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Días de chica de Robert Heiney
Traducido al español por: Guillermo Riquelme Valenzuela
 
Sí, sí;. lo sé. La advertencia va aquí. ¿Contentos ahora?


Parte 7b:
La cita inolvidable (y que quisiéramos olvidar)

Era una hermosa tarde. El sol todavía no se ocultaba, pero ya casi. Había practicado para esta ocasión en particular durante meses. Sería un atardecer que las románticas parejas de todo el Japón recordarían por muchos, muchos años.

La luna también estaba preparada para ser extraordinariamente romántica esta noche. Las estrellas estaban listas como nunca antes. La brisa en los árboles estaba llena de romance incipiente... Incluso la basura estaba descomponiéndose coquetamente.

Desgraciadamente, todo ello fue desperdiciado en la más llamativa pareja del momento en Nerima, que iba rumbo a cenar con un tono no de expectación, sino más bien de resignación.

--Así que, ¿dónde me llevas? Digo, para que pueda guiarte --preguntó Ranma.

--Hayashi. Es un lugar donde sirven sushi que conozco, y está justo por aquí...

--Esa es una estación de policía.

--Yo quería decir, por allá...

--Esa es una tienda de ropa interior. Lo sé. He comprado ahí.

Ryoga se estremeció.

--Um... ¿Por ahí...?

--Ese es un baño público.

--Arrrgh... ¿¡Dónde está ese lugar!?

Ranma sonrió afectadamente y apuntó a la puerta detrás de Ryoga.

--Creo que estamos cerca...

Ryoga farfulló, pero mantuvo tomado el brazo de Ranma (ya ambos habían acordado mantener las apariencias mientras circularan por Osaka), y entró con su "pareja"...

Y pestañeó ante la súbita avalancha de confetti, sonidos de campanas y trompetas, y vítores del personal.

--O... Otr...

--¡Le damos la bienvenida, cliente número diez mil! ¡Esta noche toda la casa es para usted y su encantadora compañera! ¡Disfrute nuestros productos más finos, por favor! --exclamó el gerente...

Ryoga empezó a sudar.

Ranma... sonrió.

El gerente los escoltó a una mesa privada.

--Por favor, siéntase libre de pedir cualquier cosa que le guste! ¡No hay cargo, señor diez mil! En un momento le traeremos té y, si desea algo más para beber...

--Um... Té está bien, ¿Cierto, Ranma?

Ranma asintió.

--¡Bien! ¡Aquí tienen la carta, y que disfruten!

El gerente salió haciendo cabriolas. ¡Qué pareja tan encantadora! Además, su nueva estratagema publicitaria no sería tan costosa. Después de todo, ¿cuánto puede comer una chiquilla tan fina como esa?

Es notorio que, aunque existan algunas obvias diferencias entre el carácter de Ranma Saotome y la estrella de la serie Slayers, Lina Inverse, existen también ciertas similitudes.

Las dos son (cuando Ranma está en su forma femenina) pelirrojas, ambas son capaces de destruir manzanas completas de edificios si son demasiado presionadas, y ambas son muy, muy buenas para comer.

Y ninguna se puede resistir a la comida gratis.

--Hombre --suspiró Ryoga--. ¡Este es un golpe de suerte que no me puedo creer! Quiero decir, tenía dinero suficiente para este lugar, pero no para algo muy elegante... Estoy asustado.

Ranma revisaba su menú y levantó una ceja.

--¿Asustado? ¿Por qué tendrías que asustarte por el sushi gratis?

--Porque es buena suerte. Algo bueno me ha ocurrido.

--No entiendo --dijo Ranma.

--¡A mi nunca me pasa nada bueno! Me convierto en un cerdo, me pierdo en Kyoto, me involucro en una cita contigo... ¡Esa es la clase de cosas que me pasan a mi! ¡No cosas buenas! ¡No estoy acostumbrado!

Ranma se río entre dientes.

--Si te hace sentirte mejor, quizá sea mi buena suerte y no la tuya.

Ryoga se relajó

--Gracias, Ranma. Eso me hace sentir mejor.

Ranma meneó la cabeza, y regresó a su menú.
 


 
Ella es una cazadora experimentada.

Ella es la heredera de las tradiciones amazonas.

Ella es, indiscutiblemente, la más grande guerrera de su generación en Jokuzetsu.

Ella también es, en este momento (y debido a un infortunado incidente con un poste de barbero, un marinero ebrio, un grifo de bomberos y una travesura de universitarios), una gata.

Shampoo no se molesta por ser una gata en la misma manera en que Ryoga se molesta por ser un cerdo. De hecho, algunas veces, más bien lo disfruta. No tenía la intención de gatificarse esta noche, pero realmente era una mejora en sus planes para asegurarse de que el asunto de la cita de Ranma no se saliera de su cauce.

Entró en el restaurante siguiendo a la renuente pareja con su caminar patentado de "soy una linda gatita y puedo ir donde quiero". La mayoría de las veces funcionaba. Esta vez no fue la excepción.

--¡Oh, que linda gatita! --gritó entusiasmada una chica cuya única labor es la preparación de té. De hecho es, probablemente, la mejor preparadora de té en Nerima. Su llama Eiko Hasagawa, y es una de las pocas practicantes del Arte Marcial de la Elaboración del Té (que no es la misma que el Arte Marcial de la Ceremonia del Té). Como artista marcial, no se encuentra realmente en la liga de los jugadores mayores en Nerima, aunque si está bastante en forma para enfrentar los combates típicos, los desafíos y/o los retos de karatecas errantes. Y, ya que se trata de un arte marcial basado en comida, es de bastante respeto.

Eiko también es una amante de los gatos de primer orden. Ella ama los gatos. Tiene gatos en sus almohadas, en su ropa interior, en sus paredes, en sus sábanas, en sus platos, incluso uno tatuado en el lado izquierdo de su espalda. Tiene todo lo posiblemente relacionado con gatos, excepto un verdadero gato. Y todo porque es increíblemente alérgica al pelo de gato.

Siendo un típico artista marcial de Nerima (con esto queremos decir, un poco "excéntrica"), se niega a admitir que sean los gatos la causa de que sus ojos se llenen de lágrimas, que su nariz se congestione, y sus pulmones jadeen. Y ellos ciertamente no tienen ninguna relación con sus ataques súbitos de estornudos. No, decía ella, no tengo un gato sólo porque en mi apartamento hay una cláusula que prohibe las mascotas.

Pero aquí hay un pobre gatito perdido, solo, probablemente hambriento, e indudablemente atraído por el olor de los trozos de pescado que son subproducto natural de la elaboración de sushi. Bueno, alimentaré a esa pobre cosita o mi nombre no es Eiko.

Shampoo parpadeó sorprendida cuando fue alzada del suelo por los brazos de una chica que olía a té. Una chica bastante bonita, sorprendentemente musculosa, y con lentes casi tan gruesos como los de Mousse.

--Ooooh, linda gatita. Eiko te dará algo para... para... aaaa... aaaaaaa...

No puedes ser una de las principales guerreras de Jokusetzu sin desarrollar un sentido del peligro bastante eficaz. Shampoo sintió que sus bigotes vibraban.

--¡Aaaaaaachuuuuuuu!

El estornudo no fue tan poderoso como un Mouko Takabisha, por supuesto, pero estuvo a punto de serlo. Fue lo bastante potente como para que resbalaran los lentes de Eiko, y que ésta dejara caer a Shampoo.

Justo dentro de un fregadero lleno de agua algo caliente.

Cuando Eiko se puso de nuevo sus lentes, Shampoo estaba de vuelta en su forma humana. Desgraciadamente, sin darle tiempo de vestirse.

Esa es la razón por la que Eiko gritó.
 


 
Ranma masticó alegremente su tako-sushi (adoraba el pulpo) y bebió a sorbos su té. Enfrente de ella, Ryoga se complacía a sí mismo con unos rollos de atún y sonreía.

--Debo admitirlo. Estoy pasándolo bien, después de todo. Al menos disfruto una buena comida.

Ranma no contestó, porque Nodoka siempre repetía que era impropio para una señorita hablar con la boca llena, y, en este momento, no tenía ninguna intención de dejarla vacía. Con tantos tipos diferentes de sushi, y la oportunidad de probarlos todos gratis... Sólo asintió con la cabeza y masticó con elegante abandono.

Ryoga siguió sonriendo. Incluso si era realmente un chico, ella se veía endiabladamente hermosa cuando sonreía. Es irónico, pensó. Trata de citar a una chica y ocurre todo tipo de desastre. Invita a un simulacro de chica y, repentinamente, todo parece empezar a ir de maravilla. Supuso que sólo era a causa de que, esta vez, no existía ningún riesgo de romance perturbando sus pensamientos.

--Así que... ¿Cómo te has sentido siendo chica todo este tiempo? --preguntó.

Ranma hizo una pausa entre mordiscos. Tragó, recordando que se suponía que debía hablar con su anfitrión o lo que fuera.

--Al principio fue bastante penoso. Pero ya llevó tres semanas, y ya me siento más cómoda con esto. Supongo que ser una chica no es tan malo cuando realmente lo eres por decisión propia.

--Hunh. ¿Así que ahora te sientes como una chica de verdad?

--Un poco... A veces me siento un poco más emocional, y ciertas comidas tienen un sabor diferente... sobre todo el helado de crema, no podrías creer la diferencia... y mi cuerpo siente diferente al tacto. Pero, antes que lo preguntes, no tengo el más mínimo interés en los chicos o de hacer cosas que realmente sean femeninas. Mamá dice que soy una marimacho de corazón.

--Pues ahora no pareces una, Ranma --sonrío Ryoga con afectación, aunque sólo un poquito.

--Hai. Me veo bien. Esa es otra cosa. Usualmente me traía de cabeza ese tema... pero debo ser de la clase coqueta. Si voy a ser una chica, quiero se una de esas chicas llamativas --sonrío y empezó a masticar de nuevo. Ryoga continuó con su plato.

Después de un momento, Ryoga agregó:

--¿Sabes? Cuando soy un... tú sabes... también hay diferencias. Mi sentido del olfato es más sensible, al igual que mi oído, y, de algún modo, sé como usar el cuerpo de un cerdo. Curioso ¿verdad?

--No sé. Mousse nunca ha tenido problemas para volar, y lo mismo Taro y Shampoo. Supongo que el hechizo te da ciertas habilidades básicas.

--¿Es por eso que estás convertida en una coqueta?

--¿Uh?

Ryoga sonrío.

--Quiero decir, es cómico como puedes, digamos, comportarte como una verdadera chica, cuando lo deseas.

Ranma frunció el ceño.

--Esto es sólo actuación. Realmente no es que yo... tú sabes. Sigo siendo el mismo... Ranma.

Ryoga hizo una pausa. Este "era" Ranma... una Ranma comportándose, a veces, femeninamente, pero siendo aún el viejo amigo-rival que conocía durante tanto tiempo. Estaba ligeramente desconcertado por lo fácil que se había adaptado a su estado femenino.

--Supongo que nunca sabré lo que sientes a menos que cayera en el estanque de Nyannichuan... Oh, bien, aquí viene la próxima bandeja.

Ikuko era una camarera a quien no le agradaba mucho su jefe. El pagaba bastante bien, y era bastante cortés, pero también estaba muy, muy involucrado con la ética de trabajo japonés... lo que quería decir que hacia trabajar a todos muy duro, y pellizcaba cada centavos, mientras no afectara la calidad del servicio.

Y, ahora mismo, su jefe estaba en estado de shock. Su oferta especial estaba aumentando de costo en una manera que jamás hubiera esperado.

Eso quería decir, el tipo tenia un apetito... que podría ser normal. Pero esa chica... ¡era un hoyo sin fondo! Siete bandejas hasta ahora y ninguna señal de reducir la velocidad... ¡era sorprendente!

Y, desde el punto de Ikuko, también era divertido. Cada vez que ella entraba con la siguiente orden, los ojos del gerente aumentaban al doble de tamaño. Podía permitirse el costo... el restaurante iba bien... pero no estaba resultando la clase de publicidad económica que presupuestó originalmente.

Cuando quitó las bandejas de arroz al vinagre y mariscos, y las reemplazó por las de wasabi y shogi, preguntó si todo estaba bien.

--Oh, hai. --contestó Ranma con su expresión estilo "mírenme, soy la cosita más bonita en el mundo desde que se inventaron los conejitos y los patitos"--. Todo ha estado muy bueno, y... ¡Hay tantos! ¡Quisiera probarlos todos!

"¡Vaya actuación!", pensó Ryoga sonriendo para su adentro.

Ikuko transpiró un poco. El restaurante ofrecía cerca de 150 variedades de sushi y otros bocato di cardinali.

--¿T... Todos?

--Ella puede hacerlo --agregó Ryoga --. Ella es una... atleta y quema calorías con mucha rapidez. Nunca ha necesitado preocuparse por su figura.

Ranma asintió.

--¡Hai! ¡Y Ryo-chan es lo mismo! El puede comer de todo. Lo único que no puede comer son cosas de carne de cerdo. El no come cerdo.

--¿Eh?

--Um... Yo, bueno... tengo un...

--El es rabino.

Ikuko pestañeó.

--Um, sí, eso es. La Primera Sinagoga del Sintoísmo Judaico. Por eso es que ahora estoy concentrado con los rollos de atún...

--Oh... bien, aquí están.

Cuando Ryoga atacó el siguiente rollo (lo que, por cierto, le daba un aire técnicamente judio), escucharon un grito desde la cocina. Al instante, él y Ranma se pusieron tensos, preparándose, si era necesario, para entrar en acción.

En lugar de eso, se encontraron a si mismos mirando fijamente al espectáculo que se desarrolló ante ellos.

Todos los ojos se volvieron hacia la espectacular vista de una Shampoo en estado natural, tratando desesperadamente de cubrirse (incluso ella se avergonzaba en esta clase de situaciones), e intentando evadir a una aterrorizada fabricante de té que procuraba alejarla de sí, armada con un largo cucharón en una mano, y un paquete de bolsas de té de combate en la otra. Mientras algunos clientes se sorprendían y otros entraban en pánico, Ranma y Ryoga... comentaron los hechos.

--¿Bolsas de té? ¿Cómo puede atravesar la pared con bolsas de té?

--Deben ser como tus pañuelos, creo.

--Hummm... Esa chica del cucharón se parece a Ukyo. ¿Será de la misma escuela?

--Quizá. Hummm... ¿Dijo "Ataque de bombas de té caliente"? Se ve peligroso.

--Shampoo parece pensar lo mismo. ¿Qué esta haciendo ella con esa facha en un restaurante de sushi?

--Ni idea. Hey, ¿por qué no te sangra la nariz?

--Debe ser porque no puedo creer que esté viendo esto realmente. Este pescado debe tener algo.

--¿Y entonces por qué yo estoy viendo lo mismo?

Ryoga hizo una pausa, evaluó lo hechos, y se desmayó.

"Maldición, no debí hacerle notar eso", pensó Ranma.

Shampoo consiguió alcanzar la puerta justo en el momento en que un auto pasó por una laguna en la calle y la devolvió a su estado felino. Un momento después, una furiosa Eiko salió vociferando amenazas:

--¡Malditas chicas pervertidas! ¡Esta es la cuarta de la semana!

Y regresó a su cocina, preguntándose por qué todas las exhibicionistas iban a parar a su lugar de trabajo.

Ella nunca sabría que, además de ser tan cegata como Mousse, e igualmente alérgica a los gatos, también estaba hechizada, resultado del último intento de Happosai de lanzar sobre sí mismo el conjuro de "Atraer a las Lindas Chicas Desnudas a Mí". Había fallado, y Eiko resultó ser la destinataria, junto con sus dudosos beneficios. Eso había ocurrido unos seis meses atrás, y ya estaba un poco harta del asunto.

Cuando entró a la cocina, el gerente suspiró. Era molesto tener a estas chicas desnudas apareciendo a cada rato, pero... había ayudado a aumentar la clientela de universitarios y... Eiko sabía cómo manejarlas.

Un momento después, Ryoga se despertó para encontrarse a Ranma dándole golpecitos en la cabeza con una tela húmeda y limpiando el delgado hilo de sangre de su naríz con una servilleta.

--¿Estás bien?

--Sí. Eso me asustó.

--Hombre... ¿Qué fue eso?

--¿Quién sabe? Este es un pueblo extraño. Por suerte, esta vez no tenía nada que ver con nosotros. Ryoga... ¿Vas a seguir comiendo tu takuwan?

--Noooo... Es todo tuyo.
 


 
Mientras caminaban rumbo al cine, una Ranma felizmente satisfecha escoltaba a un Ryoga igualmente feliz de no estar extraviado. Ninguno notó la figura en las sombras que iba detrás.

Ukyo estaba complacida de su buen disfraz. Un cuidadoso trabajo de tinte fácil-de-lavar había cambiado su color de pelo de su tinte oscuro habitual a un rubio platinado. O, más precisamente, a rubio, dado que ejercía su personal versión de transformismo a toda su capacidad. Se veía como un oscuro detective enfundado en un viejo impermeable gris recorriendo la calle. Un cigarrillo falso y maquillaje cuidadosamente aplicado para simular un caso grave de barba de trasnoche, completaba el disfraz... Como una versión elegante de Sam Spade.

Por supuesto, confiaba en Ranchan. Excepto cuando habían otras chicas alrededor y ella no estaba cerca, por supuesto. Ciertamente no tenía nada de que preocuparse si alrededor habían otros hombres.

Pero, era mejor asegurarse. Ryoga podía ser un asno a veces, y había sido varias veces engañado por Ranma. Y, por alguna razón, Ranma estaba actuando demasiado indolente por este asunto de la cita, y...

Correcto. Quizá estaba un poco preocupada. Además, hacía tiempo que no iba al cine.

Ryoga y Ranma examinaron la lista de películas sin mucho interés.

--¿Qué tal esa?

--Ya la vi.

--Auch... No, esa no. Seré una chica ahora, pero no esa clase de chica.

--Tú lo has dicho. ¿Qué tal esa otra?

--¿"Lo que el viento se llevó"? La vi hace un par de días en video. Es buena, pero dura cuatro horas.

--Correcto. ¡Ey! Una de terror... "Hellraiser 2". Escuché buenos comentarios de esta.

--Parece prometedor. Veamos.

Cuando Ukyo-kun se acercó lo suficiente para escucharlos, oyó algo acerca de una película de terror. Y su corazón saltó. Todas las chicas, incluso las chicas que legalmente son chicos, saben que la principal razón por la que un chico lleva a una chica a ver una película de terror es por la esperanza de que ella se asuste y lo abrace durante los momentos más horrorosos, para que él pueda decirle que todo está bien, abrazarla más cerca, y...

Pero éstos eran Ranma y Ryoga, y algo como eso no podía suceder.

Bueno... mejor asegurarse.

Al entrar, Ryoga compró las cosas necesarias para ver una película... bebidas, palomitas, caramelos... estaba contento porque tenía más dinero del que había presupuestado. Y, conociendo a Ranma, incluso después de la notable cantidad de sushi, yakiton, rumaki y otras delicadezas que ya había comido, aún tendría espacio para un paquete gigante de palomitas. Y para la bebida. Y para los caramelos. "Mejor llevo papas fritas también", pensó.

Tomaron asientos cerca de la mitad del cine... con todo el frente libre para poder ver bien la película, y con todo el espacio detrás para las parejas reales que usarían el cine para algo que ellos nunca iban a hacer. Cuando se ubicaron en sus asientos, Ranma notó que el suelo era, como en la mayoría de los cines tiende a ser, pegajoso en algunas partes y resbaladizo en otras. Odiaba eso.

Un tipo rubio tomó asiento unas filas atrás.

Un gato blanco, con patas terminadas en rosado-púrpura entró, sin ser advertido. Empezó a buscar su presa... Y no era un lindo canario, por cierto.

La película empezó.

Aproximadamente una media hora después, muchas chicas había asido a sus acompañantes entre chillidos de miedo a la horrenda película.

Ukyo desesperadamente deseaba ser una chica junto a Ranma, o cualquier otro chico, para abrazarse a él. Esto era aterrador.

Shampoo estaba observando desde debajo de un asiento, y cada pelo de su cuerpo estaba erizado. Trataba de mantener el control y no salir corriendo hacia Ranma y esconder su cabeza en las faldas de la chica en entrenamiento. Esto era más aterrador que las historias de fantasmas de la bisabuela.

Ranma y Ryoga masticaban fascinados sus palomitas de maíz. Condenación. Estos directores americanos si que sabían hacer cosas aterradoras. Y divertidas también. Las chicas no sabían apreciarlo.

Un chiquillo detrás de la pareja observaba fascinado la película y a la pareja. Nunca antes había visto a una chica tan tranquila ante una película como esa. Estaban susurrando muy calladamente... susurrando... y sus ojos se abrieron cuando logró escuchar lo que estaban susurrando.

Esperaba alguna clase de conversación amorosa. Pero eso no fue lo que escucho. Lo que escuchó fue...

No palabras de afecto, o de amor, sino que...

--¿Esa cosa con las cadenas no te recuerda a alguien que conocemos?

--Seguro.

¿Alguien que ellos conocen? Ese... ese horror de las cadenas y garfios y... ¿alguien podía conocerlo?

La imagen en la cabeza del chico no era la misma de la de la extraña pareja. Ellos estaban pensando en alguna clase de paralelo humorístico entre esos ataques con cadenas y los de cierto Experto Chino de Armas Ocultas.

La imagen en la cabeza del chico habría hecho chillar a Clive Barker... porque llegó a la conclusión de que realmente existían cosas como las que aparecían en pantalla... y que había gente que las conocía...

--¡Auch! Eso debe doler.

--Sí. Aunque le hemos visto hacer cosas peores.

El chico empezó a mirar de reojo hacia la salida. ¿Qué clase de gente era esa? ¿Qué clase de artes infernales podían practicar para tomar esa película como algo casi documental? ¿Y más encima como uno suavizado?

--No entiendo ese asunto de la caja.

--Ryoga. Vi cajas como esas por montones cuando estuvimos en China.

Ranma estaba hablando sobre ciertas cajas de puzzle, de una naturaleza completamente inocente. Pero el chico no lo sabía... y no estaba en un estado emocional como para comprenderlo.

--Sí, eso asusta pero... No lo encuentro aterrador. Ya hemos visto verdaderos horrores.

--Lo sé, lo sé. Tú has estado en el infierno.

--Bueno. Vivo en él.

El señor Indiscreto tomó eso último literalmente. Y se hundió aún más en su asiento, pero no impresionado por la película, sino por la pareja de monstruos que tenía en frente de él.

Habían visto el infierno. El tipo con el pañuelo había estado en el infierno. La chica había visto cajas demoniacas por toneladas. Cadenas. Cosas peores ¿Quiénes podían ser ellos?

¿Alguna clase de demonios? ¿Espías del infierno, buscando almas inmortales para robar? ¿Habían venido a ver esta película para sacar nuevas ideas de cómo torturar almas?

Y en este caso... ¿Quién podría ayudarle? ¿Quién sabía lo suficiente como para resultar de ayuda ante tan temibles criaturas? ¿Quién podía...? ¡Por supuesto! ¡La única persona que conocía en todo Nerima que pudiera saber algo acerca de estas cosas!

¡Su primo, Hikaru Gosunkugi! ¡El escucharía a su primo Ichiro!

Ahora, todo lo que tenía que hacer era salir sin atraer la atención de los dos demonios...

Y fue así como pisó la cola de Shampoo.

Shampoo gritó de dolor.

Los ojos de Ranma se ensancharon cuando escuchó ese sonido f-f-f-felino.

Shampoo clavó sus garras en la pierna de Ichiro.

Ichiro se asustó, gritó, y entró en pánico.

Muchos nervios de los espectadores ya estaban en el borde. El súbito conjunto de gritos seguido por más gritos, muchos de ellos femeninos, aunque no pocos masculinos...

Ukyo distinguió una figura que gritaba detrás de Ranma. Sabía de dos razones por las que la gente gritaba... de miedo o de rabia. La película era terrorífica, claro, pero no tan terrorífica. Así que asumió que era de rabia... y dado que la rabia era usualmente dirigida hacia Ranchan...

Ranma agarró la mano de Ryoga y empezó a abandonar el teatro. Ella no se iba a quedar cerca de ningún g-g-tú sabes qué.

Ryoga miró de reojo la aparición detrás de él, que le recordaba lejanamente a alguien que creyó encontrar alguna vez, pero no podía recordar...

Ukyo se lanzó hacia el atacante antes de recordar que no tenía su espátula.

La conmoción empezó a extenderse y todos alrededor del teatro entraron en pánico. A excepción de Ukyo, que estaba derechamente furiosa (aunque por razones equivocadas) y Shampoo que estaba derechamente furiosa (y con razones válidas).

Ichiro refunfuñó mientras una misteriosa figura en impermeable lo atacaba. Entonces gritó aún más fuerte.

Ranma y Ryoga estaban en la salida.

--Allí había... había... un g-g-g...

--Lo oí. Pero no sé que pasó después de eso... Claro, debió ser por la película. ¿Salgamos a dar una vuelta?

--S... Sí. Quiero tratar de olvidar ese... ese...

Ryoga nunca había comprendido la fobia de Ranma hacia los gatos, pero sabía que podía ser desastrosa.

--Lamento que no podamos volver a ver el final de la película. Estaba disfrutándola.

--Quizá podremos venir a verla cuando no estemos en medio de una cita, sino sólo como dos tipos que van a ver una película.

--Sí. O arrendar el vídeo o algo.

--V... Vamos... Me parece escuchar que el g-g-gato viene para acá.

Dentro del teatro, las cosas se habían vuelto de la forma en que tienden a volverse en Nerima. Esto es, deteriorándose hasta llegar al caos sin ninguna razón clara. El foco del caos parecía ser un chiquillo atacado por un detective y un gato.
 


 
Akane estaba sentada meditando en el parque. Originalmente había planeado seguir a Ranma y Ryoga en su "cita", pero lo había pensado dos veces.

Ranma se había quejado a menudo de que no le tenían confianza. Bueno, ella no... Pero algunos eventos recientes le habían hecho cuestionarse si su desconfianza era realmente justificada.

Había comprendido que Ranma no era un mirón. De hecho, a diferencia de la mayoría de los muchachos, ella... no, en este caso él... reaccionaba al cuerpo femenino desnudo (o semi-desnudo), de una manera que no podía considerarse como lujuriosa, sino más bien pudorosa. Eso había quedado muy claro.

Ranma también era honorable. Demasiado honorable, pensó. ¿Por qué otra razón se habría comprometido en una estúpida cita como esta?

Ranma era terco. Pero de nuevo tuvo que admitir, con renuencia, que Akane Tendo también a veces lo era.

Incluso algunas veces ella casi...

De pronto observó dos figuras que se acercaban por el sendero. Y las reconoció.

"¡Oh, no! Ranma pensará que la he seguido... ¡Debo esconderme!"

Buscando un arbusto conveniente. Akane hizo exactamente eso.

Ranma y Ryoga hicieron un pausa en su no-exactamente-romántico paseo, y tomaron asiento en cierto banco del parque que estaba justo en frente de cierto arbusto.

--Bueno. Esto ha sido divertido excepto cuando ha sido extraño --dijo Ranma.

--Sí ¿Eso piensas?

--Hai. Tú no eres tan malo cuando no estás tratando de matarme. --río Ranma.

--Er... Claro, quizás no eres un tonto cuando evitas serlo.

Hubo una pausa.

--Es bueno poder hablar contigo y que me escuches por una vez --agregó Ranma.

--¿Uh? --parpadeó Ryoga-- ¿Qué quieres decir?

--Normalmente estas atacándome porque se te ha ocurrido la idea de que estoy haciendo algo que no estoy haciendo. Esa es la historia de mi vida... nadie me escucha o ve las cosas desde mi punto de vista.

En los arbustos, Akane tragó saliva.

--Eh... Quizás sí actúo un poco impulsivamente de vez en cuando. Te diré algo... Voy a tratar de escuchar lo que tengas que decir...

--Eso sería grandioso, Ryoga

--...y después te haré papilla.

--Puedes intentarlo --rió Ranma de nuevo, y esta vez Ryoga rió con ella.

--Desearía, sin embargo, que la gente me escuchara más a menudo --Ranma agregó lúgubremente--. En especial Akane. Siempre peleamos porque ella no me quiere escuchar... e incluso cuando lo hace es para culparme de cualquier cosa, no importa lo que sea, sino sólo porque soy Ranma. Claro que ahora último ha mejorado, pero...

En los arbustos, Akane vertió una lágrima silenciosa. ¿Eso era lo que pensaba Ranma de ella? Y... ¿Tenía Ranma razón?

Pero... ¿Cómo podría ser que todas las cosas que le ocurrían a Ranma no fueran su culpa? ¿Y con tanta frecuencia? Tendría que verlo para creerlo...

--¡Auch!

--¿Uh? ¿Qué pasa?

--Me entró algo en el ojo --se quejó Ranma --. Un carboncillo o algo, no sé...

--A ver... deja mirar... Hum...

Akane miró con fijeza. Esta era la clase exacta de cosas de la que Ranma hablaba. Si no hubiera oído lo que Ranma acababa de decir, habría pensado que ellos iban a...

Ella lo había visto.

Quizá podría creerlo.

--¡Aiyah! ¡Chico perdido no besará a Ranma!

--¡Ranchan! ¡Nosotros te salvaremos de ese degenerado!

Dos cabezas se devolvieron y proclamaron al unísono.

--¡No...! ¡No es lo que parece...!

Entonces se vio a un frenético Ryoga perseguido por un rubio Ukyo en un impermeable gastado y armada con su recuperada espátula de ataque, y a Ranma tratando de esquivar los abrazos de Shampoo.

--¡Shampoo salvará a Airen de chico perdido pervertido!

--¿¡¿De qué están hablando?!?

--No puedes besar a Ranchan... Tú... Tú... ¡Asno!

--¡Tenía algo en el ojo! ¡Eso es todo!

--¡Shampoo ya ha oído eso antes!

--¡Yo realmente tenía algo en mi ojo!

--¡Ranchan! ¿Cómo puedes defender a este maníaco?

--¿Por qué me llaman maníaco? ¿Y quién eres tú y por qué tienes la espátula de Ukyo?

Akane los vio completamente asombrada. Y saltó fuera de su escondite gritando:

--¡Déjenlos solos! ¡Van a arruinar su cita!

Probablemente no fueron las palabras mejor elegidas.

--¿¡¿Chica pervertida quiere que chico perdido bese a Ranma?!?

--Akane-chan ¿Te has vuelto loca?

--¡Eso no es lo que quise decir! --gritó Akane avergonzada. ¿Así era como se sentía Ranma? No era gracioso.

Mientras las dos rescatadoras miraban fijamente a Akane, que estaba tratando desesperadamente de no explotar, Ryoga y Ranma se miraron el uno al otro, asintieron, y repentinamente tomaron a Akane y saltaron hacia un techo cercano.

Ukyo y Shampoo se quedaron congeladas y confusas.

--¿Sabes? Creo que nos hemos perdido de algo...

--Shampoo piensa que hemos perdido bastante...
 


 
Dojo Tendo. Tarde en la noche. Las estrellas centellean en el cielo, la luna brilla luminosa, y tres artistas marciales aterrizan en el patio.

--No puedo creer que ellas pensaran que iba a... --dijo Ryoga.

--No puedo creer que ellas pensaran que iba a dejarte --agregó Ranma.

--No puedo creer que ellas pensaran que yo quería que ustedes... --murmuró Akane.

--De algún modo deberíamos saber que eso era inevitable --opinó Ranma--. Bueno, supongo que el desafío fue cumplido, y que la cita ha terminado.

--No fue del tipo romántico, ¿o sí? --sonrió Akane --. No... No creo que eso cuente.

Y Ranma recordó su conversación con su madre, caminó hacia Ryoga, se acercó y le dio un beso en la mejilla.

--Ahora sí --concluyó y caminó hacia la casa.

Akane y Ryoga se miraron confundidos. Y entonces Akane corrió hacia la casa para buscar una explicación para eso, mientras Ryoga simplemente se quedó parado allí...

Y suspiró. Bien, había sido, después de todo, una noche interesante.



Fin de la parte 7

Nota del autor:

Nada como un clásico malentendido estilo Takahashi. Ichiro Gosunkugi aparecerá junto a su primo la próxima vez... Je.
 
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