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Días de chica de Robert Heiney
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
¿Esperan que diga aquí que estos personajes no son mios? ¡Olvidenlo! ¡Soy realmente Rumiko Takahashi de incógnito y ellos son míos! ¡Nia-Jajajajajajaja! Oh, doctor, estoy listo para mi medicina...


Parte 7a:
La cita inolvidable

--¿De quién fue la idea? --preguntó un Ranma más bien perturbado.

Akane se encogió de hombros. Desde el viaje a playa unos días atrás había ocurrido un pequeño cambio en la dinámica de la locura que rodeaba a la pelirroja artista marcial. El más notable era la alteración de las relaciones entre las tres "legítimas" prometidas.

Para sorpresa de las tres, descubrieron que no se detestaban tanto como creían. Una sugerencia de Ukyo sobre averiguar si realmente se podían llevar o no bien fue aceptada por las otras dos. Akane sugirió la idea poco ortodoxa de hacer una fiesta de pijamas en alguna parte, y, dado que el dojo estaba algo atestado por el momento, decidieron llevarla a cabo en el restaurante de Ukyo, después de la hora de cierre.

Entonces Shampoo sugirió que invitaran a Ranma. Y las otras dos se miraron y asintieron. Se suponía que Ranma estaba entrenando para ser una chica, así que...

Esa era la razón por la cual cierta chica en entrenamiento caminaba junto a Akane, acarreando una muda de ropa, pijamas y un saco de dormir. Y sintiéndose un poco fuera de lugar.

--Lo juro --continuó Ranma--. Si mamá no hubiera opinado que ésta era una buena idea, yo nunca habría aceptado. Es insano.

--Ey. Por si acaso no invitamos a Kodachi.

--Y eso es bueno. Algo que sí lo sea.

--Vamos, Ranma. Será divertido. Lo vamos a pasar bien.

--Si tú lo dices... ¿Qué hacen las chicas en estas reuniones?

--Oh. Vemos una película, jugamos algunos juegos, contamos chismes, nos relajamos... comemos bocadillos.

Ranma se entusiasmo ligeramente ante la mención de bocadillos.

Mientras se acercaban al Ucchan, permanecieron callados. Akane estaba empezando a tener otros pensamientos... ¿podrían las tres rivales (y ciertamente ninguna iba a pretender que habían dejado de serlo), ser capaces realmente de compartir juntas una actividad típicamente femenina? ¿Lo disfrutaría Ranma? ¿Ocurriría algo extraño y raro que causará una calamidad?

Mejor no pensar demasiado en lo último.

--Nihao, Ranma, Akane --chirrió desde el interior una familiar voz china mientras entraban. Shampoo estaba ocupada preparando palomitas de maíz, mientras Ukyo ajustaba el vídeo y la televisión.

--Tenemos una película romántica, y otra de artes marciales para Ranma. Así Ranma no tendrá tiempo de aburrirse.

--Sí. Si es que logro conseguir que este tonto video se ponga a trabajar. --gruñó Ukyo.

--Creo que puedo ayudarte con eso --dijo Akane. Se acerco a auxiliar a la cocinera mientras Ranma ponía sus paquetes a un lado.

Ranma tomó una de las cintas y le echó un vistazo. "Lo que el viento se llevó", leyó, "Subtitulada. Saga épica de romance y peligro durante la Guerra Civil Americana."

Oh, rayos. Esto va a ser aburrido...
 


 
Cuatro horas después (Ukyo no sabía que la película era así de larga), tres chicas reales estaban echando pucheros, mientras Ranma, inesperadamente, se había divertido.

--¿Por qué chica Scarlet no trató de retener a guapo rufián? Lo perderá para siempre... (¡snif!).

--Maldición... Lo único que hizo fue apretar todos los botones incorrectos y echarlo lejos... y cuando finalmente lo tenía... sale corriendo detrás de ese Ashley, aunque no tuviera ni una posibilidad de conseguirlo...

--Es... es tan triste que se haya ido... fue tan duro.

Ranma tosió.

--¿Yo? Yo creo que podría regresar... o tal vez ella encuentre una forma de traerlo de vuelta. Como dijo, "mañana será otro día", ¿cierto? Además no parece ser del tipo que se rinde fácilmente.

Akane pestañeó.

--¿Te... gustó la película?

--Algo así. Esa O'Hara es una pollita dura. Eso es lo que probablemente atrajo a Butler, no sólo sus miraditas. Y ella era la única en su familia que parecía entender que el mundo había cambiado y que no había forma de volver atrás. La única que me dejó triste fue Melanie. Me hizo pensar en una especie de Kasumi melancólica...

--Es la clase de chica buena, buena. Y Scarlet es un poco amazona, un poco chica mercenaria.

--Hummm... Es una manera original de plantearlo, pero bastante acertada. ¿Eh, Ranchan?

--Sí. Estoy de acuerdo. Pero prometan que nunca se lo dirán a Nabiki.

Las tres empezaron a reírse de eso.

--Bueno. Creo que es bastante tarde como para colocar la segunda cinta... pero todavía es temprano como para acostarse. ¿Qué podemos hacer ahora? --preguntó Akane.

--¿Han oído hablar de "Verdad o desafío?"? --preguntó Ukyo--. Es un juego que tienen en América. Leí acerca de eso. Se hacen preguntas por turno, y la persona que es interrogada tiene que decir la verdad o aceptar un reto.

--Suena divertido.

Ranma tenía un mal presentimiento acerca de eso...
 


 
--Verdad o desafío. ¿Cuál ha sido la experiencia más penosa de tu vida?

Shampoo pensó.

--Verdad. Estaba cazando, y persiguiendo jabalí. Bonbori perdido, lanza perdida. Jabalí agarra camisa, Shampoo escapa, pero Jabalí se come camisa. Jabalí persigue a Shampoo, y agarra pantalones. Shampoo trepa a árbol, jabalí se come pantalones. Shampoo se queda durante horas en árbol hasta que alguien del pueblo la encuentra. Era Mousse. Tonto Mousse usando lentes esa vez. Obtuvo... buen cuadro de Shampoo. Brrr.

Akane se río, y Ranma sonrió, mientras Ukyo simplemente meneó su cabeza.

--Ok. El turno de Ranchan.

--Bien. Akane, Verdad o desafío. ¿Cuál es el tipo más extraño que conoces, además de mí, por supuesto?

--De verdad, tú eres la chica más extraña que conozco. El tipo más extraño... hummm... tendría que ser el más reciente habitante de la Antártica.

"Hubiera pensado que iba a mencionar a Tsubasa o a Gosunkugi..."

--Bastante bien.

--Turno de Shampoo. Verdad o desafío, ¿cuál ha sido peor comida de Ukyo?

Ukyo arrugó la naríz.

--En verdad, creo que debe ser cuando estaba por hacer un nuevo okonomiyaki... estaba probando un tipo de curry... y accidentalmente tome la especia equivocada. El cacao y el curry no se mezclan bien.

"Desearía poder decirle lo mismo a Akane", pensó Ranma.

--Bien Ranma --preguntó Akane con los ojos brillosos--. ¡Verdad o desafío! ¿Por qué llamas P-chan a Ryoga?

Ranma se quedó helado. El honor demandaba sólo una respuesta.

--Desafio.

Akane pestañeó. Pensó un momento. Y sonrío.

--Bien. Te desafío a ir en una cita romántica...

Las otras dos chicas empezaron a levantar las cejas. ¿Iba ella a intentar atrapar a Ranma, a pesar de que habían quedado de acuerdo en que no lo harían?

--¡...con Ryoga! --finalizó triunfalmente Akane.

Ranma vaciló, mientras las otras dos chicas empezaron a reírse disimuladamente. Pensó con rapidez... y contestó:

--Esta bien... Pero sólo si él me lo pide amablemente.

Akane suspiró.

--Supongo que eso es justo.

Ranma ocultó una sonrisa. Por lo que sabía, eso jamás iba a ocurrir.
 


 
Ryoga Hibiki suspiró. Su corazón herido se sacudió en su pecho mientras sopesaba las ironías de su vida.

Más de una vez había intentado pedirle una cita a Akane, pero en cuanto veía ese rostro angelical, esa figura perfecta, su garganta se cerraba y su cerebro se fundía. De algún modo nunca podría decir esas palabras mientras la estuviera mirando...

¡Eso era! ¿Y que ocurriría si no podía verla? ¿Al menos sin la claridad suficiente como para empezar a tullirse? Quizás era esa la razón por la que había fallado hasta ahora. Pero, ¿cómo lograrlo?

Mientras meditaba, advirtió una figura familiar. Mousse, el Maestro Chino de las Armas Ocultas, entregando un pedido nocturno. El que acarreaba muchas, muchas cosas entre sus voluminosas túnicas...

Incluyendo, al menos, una docena de lentes de recambio.

--Mousse. ¡Ey, Mousse! ¡Necesito un favor! ¡Quería preguntarte sí...!
 


 
Miércoles.

Ryoga estaba de pie frente al portón de entrada al dojo Tendo, con un ramo de flores en una mano y su arma secreta en la otra. Un plan perfecto. Sabía que lo era. Elemental en su simplicidad, pero elegante en su forma.

Entró cuidadosamente al dojo, y vio a Akane entrando a la casa. Perfecto.

Golpeó a la puerta, donde fue recibido por Kasumi. Ella le indicó que Akane estaba en su cuarto, leyendo. Perfecto.

Subió los escalones, buscó la puerta con la figura del pato, y sonrió. Perfecto.

Se puso su arma secreta (un par de lentes de Mousse). De inmediato su visión se hizo borrosa. Ahora el rostro angelical de Akane no lo distraería. Perfecto.

Golpeó, y la puerta se abrió. Una figura vagamente femenina estaba de pie ante él. Perfecto.

--Yo... Yo siempre he pensado que eres muy bonita, sabes, y... bien... Me preguntaba si querrías salir. Estaba pensando en una película, y cenar, y quizá salir a caminar, y... si quisieras, sería... ¡Perfecto!

La chica ante él parecía estar congelada. Emitía un murmullo incomprensible.

--¿Por favor? Sé que puede parecer cómico que te pida una cita pero... ¿por favor?

--Um... Seguro. Estaría feliz de...

¡Alegría de alegrías! ¡Aceptación! Akane había acep... Espera. Esa no es la voz de Akane.

No perfecto.

Ryoga alzó los lentes y miró. En la puerta no estaba la figura de un pato, sino la forma de un caballo. Y no decía "Akane", sino que decía... No.

Nada perfecto.

Miró fijamente a una chica pelirroja que lo miraba con turbación y estoicismo. No era posible... no era...

Inmensamente, muy, infinitamente menos que perfecto.

--Bien, Ranma. A pesar de todo te han atrapado. --dijo Akane, intentando decidir si era mejor reír a carcajadas o bailar como una loca. Ranma tendría que asumir su desafío después de todo... pero, ¿por qué le preguntaría Ryoga en primer lugar? ¿Por qué llevaba todavía un par de lentes de Mousse? Extraño.

Y Ryoga Hibiki, cuando comprendió que acababa de pedirle una cita a su más grande rival, se desmayó.
 


 
Cuando Ryoga volvió en sí, pensó que todo no había sido más que una pesadilla horrible, horrible. Hasta que vio a Ranma sosteniendo el ramo de flores.

--Noooo.... --susurró.

--Siiiiii... --respondió un Ranma igualmente deprimido.

--¿¡Por qué...!? ¿Por qué aceptaste? Deberías haber sabido lo que iba a preguntar...

--Juego estúpido...

Y así, Ranma le explicó los eventos de la noche anterior.

--Arrrgh... Es otro dolor para mí... Yo pregunté... Yo tengo que hacerlo... Es una cuestión de honor...

--¿Una cuestión de honor?

--Para mí lo es. Después de todo, no está mal que un hombre vaya a una cita con una chica, incluso si la chica no es realmente una chica, pero sólo pasa por ser una chica, cuando el hombre le pide una cita, porque ella es una chica.

Ranma se rascó la cabeza, intentando descifrar la última frase.

--Um... Bien... Pero... ¿Por qué es un dolor para ti? ¿Qué te hace pensar eso?

--Bueno, Ranma. Seguramente no debes ser muy divertida para una cita.

--¿Qué? Mira, P-chan, yo puedo ser tan divertida como cualquiera en una cita. Tú, por el contrario, debes ser infernalmente aburrido.

--¿Ah, si? Bien, señorita Ranma. Voy a demostrarle que está equivocada. ¡Esta vez voy a ganar!

--¿Huh?

--¡Vas a tener la mejor cita de tu vida, y deberás comerte tus palabras!

--¡Perfecto! ¡Lo único bueno de esta cita voy a ser yo, y seguro que vas a venir a pedirme otra!

--¿Ah, si? ¡Seguro! ¿Viernes, a las siete?

--Si encuentras tu camino hasta acá... ¡Hecho!

--¡Puedes apostar que sí! ¡Y haré que te tragues tu arrogancia!

--¡Ja! ¡Recuerda que es una cita romántica! ¡Vamos a ver si puedes! ¡Idiota!

Hubo una pausa.

--¡¿¡Qué estamos haciendo!?!

--Um... Que... Vamos a salir juntos, Ranma... Oh, diablos.

--Maldición. Nada de echarse atrás ahora...

Otra pausa.

--¿Ryoga?

Todavía en pausa.

--¿Ryoga?

Pausa para insertar otra pausa.

--¡Ryoga!

--Maldición, Ranma. Estoy tratando de pensar...

Inserte aquí otra pausa más.

--Y me duele la cabeza...
 


 
Akane se sentó en su habitación es estado de completa estupefacción. ¿Por qué Ryoga le había pedido una cita a Ranma?

En Nerima, podía haber cualquier buena razón. Ryoga podía tener alguna idea mala en la cabeza, y empezado a creer que Ranma era realmente una chica. Algún encantamiento extraño como cierta varilla, o alguna poción amazona o espejos mágicos o cualquiera de esas cosas que podían afectar su mente, o...

Por supuesto. Conociendo a Ryoga, que no tenía el más mínimo sentido de la dirección, probablemente se había perdido y había creído que estaba hablando con otra persona. Hmmm... ¿Podría ser eso? Bueno, después de que Ryoga comprendió su error, podría haber cancelado la cita sin mayor problema, pero Ranma la había aceptado.

Akane estaba riéndose entre dientes mientras planeaba ir a hablar con ese par, cuando se que parada en la puerta, y escucho...

--Entonces... ¿Viernes a las siete?

--Sí. Y Ryoga, asegúrate de vestirte decentemente. Quiero decir, tus ropas de viaje no son precisamente elegantes.

--Lo sé, lo sé. Tipo afortunado. Las chicas no deben tener problemas para vestirse así.

--Mucho, para que sepas. Probablemente voy a tener que comprar un vestido nuevo sólo para esta ocasión. No tengo nada que sea adecuado para una cita, ¿sabes? Y realmente no se me hubiera ocurrido que algún día iba a tener una.

--Oh, bien, este viernes. De acuerdo.

--De acuerdo.

Akane se derrumbó. Lo estaban haciendo. ¡Dios, con Ryoga! Y Ranma estaba planeando comprar un vestido nuevo para eso, y... y...

Algo que era demasiado raro para lo que era normal aquí...

No es que fuera nada nuevo para Nerima, pero las rarezas eran usualmente un príncipe errante, un demonio agraviado, el artista marcial de la semana, o alguna locura paranormal. Esto... (una cita de Ranma y Ryoga) no era un truco, ni un plan, sino sólo una cita ordinaria. Eso era inquietante...

Cuando Ryoga saliera, iría a confrontar a Ranma y... Ranma diría que sólo estaba cumpliendo con su desafío. Correcto, confrontaría a Ryoga y... nunca podría explicárselo, el nunca podía hacerlo.

Tenía que hablar con alguien, pensó... ¿pero quién? ¿Nabiki? No, a menos que quisiera que vendiera entradas para presenciar la cita. ¿Kasumi? No... ella movería la cabeza, sonreiría, y sugeriría un restaurante. Nodoka... ¡olvídalo!

¿Papá? ¿El señor Saotome? Vamos, sé realista.

Pero, entonces, ¿quien...?

¡Por supuesto!

¿Quién si no?
 


 
--¡Aiya! ¿Chico perdido irá con Airen a cita de verdad?

--Akane, ¡eso no tiene sentido!

Akane cabeceó.

--Pero él lo hizo... y no se echó para atrás. No puedo entender por qué no echó pie atrás. O por qué Ranma no lo hizo. Ella podría haberlo hecho... Después de todo sólo era un juego.

Shampoo refunfuñó.

--Sólo era juego para nosotras, pero para Ranma es desafío. Ranma jamás retrocederá.

Ukyo meditó por un momento, y añadió.

--Eso también puede aplicarse con Ryoga. Es terco como un jabalí. Probablemente se imaginó que sí Ranchan estaba de acuerdo con la cita, el no podía echarse atrás.

Akane suspiró.

--¿Cómo es que los hombres pueden llegar a ser incluso más tercos que las chicas?

Las otras sólo movieron la cabeza.
 


 
--Sólo fue algo inesperado mamá, algo inesperado. Acepté el desafío, pero nunca pensé que podía llegar a ocurrir realmente.

--Es una situación peculiar, querido. Pero espero que no sea algo serio, ¿o sí? Es en realidad sólo un juego...

--¡Claro que sí! ¿Qué otra cosa podría ser? No podría he tenido una cita verdadera, al menos no una que no se haya arruinado por alguna cosa rara, y nunca planeé que la primera fuera con Ryoga, de toda la gente en el mundo.

--Entonces deberás hacer lo que cualquier señorita hace, Ranma. Te vestirás adecuadamente, lo pasarás bien, estarás atenta con tu acompañante, y no lo besarás en la primera cita-- dijo Nodoka sonriendo comprensiva.

--Eso último no tenía ni que decirlo siquiera, mamá. Aunque... Oh, demonios.

--Lenguaje, Ranma-chan.

--Mamá... ¡los términos de la cita eran que iba a ser una cita romántica!

Nodoka hizo una pausa. Meditó. Y entonces dijo.

--Bueno, Si quieres, puedes besarlo en la mejilla.

--¡¡Mamá!!
 


 
Antes del viernes está el jueves. Incluso en un lugar tan singular como Nerima.

Ranma estaba en el Nekohanten, sufriendo su entrenamiento de amazona. Los movimientos y técnicas extrañas, complejas y poco familiares eran muchos más de lo que había esperado.

Siendo Ranma, estaba tomándolas como un pez toma la salsa tártara... es decir, no precisamente de buena gana, pero, no obstante, muy bien. No estaba molesta por el traje de amazona que Cologne insistía en que usara, pero odiaba el peinado y extrañaba su sencilla coleta.

--Suficiente, yer... eh, Ranma --. Era difícil a veces recordar que Nodoka no aceptaba a Shampoo como una prometida legítima y, dado que se trataba de la madre de Ranma... era un verdadero problema. La opinión de una madre es sacrosanta.

Y vaya problema. Sus métodos usuales (afrodisiacos, chantajes, etc.) eran totalmente inaplicables. Tenía que ganarse el corazón de esa madre de algún modo.

Sin embargo, jamás se le había ocurrido a Cologne que Nodoka podía oponerse. En más de mil años, ninguna madre había desaprobado a una esposa amazona. De hecho, muchas de ellas enviaban a sus hijos al pueblo a que intentaran ganarle a una.

Bueno, si no podía conseguir a Ranma como esposo de amazona (y no crean que había perdido el interés en ello), podría tenerla al menos como una amazona, que podría ayudar al pueblo en caso de peligro. O quizás Ranma sería la primera de una nueva casta, para el próximo siglo. Amazonas japonesas, que no tendrían que ocultarse en las profundidades de la China para resguardar sus tradiciones.

--Me provoca curiosidad, Ranma... Tu opción de arma es... poco tradicional.

--Me gusta. Es eficaz, peligrosa e intimidante --sonrió Ranma, sosteniendo lo que Akane había bautizado como el ran-mazo.

Cologne meneó la cabeza.

--Justamente. Pero creo que deberías practicar también con los bonbori. Hmmm... ahora, mañana por la mañana, empezaremos a prácticar técnicas herbarias básicas...

--No puedo, lo siento. Tengo una cita.

--¿Una cita? ¿Con Shampoo? --. Esperanza que emerge.

--No...

--Oh, con Akane, supongo. --. Esperanza que se derrumba.

--No, Ryoga.

Esperanza atropellada por un camión.

--¡¿¡Qué!?!

Después de una breve explicación, Cologne empezó a reírse con disimulo. En su propio e intransferible estilo.

--¡Chico! ¡Sólo tú puedes meterte en esa clase de líos!

--Ey. Si él tiene una cita conmigo no puede tratar de matarme ¿O sí? Además, es sólo una vez. ¡No me gusta esa clase de tipos!

--Eso espero. ¿Todavía prefieres a las chicas?

--Maldición, sí... No importa que forma tenga.

--¿Sabes, Ranma? Debes ser bastante único en ese aspecto.

--¿Uh? --. Ranma asumió una expresión dubitativa.

--¡Debes ser la primera lesbiana heterosexual en la Tierra!
 


 
--Ahí va algo que no ves todos los días, Daisuke.

--¿Qué cosa, Hiroshi?

--Ranma en su forma de chica, vistiendo un uniforme de combate de amazona, persiguiendo a la abuela de Shampoo, y con un mazo...

--Caray. Me alegro de no tener que ver eso todos los días.
 


 
Eventualmente Ranma se cansó de perseguir a la saltarina e histéricamente risueña matriarca amazona y regresó a casa.

Un poco de confusión.

--Ranma... ¿Por qué estás vestida así?

--Cologne exige que vista esto mientras me entreno como amazona, mamá... No me molesta tanto la ropa, pero odio el peinado... ¿Puedo cambiármelo?

--Adelante, Ranma-chan. Pero iré contigo. Tengo un regalo para ti.

En el cuarto de Ranma, Nodoka se sorprendió cuando Ranma, antes de desvestirse, sacó el Ran-mazo, dos bonbori y un emparedado de queso un poco aplastado de entre sus mangas.

--Ranma... ¿Cómo haces eso...?

--Antigua Técnica Amazona China de Armas Ocultas. Shampoo la usa todo el tiempo. Mousse es un maestro... incluso Cologne no sabe todas las cosas que él esconde... y estoy aprendiendo. Puedo mantener estas cosas ocultas durante un par de horas antes de empezar a sentir comezón. Pero estoy mejorando...

--Ya... veo... --replicó débilmente Nodoka... Cada vez que creía que su hija/hijo no podía sorprenderla más, Ranma sacaba algo nuevo de su manga. En este caso, un mazo, dos bonbori y un emparedado de queso.

--Es muy útil. Podría llevar un par de juegos extras de ropa y mi traje de lucha, sólo en caso de que... ¿Sabías que Mousse esconde un refrigerador entero en su calcetín derecho? Bueno, es lo que dice Cologne.

--Fascinante...

--Y bueno... ¿Qué era lo que me querías mostrar?

Nodoka agitó su cabeza e intentó volver a la realidad... o lo que fuera.

--Oh, es algo para tu cita de mañana. Sólo pruébate esto...
 


 
Akane subió los escalones reflexionando. Las voces del cuarto de Ranma cogieron su atención, y golpeó a la puerta.

--Adelante... --dijo Ranma.

Y lo hizo. Y se quedó con la boca abierta.

--Debo admitirlo, mamá --dijo Ranma continuando la conversación --. Se me ve bastante bien. Pobre Ryoga, no sabrá nunca qué le pegó. ¡Je!

Se veía bien. De hecho se veía fantástica. Ese si que era un vestido... azul, sin hombros, fino y elegante, con una faja en la cintura color rosa absolutamente complementaria y lo suficientemente escotado como para hacerlo sexy sin convertirlo en vulgar. Era, en otras palabras, perfecto para una cita del tipo romántico.

Akane estaba tratando muy duro de recuperar el aliento.

--Bueno, el joven Hibiki parece ser un muchacho decente, cuando no está tratando de matarte, querida. Y dado que es tu primera cita como chica, pensé que debías tener un vestido adecuado.

--Gracias mamá... creo. Y es bastante cómodo... eso es una ventaja.

--¡R-Ranma, es... un vestido muy bonito! --jadeó Akane.

--¡Arigato, Akane-chan! --dijo Ranma en su mejor tono de chica linda, y dió un giro --. Si voy a asistir a mi primera y última cita como chica, tiene que ser buena.

--¿Primera cita, Ranma? --preguntó Akane.

--Primera que no es parte de un plan para conseguir una ventaja sobre algún psicótico...

--Te concedo eso.

--¿De qué estás hablando Ranma? --preguntó Nodoka.

--Ay. Sólo cosas que pasaron en una época difícil en la que pensaba que debía hacer cualquier cosa con tal de conseguir una cura. Confía en mí. Nunca saldré de nuevo con él, y esa no cuenta... No estoy segura que Kuno sea realmente un ser humano, menos un chico.

Nodoka recordó lo que había visto de Tatewaki Kuno.

--Tienes razón. No cuenta. Ahora, sobre tus joyas...
 


 
Para ser honestos, Ryoga había tenido la esperanza de perderse de nuevo. La idea de salir con Ranma había empezado a afectarle un poco los nervios.

Mas de una vez, Ranma lo había engañado disfrazándose de chica. ¡Incluso lo convenció de que se trataba de su prometida! ¿Y estaba saliendo con ella en una cita, sabiendo quién era en verdad? ¿El? Oh, ¡Esta cosa de los días de chica estaba empezando a conducirlo a la locura!

(Nota del autor... Más de una persona podría pensar que sería un viaje corto.)

Pero, por supuesto, llegó al dojo Tendo justo a tiempo.

Mientras Ryoga se escabullía al cuarto principal y aceptaba una taza de té de la siempre servicial Kasumi, Ranma empezaba a acalorarse en una discusión con su madre.

--¡Ay, mamá! ¿Ya llegó o no? ¿Estoy lista o no? ¿Por qué, entonces, tengo que esperar cinco minutos antes de bajar?

--Expectación, querida. Hacer esperar a un joven contribuye a aumentar su expectación. Si te ve después de una espera corta, es más seguro que quede sin aliento...

--Mamá. No quiero que él esté expectante de nada. Además, Ryoga sabe que soy realmente un hombre, así que tampoco va a estar esperando algo. Y, por lo demás, la única manera en que podría dejarlo sin aliento sería dándole una patada en la naríz y... Tampoco es una cita verdadera de la manera en que parece que la estás tomando.

Nodoka sólo sonrió y afirmó con la cabeza.

Podría ocurrírsele al lector astuto que Nodoka Saotome tenía, como se ha mencionado antes en estas historias, un sistema de lógica algo extravagante. En su caso, la idea de que su hijo era también su hija, de que su chico también era su chica, la había hecho llegar a lo que eran, para ella, algunas conclusiones obvias.

Una de ellas es que no había nada malo en que su hija tuviera una cita con un atractivo (aunque a veces algo homicida) chico. Quizás los dos podían sacar algo bueno de todo esto.

Por alguna razón, Nodoka no veía las complicaciones inherentes al hecho de que su hijo/hija algún día se convertiría en un marido y una esposa. En otras palabras, era tan singular como cualquier otro protagonista en Nerima. Simplemente no era tan visible, a excepción del capricho menor de acarrear permanentemente una katana envuelta en una manta.

Bueno, ella estaba casada con Genma... ¿Qué otra cosa pueden esperar?

En el piso de abajo, Ryoga ya estaba sudando. Nabiki lo espiaba con cierto disimulo mal entendido (con esto queremos decir que se reía audiblemente y con bastante agitación), Kasumi llenaba de nuevo su taza de té con total serenidad, y Akane... no estaba allí. Soun y Genma, absolutamente deprimidos por la situación, habían salido para hacer la única cosa honorable que se les había ocurrido. Irse de parranda.

(Siendo caritativos con estos dos grandes señores, no detallaremos cuál fue su reacción al enterarse de la cita. Sólo apuntaremos el hecho de que Genma se había enfurruñado como panda por unas doce horas, y que Soun debió recibir una terapia rápida contra la deshidratación a causa de sus lágrimas.)

Después de una espera corta, Ryoga escuchó pasos que bajaban y se volvió a mirar... Y, ciertamente, se quedó sin aliento.

Ranma estaba, básicamente, grandiosa. Su pelo cuidadosamente peinado, suelto a los lados, un par de aretes con una figura de dragón enmarcando su rostro, y un trabajo de maquillaje que podría haber estado en un museo. Nodoka podía ser singular en su propio estilo, pero sabía muy bien como hacer que una chica se viera bien.

Por un momento, Ryoga casi se olvidó que esa chica era realmente Ranma.

Casi.

Ranma levantó una ceja. Ryoga estaba limpio, aseado, y vestido con traje y corbata. Se veía, de hecho, bastante atractivo (A pesar de que Ranma no sentía atracción alguna por los hombres, si había desarrollado la habilidad de saber que era lo que las chicas "reales" consideraban como atractivo... y justo ahora, Ryoga se veía así). De verdad estaba impresionada.

--Debo admitir, Ryoga, no estás tan oxidado. Supongo que ésta no será una noche tan mala después de todo.

--Ah... si... Tú también te ves bastante... er... decente, Ranma. Bueno... Será mejor que nos vayamos.

--Seguro.

Y Ryoga hizo la casa más difícil que había hecho desde el entrenamiento del bakusai tenkatsu.

Tomó el brazo de Ranma y la llevó a la calle.

Después de eso, por razones obvias, Ranma se dejó llevar.
 


 
Tres rivales.

Tres chicas.

Tres jóvenes aspirantes a la mano (y otras partes) de Ranma Saotome.

Tres personas que sabían que esta así-llamada cita era totalmente inocente, sin significado, y sólo la consecuencia de un típico caso de obstinación machista.

Pero... sólo en el caso de que...

Tres personas que estaban, de forma independiente, planeando vigilar esa cita, por seguridad de Ranma, por supuesto, y sin pretender interferir, por supuesto. Eso era lo más lejano a sus intenciones. Y, claro, si no les ponían un ojo encima, no podían esperar que las otras dos fueran a rescate de Ranma o Ryoga si las cosas se ponían tensas.

Este escritor lo ha dicho antes y lo dirá de nuevo...

El caos no necesita recetas. Pero en Nerima, siempre hay una lista de ingredientes...



Continuará...

 
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