Que raras son.

Akane se tambaleó hacia el baño... comprendiendo que iba a estar enferma por unos momentos... pero más feliz de lo que ella había estado nunca desde que esta locura comenzó. ¡Ranma la había tomado en serio! ¡Eso era maravilloso!

--¿Qué ocurre, hija? --preguntó Soun, confundiendo la sonrisa de Akane con una mueca. Bueno, realmente era una mezcla de ambas cosas.

--¡Ranma me golpeó! ¿No es maravilloso?

Soun sólo oyó las primeras tres palabras.

--¿El hizo qué?

--Yo estoy... urp... ¡tan feliz! Oh, disculpa... --y Akane dejo de tambaleante y asumió una postura firme.

Por supuesto, Soun ya había corrido hacia el dojo a confrontar a Ranma, por lo que no había escuchado nada de lo anterior.

--¡¡¡Ranma!!! --gritó-- ¡Cómo te has atrevido a golpear a mi niña!

Para que nadie pensara otra cosa, una sobredimensionada cabeza de demonio acompañaba esta declaración.

--¡Ella me lo pidió! --protestó Ranma.

--Eso no es ninguna ex... ¿uh?

La cabeza demoniaca se desinfló y dejó a un Soun bastante desconcertado.

--Ella me pidió que luchara con ella de verdad. Le tiré un golpe, pero no la herí realmente, sólo la dejé sin aire, y quizá con un poco de nauseas. Es todo. Sólo quería demostrarle que, si estuviera tan en contra de ella como cree, realmente podría hacerle mucho daño. Aunque no creo que haya entendido la idea.

--Eso es... diferente. Ella es la heredera de la familia Tendo... quizá deberías golpearla más a menudo. Entrenando, claro.

Ranma miró confusa al normalmente sobreprotector patriarca Tendo, como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

--Pero no es eso lo que quiero hacer.

--No importa. Ella es una artista marcial. Ella debe entrenar bien y endurecerse. Temo que ha descuidado sus entrenamientos... Por eso, futuro yerno, ¡oficialmente cedo a ti la tarea de su entrenamiento!

--¿Qué?

Akane regresaba en ese momento, un poco verdosa, pero feliz.

--Ah, Akane. Ha llamado mi atención que estás un poco fuera de forma.

--¿Qué? --replicó Akane, enfrentando a su padre.

--Sí, y considerando tu futura vida con Ranma, sólo puedo decidir que, desde este día, Ranma será tu Sensei. Deberás obedecerlo en todo, tenga o no que ver con la práctica de las artes marciales, de la misma forma que me obedecías a mí.

--¿Sen-Sensei? ¿El? ¿Ese tonto?

--¿Qué es lo que le hace pensar que quiero tener a esta chica terca, fea y amuchachada como mi primer estudiante? --añadió Ranma.

--Un estudiante difícil puede ser el mejor comienzo, hijo --intercedió Genma, que había estado presenciando todo.

Dos muchachas tragaron saliva

--Entonces está decidido. Ranma, deberás educar a Akane. Akane, deberás aprender de Ranma.

Los dos hombres se retiraron, pensando lo mismo... Esto los acercaría más, y pronto, una boda ya no parecería tan lejana.

Akane encaró a Ranma, pensando.

El... ella es mejor que yo. Quizá mejor que nadie.

Realmente podía hacerme daño si lo quisiera. ¿Significa eso que nunca había querido pelear conmigo de verdad, porque temía lastimarme?

¿Significaba que ella... él... Ranma se preocupaba? ¿Por mí?

Y mientras se calmaba, Akane murmuró:

--Bueno... si puedes... enseñarme... Supongo.... que no importara...

--Ah... eso podría ser muy incómodo, Akane... Quiero decir... Yo no voy a... bueno...

--Yo... yo sé que no soy tan buena como tú, pero no soy tan mala, ¿verdad?

--Mala es un término relativo.

--¿Uh? --eso era francamente intelectual, viniendo de Ranma.

--Bueno, lo que quiero decir es que, comparada con Ryoga, o Shampoo, o Ukyo... o conmigo, por cierto... eres bastante mala.

Akane empezó a palidecer.

--Comparada con Kodachi estás pareja. En realidad, no estás muy lejos de Ukyo...

¿Adónde iba todo esto?

--Estas más o menos aquí. Asuza, Tsubasa, Kuno... eres mejor que ellos. Además eres fuerte como un gorila... y eso es bueno.

¿Eso era un cumplido, un insulto o.... una evaluación?

--Pero te falta disciplina en el arte. Y si empiezo a enseñarte en lugar de sólo boxear, no te va a gustar. Porque, si piensas que antes te he tratado mal, aún no has visto nada. Voy a humillarte más de lo que imaginas. Pero eso logrará hacerte una mejor luchadora. ¿Quieres contar conmigo como tu Sensei?

Akane pensó.

Sólo había una respuesta posible.

--Hai... Sensei.

--Bien. Ahora, empezaremos por aprender como caer.

--Hey... ¡Aprendí eso cuando era niña! ¡Ya sé como caer!

Y Ranma sonrió.

--Lo sé. Pero ahora vas a aprender como caer bien.
 


 
Kuno se acercó al domicilio de los Tendo, fulgurante de ira. ¡Que el sucio Saotome regresara, después de que sus dos amores se habían liberado de su vil hechizo, era intolerable! Buscaría al bribón, y acabaría con él.

Irrumpió en la casa, revelando su justo y divino poder. Esta vez, él habría...

Se acercó a Kasumi

--Perdón, Kasumi Tendo. Busco al demonio Saotome.

Kasumi reflexionó. Había un Ranma Saotome y un Genma Saotome, pero...

--Aquí no vive nadie con ese nombre, Kuno-san. ¿Deseas tomar un poco de té?

--¿No está aquí...? Es alto, de pelo oscuro, lleva una coleta imitando a mi diosa y se viste al estilo chino...

--No. --Kasumi respondió con total exactitud--. No desde hace unos diez días, o algo así.

--¿No ha vuelto para hechizar vilmente a mis amadas?

--No que yo sepa... --. En realidad, Kasumi estaba algo confundida. ¿Acaso conocía ella a algún hechicero? ¿Otro que no fuera Cologne o Happosai? Vaya con el chico extraño.

--Entonces... entonces he sido engañado... Pero, ¿por qué?

Incluso Kuno sabía que Kasumi era un parangón de honestidad y virtud. De hecho, ni siquiera el vil Happosai se atrevía a molestarla en su inocencia. Entonces, eso significaba que...

En un episodio anterior de estas crónicas, se mencionó que Ryoga Hibiki tenía, a veces, un sentido lógico algo inusual.

Pero nada de esto había en Kuno. Kuno transitaba por una maraña de percepciones sesgadas para finalmente arribar a una extraña, realmente extraña conclusión.

--Ya...veo. Oh, lo veo muy claro. Por favor, excúsame.

Y Kuno se fue.

Kasumi suspiro.

--Padre, la estufa no será reparada hasta mañana.... Deberemos comer afuera. Lo siento... --. De hecho, la culpa era de cierto aceite de linaza.

Un jovial Soun sonrió.

--No hay problema. Pienso que es una buena noche para cenar fuera. Quizás okonomiyaki. No lo he probado en mucho tiempo...
 


 
El círculo se cerraba. No siempre en una cosa importante, pero se cerraba. Los Tendos y los Saotomes se encontraban todos en el restaurante Ucchan. Nodoka estaba explicando calladamente a Genma que, aunque el propietario tuviera la amabilidad de darle comida gratis a Ranma, era un asunto de honor pagar su cuenta.

Genma estaba rezongando encima de su okonomiyaki de bambú, y pretendiendo ser sólo un bonito pequeño panda. Habría sido eso si no fuera porque no era ni bonito, ni pequeño, ni un panda...

Nabiki estaba lamentándose por la inesperada negativa de Kuno de comprar los videos del día anterior. Había insistido en que allí no aparecían las verdaderas dueñas de su corazón, sino sólo un par de chicas chinas que eran objeto de un intento inusual de... persuasión.

Kasumi estaba intercambiando secretos de cocina con Ukyo.

Soun lloraba por causa de lo increíblemente bueno que estaba su okonomiyaki. Y empapaba su plato.

Nodoka estaba asegurándose de que su hija/hijo como de forma apropiada.

Ranma estaba haciéndole un discurso... entre bocados... a Akane sobre la necesidad de enfocar adecuadamente un kata.

Akane, por vez primera, estaba escuchando.

Y entonces...

--¡Escóndanme! ¡Escóndanme!

Todas las cabezas se volvieron hacia un aterrorizado, vendado y un poco moreteado Tsubasa.

--¡Se ha vuelto loco! ¡Quiere matarme!

--¿Quién quiere matarte, Tsubasa? --gruñó Ukyo.

--¡El! ¡Cree que soy...!

Kuno irrumpió con su espada en la mano. Apuntó a Tsubasa y gritó furioso.

--¡Esta vez no escaparás de mi justa ira, Saotome!

Ranma parpadeó.

En realidad, eso hicieron todos.

--Um... Kuno. ¿Por qué lo llamas Saotome? --preguntó Ranma.

--¡He escuchado viles y persistentes rumores de que Saotome y tú, mi diosa de la coleta... no, del moño, son una y la misma persona! Tal locura es absurda... ¡Pero finalmente he encontrado la fuente de la falsedad! ¡Este travestido perverso ha intentado, amor mío, separarnos en el pasado! ¡Pero ya no estoy engañado, y ni siquiera este patético intento de aparentar inocencia podrá disuadirme de descargar mi ira! ¡Prepárate Saotome!

Y mientras Tsubasa saltaba por una ventana, Kuno agregó:

--¡Y no creas que escondiéndote como un buzón o un expendedor te salvarás! ¡Tus embrujos no te serán útiles esta vez, monstruo!

Y salió detrás de él refunfuñando.

Tras eso hubo una larga pausa.

Y entonces...

--Akane, ¿me puedes pasar la salsa?

Pero, a pesar de todo, y comparativamente hablando, fue un día tranquilo.



Fin de la parte 5

Breves notas del autor:

Tsubase realiza sólo un pequeña aparición en el manga, y no se muestra mucho más en el animé. Sin embargo, es muy popular en las fanfics. Sólo me tomé la libertad de sugerir que, dado que no es una constante, podría no estar bastante informado de las interacciones habituales en Nerima. Después de todo, está tan enfocado en Ukyo que puede no enterarse de otras cosas
Esta es para tí, Ucchan. ^_^
 
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Ultima actualización: sábado 22 de enero de 2000
 
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